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La guerra de Netanyahu y el gran cisma de Eurovisión

Análisis 

Senior Editor

La guerra del primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, en Gaza, teóricamente en situación de alto el fuego pero que continúa causando muertes de palestinos, ha sumido a Eurovisión en una de las mayores disputas de su historia, y ha provocado un gran cisma en el concurso de canciones nacido hace 69 años como vía de reconciliación entre los países europeos tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

Ante la decisión tomada el jueves por el grueso de miembros de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) de permitir la participación de Israel en el festival del 2026, que se celebrará en Viena precisamente en el 70.º aniversario de su creación, España, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia anunciaron su retirada de la competición, por la guerra y sus víctimas, y reprochando a Israel incumplimiento de las normas destinadas a proteger la neutralidad del concurso. Israel, por su parte, festeja su permanencia y acusa a sus críticos de montar una campaña global de desprestigio en su contra.

Nunca en la historia del festival se había producido una votación tan desigual, ni una división tan grande, entre las radiotelevisiones públicas que componen la UER. España y otros seis países reclamaron una votación anónima sobre Israel en la asamblea general del organismo el jueves en su sede de Ginebra, asamblea que prosigue hoy viernes. La televisión de Eslovenia informó de que, junto con España, Montenegro, Países Bajos, Turquía, Argelia e Islandia, solicitó dicha votación.

Asistentes al festival de Eurovisión de Basilea 2025 con la bandera israelí, el 15 de mayo 

Jens Büttner/dpa / Europa Press

Finalmente no se votó sobre la permanencia de Israel sino sobre el paquete de nuevas normas sobre televoto y jurados profesionales propuestas por la UER para intentar atajar el descontento de las radiotelevisiones públicas disidentes. Con esta maniobra, la UER –que nunca ha ocultado su inclinación por la permanencia de Israel en el certamen- logró el consenso indirecto de la mayoría de países y, con ello ha blindado la participación de Israel en la cita de Viena, para alegría de la anfitriona Austria.

Según la UER, los miembros respaldan así unas normas destinadas a disuadir a gobiernos y terceros de organizar campañas de promoción desproporcionada de candidaturas para influir en el televoto, después de las acusaciones a Israel de impulsar de esa manera a su representante en el festival del 2025 en Basilea, Yuval Raphael. “Esta votación significa que todos los miembros de la UER que deseen participar en el Festival de la Canción de Eurovisión del 2026 y se comprometan a cumplir con las nuevas normas pueden hacerlo”, zanjó el organismo en un comunicado.

Adiós a una historia televisiva y musical

España abandona un festival en el que ha participado desde 1961 y que le ha proporcionado más disgustos que alegrías: lo ha ganado solo dos veces, con Massiel en 1968 y Salomé en 1969

José Pablo López, presidente de RTVE, se expresó de modo diáfano en la red social X: “Lo sucedido en la asamblea de UER confirma que Eurovisión no es un concurso de canciones sino un festival dominado por intereses geopolíticos y fracturado. RTVE se retira de Eurovisión”. 

España abandona así un certamen en el que ha participado desde 1961 y que le ha proporcionado más disgustos que alegrías, tras las victorias muy lejanas de Massiel en 1968 y de Salomé en 1969 (en un cuádruple empate); los segundos puestos de Karina en 1971, Mocedades en 1973, Betty Missiego en 1979, y Anabel Conde en 1995; y las terceras plazas del grupo Bravo en 1984 y de Chanel en el 2022.

Las nuevas normas aprobadas en Ginebra incluyen que el número máximo de votos del televoto de la audiencia por método de pago (online, por SMS o por llamada telefónica) se reduce de 20 a 10. Para modular el impacto del voto popular, en semifinales, además, se recupera el sistema de reparto al 50% del valor de votos de jurados profesionales y público, que se había aparcado en el 2022. Entre las nuevas reglas figura también el incremento en el número de jurados por país (eran 5 y ahora serán 7), y se amplia la gama de perfiles profesionales.

A la espera de nuevos acontecimientos, el cisma en Eurovisión permanece. La radiotelevisión de Islandia, que se había alineado con España, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia, notificó que su cúpula directiva decidirá sobre si participa o no en el próximo festival.