“Cuando entré en la cárcel lo único que se me ocurrió decir fue: ‘Del cementerio no se sale, pero de aquí sí’”. Así resume Mayte Zaldívar uno de los capítulos más duros de su vida. Siete meses después del fallecimiento de Julián Muñoz, su exmarido y posterior esposo por segunda vez, la empresaria ha roto su silencio en el programa Y ahora Sonsoles de Sonsoles Ónega, donde ha repasado con crudeza su vida, su paso por la cárcel y cómo ha transformado el dolor en fortaleza.
El reencuentro final con Julián Muñoz
Volvieron a casarse 17 años después del divorcio, cuando él ya estaba gravemente enfermo
A sus 71 años —aunque en plató agradeció entre risas que le hubieran “quitado unos cuantos”—, Zaldívar se mostró entera, directa y sin miedo a hablar del pasado. Desde su mediática separación con el exalcalde de Marbella hasta su inesperado segundo matrimonio con él en enero de 2024, cuando ya estaba gravemente enfermo de cáncer, la historia de Mayte ha sido cualquier cosa menos predecible.

Mayte Zaldívar defiende que algún día se sabrá “la verdad de todo”, y que fue juzgada “por ser la mujer de alguien”
“Nos casamos porque era su sueño y yo no podía dejarle morir con esa pena”, confiesa. La boda, celebrada discretamente en una notaría de Marbella, fue el broche final a una relación con tantos altibajos como titulares. “Dentro de lo golfo que era, era muy clásico: el día que nos casamos, me dijo ‘ya somos una familia otra vez’, y se puso a llorar con el anillo de bodas en la mano”, relató.
Pero si hubo un momento que marcó un antes y un después en su vida, fue su entrada en prisión por el caso Pantoja. “La cárcel me enseñó cosas malas, pero también cosas buenas. Me encontré con gente buena y aprendí que la fuerza aparece donde ni sabías que la tenías”. Asegura que la primera noche lloró mucho, no por ella, sino por lo que había dejado fuera. “Lloraba en mi celda, en silencio. Me rompía saber que mi familia estaba destrozada”.
La cárcel me enseñó cosas buenas… Me encontré con gente buena y aprendí que la fuerza aparece donde ni sabías que la tenías”
Zaldívar sigue convencida de que algún día se sabrá “la verdad de todo lo que pasó”. Y lanza una advertencia: “A mí se me juzgó por ser la mujer de alguien. Como si por ser la madre de un asesino ya fueses culpable. Algún día, alguien leerá mi sentencia y la entenderá de verdad”.
La entrevista también abordó los años en los que Julián Muñoz y ella estuvieron enfrentados tras la irrupción de Isabel Pantoja. “Contra él sí tuve rabia. Mucha. Por cómo abandonó a sus hijas. Eso no se lo he perdonado nunca”, reconoció, con lágrimas contenidas. Aunque con el tiempo llegó a perdonar muchas de sus traiciones, asegura que hubo una parte que jamás podrá olvidar: “Él lo sabía, y aún así me pedía perdón cada día. Hasta en el momento de despedirnos”.
Una vida tras los barrotes
Mayte Zaldívar relata su entrada en prisión, las noches sin dormir y el aprendizaje que extrajo de una de sus etapas más oscuras
Sobre su paso por prisión, recordó los registros, el miedo y los silencios. “Me metieron en una celda con una presa que no hablaba español. Me pasé la noche sentada en la cama sin pegar ojo. Y al día siguiente, fui a desayunar como todas”.
También tuvo palabras para Isabel Pantoja, aunque sin rencor: “Ella entró por amor, yo por delitos. Y no, no me alegré. Solo pensé que a ella la tratarían mejor porque canta. Yo no canto”. Con su habitual sinceridad, añadió: “La cárcel no es ni buena ni mala. Es justicia, y punto”.
En su relato no hay espacio para la autocompasión. “He aprendido a llorar sola, en mi baño. Pero también a reír, a disfrutar de la vida y a perdonar lo imperdonable”.
Mayte Zaldívar ha aprendido a convivir con el escándalo, la pérdida y la exposición pública. Y, a pesar de todo, sigue celebrando la vida, sin miedo a mirar atrás.