Isabel Margarit: Presentar la historia de forma accesible es un reto para no trivializarla
Entrevista
La máxima responsable de 'Historia y Vida' se despide de la publicación después de casi cuatro décadas de trayectoria en su equipo editorial, ocupando el puesto principal durante veintiocho años.

Isabel Margarit, photographed this week with the first book she contributed to and the final one she oversaw.

Tras casi cuatro décadas de asociación con la publicación Historia y Vida , incluyendo 28 años en el puesto de editora, Isabel Margarit (nacida en Barcelona en 1959) se retira este mes. “Cierro una etapa larga y apasionante, pero no abandono la curiosidad ni el compromiso cultural”, subraya, para enfatizar su satisfacción con la labor completada y la seguridad de que la revista permanecerá bajo una gestión competente y continuará su curso sin interrupciones.
¿Es una historiadora que se ha convertido en periodista o una periodista que ha incursionado en el ámbito de la historia?
Me especialicé en Historia Contemporánea. Mi labor cotidiana se nutre de dos vertientes: la formación académica y la experiencia profesional en comunicación. Inicialmente en medios impresos, y posteriormente en plataformas digitales, formatos audiovisuales y colaboraciones con emisoras de radio y podcasts. He logrado fusionar mis dos grandes aficiones: la historia y la comunicación, concebida como el método para divulgar el saber de manera precisa pero comprensible, alcanzando a la mayor audiencia posible.
¿De dónde le viene la pasión por la historia?
Mi madre se dedicaba a la historia y mi padre, aunque no lo era profesionalmente, sentía una gran pasión por ella. En 1968, año en que nació Historia y Vida , una publicación pionera en la difusión de la historia en España, mis progenitores adquirieron el primer ejemplar. En nuestro hogar guardamos cerca de setecientos números, además de un centenar de publicaciones monográficas adicionales. Crecer rodeado de libros y recibir mensualmente una revista de historia deja una huella. Yo la ojeaba hasta que realmente empecé a disfrutarla.

¿Cuál es la gran virtud de Historia y Vida?
La habilidad de narrar la historia en su totalidad: abarcando la política, la milicia, la sociedad, las costumbres, la gastronomía... La historia engloba todo lo que aconteció antes de nuestra existencia, y nuestra labor consiste en investigarla con seriedad, diversidad y una perspectiva analítica.
¿Recuerda cuál fue el primer tema que publicó en la revista?
El que guardo con más afecto es un texto acerca de la sociedad vienesa, si bien previamente había publicado uno sobre Gustav Klimt. Viena ha sido una constante fascinación para mí, en parte porque mi tesis doctoral se centró en París, Londres y Viena durante el periodo de 1848 a 1914. La transición de siglo me resulta cautivadora, semejante a un laboratorio de la modernidad del siglo XX, donde se originaron tanto los notables progresos como las graves calamidades subsiguientes. Resulta peculiar cómo la vida sigue un ciclo: inicié con Viena y, en la edición más reciente que he coordinado, también se incluye un artículo sobre Austria...
Adevertencia
Fomentar el amor por la historia desde la infancia, clave para criterio propio en las nuevas generaciones.
¿Cuáles diría que son los temas que más interesan a los lectores?
Antes que nada, debo mencionar que siempre me he esforzado por sostener una diversidad temática. Si bien cada uno de nosotros en el equipo editorial posee sus inclinaciones, la publicación debe atender a una audiencia variada. Dicho esto, el siglo XX genera un gran interés, particularmente la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil española. Asimismo, contamos con una audiencia muy dedicada a la historia antigua: Egipto, Grecia, Roma. Nuestra función es la de difundir el saber; los verdaderos conocedores son los académicos. Al concluir cada pieza, añadimos una lista de lecturas sugeridas para quienes deseen explorar más a fondo.
¿En qué medida la difusión de la historia debe simplificar su contenido para alcanzar a la audiencia general?
Presentar la historia de forma rigurosa representa un desafío considerable, especialmente para eludir la trivialización. Constituye una modalidad de comunicación que demanda gran pericia. Inicialmente, exige una comprensión exhaustiva y al día de las fuentes, dado que la historia es una disciplina dinámica, en perpetua evolución a través de la investigación. Asimismo, se precisa una diversidad de fuentes junto con un enfoque comunicativo de corte periodístico: celeridad, lucidez, habilidad para captar el interés sin recurrir al amarillismo. El objetivo es fusionar la seriedad académica con una prosa cautivadora que fomente el interés del público.

¿Cuál es tu opinión sobre la expresión “quién no conoce la historia está condenado a repetirla”?
Esta idea es esencial y albergo cierto pesimismo sobre la coyuntura presente, ya que estamos replicando numerosas equivocaciones. El pasado es crucial para desarrollar discernimiento, y por ello la labor de los medios es de suma importancia, pero sobre todo lo es la formación académica inicial: colegios, institutos, posgrados. Es necesario inculcar el aprecio por la historia desde la infancia, haciéndola comprensible y destacando su relevancia. Las nuevas generaciones requieren un juicio propio, no uno adoptado sin crítica a través de las plataformas digitales. Por consiguiente, la carga de quien difunde la historia es inmensa: prevenir la tergiversación, proporcionar antecedentes, cotejar información y facultar al lector para que forje su propio criterio.
¿Con qué sensación o reflexión final se queda después de esta trayectoria?
Desde mi infancia, he sentido una profunda afinidad por la historia, casi como si fuera inherente a mi ser. Ha sido un honor poder dedicarme a esta pasión de forma profesional. Expreso mi sincero agradecimiento a todos aquellos que depositaron su confianza en mí, así como a mis colegas, al equipo y a los colaboradores de diversas procedencias. Todas estas experiencias me han enriquecido como individuo y me han brindado gran satisfacción. Me retiro con serenidad, sabiendo que la revista queda en excelentes manos, con un equipo dedicado y leal a una filosofía que se remonta a 1968: Historia y Vida es historia y es vida. Esa es su esencia, y continuará manifestándose y transformándose, al igual que un río incesante.