Las expectativas eran muy altas, pero la de Sant Esteve Sesrovires no defraudó. Tampoco lo hizo Televisión Española, que regaló al espectador un sketch de ensueño para la presentación de la cantante. En él, Pedro Almodóvar, Alexia Putellas, Manuela Carmena, María Escoté, Javi Calvo, Joan Pradells, La Zowi, Carmen Machi y Estopa daban vida a una imaginaria reunión de vecinos —probablemente la única a la que muchos de nosotros habríamos acudido encantados— cuyo punto del día reclamaba que la nueva inquilina del quinto deleitara más veces con su voz a los residentes de la comunidad.
Poco debate hubo en aquella singular junta de vecinos, que en cuestión de pocos minutos liberó a la cantante para que, acompañada de Broncano y una maleta vacía, llegara hasta el plató de La Revuelta para protagonizar la que, quizá haya sido hasta la fecha, la entrevista más larga —y también la más brillante— del programa.
Con una naturalidad pasmosa, poco común en las artistas de su talla, Rosalía mantuvo por sí sola durante más de una hora y media el pulso del espacio, demostrando, una vez más que, por encima del éxito, sigue siendo la de siempre. Acudió a la cita como una invitada ejemplar, dispuesta a sorprender a su anfitrión, en esta ocasión de raíces andaluzas. Para ello, portó un bizcocho de aceite de oliva elaborado por ella misma, que cortó con desparpajo para repartir —con aún más desparpajo— entre el público (aunque la labor implicara acabar manchada de azúcar glass).
Rosalía corta su bizcocho en 'La Revuelta'
Apenas había comenzado la entrevista y la sencillez y simpatía que irradiaba la artista habían sido suficientes para cautivar al auditorio. Rosalía habló con orgullo de sus orígenes humildes, de que no lee demasiadas críticas -salvo las que le envía su abuela- de que a pesar de su consagración, aún recibe con asiduidad clases de canto y de que rara vez vuelve a escuchar sus propios álbumes. “Si no tengo que oírlo por trabajo, no lo hago. No me gusta reescucharme”, admitió.
Lo que sí atrapa a la cantante es su imperdonable visita diaria al gimnasio en la que levanta pesas y despeja la mente. Presumió de bíceps, tanto que se descalzó para retar a Broncano a un pulso sobre la mesa del presentador. El resultado evidenció que su fuerza es portentosa y que ésta va mucho más allá de lo que apuntan sus brazos.
Rosalía muestra sus músculos en 'La Revuelta'
En relación a Lux, su último disco, la cantante hizo alusión al profundo viaje emocional por el que ha transitado durante estos últimos tres años de su vida para dar forma a su nuevo trabajo. “Creo que ha expandido la forma en la que entendía lo espiritual”, explicó. Habló de santos y canonizaciones y de cómo distintas religiones conciben la santidad. “En el islam existen los Awliya Allah, los amigos de Dios. Me interesa cómo cada cultura se acerca a lo divino de forma distinta”.
También desveló el verdadero significado de su canción Berghain, que, lejos de aludir al mítico club de techno berlinés, representa para la compositora una alegoría de la arboleda de la montaña que habita en su propia mente. “Lo importante es saber observar tu mente y decidir qué hacer con esos pensamientos. Es como un algoritmo, si los alimentas, vuelven”.
Rosalía durante su entrevista en 'La Revuelta'
Hubo espacio, además, para la improvisación a capela de algunos versos de La Perla, otro de los temas estrella de su último trabajo. “Me gusta eso de ‘terrorista emocional’. Qué expresión”. “Me parece un insulto poético”, comentó Broncano. “Hay un punto de verdad y un poco de ficción también”, aclaró la cantante, que evitó con elegancia desvelar hacia quién iba dirigida la letra de una canción repleta de despecho.
Llegaron las preguntas clásicas del programa, que a esas alturas de la noche poco pudieron evidenciar más la soltura de su invitada. Sobre la cuestión económica, la artista evitó dar una cifra exacta de sus ingresos, aunque no ocultó sentirse una privilegiada en este ámbito. No obstante, destacó que gran parte de sus ganancias las reinvierte en la industria musical. Mucho menos reparo mostró al abordar los números que avalan su actividad sexual durante este último mes.
“Cero. Estoy en una época de celibato. Cuando tengo mucho trabajo y estrés, mi libido baja... aunque ayer tuve un sueño curioso… me desperté viniéndome”, confesó. “¿Cómo que viniéndote?”, preguntó con estupor el presentador. “Sí, fue como tener un orgasmo en sueños. No sé si cuenta”, sentenció con humor la catalana.

