Los niños menores de cinco años no deben comer las uvas en Nochevieja por el riesgo de atragantamiento o asfixia. Así de contundente es el mensaje que lanzan desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC) y desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) para prevenir atragantamientos durante las fiestas navideñas.
Los médicos aseguran que una escena que ven cada año por Nochevieja en las urgencias pediátricas es el atragantamiento de algún niño con las llamadas “uvas de la suerte”. De hecho, en 2019 falleció un menor por este motivo y en 2022 otro.
“Es un accidente que nos da problemas todos los años; la uva es algo tan familiar que la mayoría de personas no lo toma como un elemento de riesgo, pero lo es”, explica a La Vanguardia el doctor Ignacio Manrique, coordinador del Comité de Soporte Vital de la AEP. Y detalla los aspectos que hacen de la uva un objeto muy peligroso para los niños.
La piel se pega a la glotis, lo que dificulta despejar la vía aérea, y ves que el niño se ahoga por algo tan simple como una uva
“La uva es redondeada y tiene el tamaño suficiente para, si se traga completa, bloquear la tráquea de un niño porque encaja en la glotis e impide que pase el aire; un segundo problema es que tiene una piel suave que hace que, cuando los niños pequeños intentan morderla, no puedan manejarla bien, se les resbale y se la traguen entera”, comenta Manrique.
Y añade que a eso se suma que los pequeños no tienen los molares desarrollados, no pueden triturar bien los alimentos, “y una uva que no llega a ser triturada como corresponde tiene mucha facilidad para que la piel, que tiene una parte muy húmeda, se quede pegada a la glotis, y eso es un problema grave porque cuando quieres hacer maniobras para despejar la vía aérea de ese niño no hay manera y ves que se te ahoga por algo tan simple como una uva”.
Para mayores de 5 años
Uvas sin piel, sin pepitas, y en cuatro trozos
Por ello, tanto los pediatras como los otorrinolaringólogos recomiendan que los menores de cinco años no tomen uvas y que cuando se les ofrezcan a niños más mayores sean sin piel ni pepitas y partidas en cuatro trozos, nunca en rodajas. “Parece que sea una tontería, pero es algo muy grave que provoca muchos sustos y alguna desgracia”, enfatiza el responsable del grupo de reanimación cardiovascular de la AEP.
Desde esta asociación recuerdan que “el diámetro de una tráquea infantil es similar al del meñique del niño, por lo que deberemos darle siempre trozos más pequeños”.
Por otra parte, los pediatras instan a los padres y demás familiares a estar muy pendientes y vigilantes con los niños en estas fiestas. “Cuando llega Nochevieja todos tenemos las uvas preparadas en la mesita baja, delante del televisor, y los adultos nos las ponemos enteras en la boca, y es fácil que el niño haga lo mismo por imitación”, explica el doctor Manrique.
Por ello aconsejan que tanto las uvas como otros productos típicos de los festejos y reuniones de estas fechas, como los frutos secos, las aceitunas, las peladillas o las grageas de chocolate se mantengan en mesas lo suficientemente altas para que los menores de cinco años no lleguen a alcanzarlos, ya que los fragmentos duros que se desprenden al morderlos pueden obstruir las vías respiratorias.
Y las mismas precauciones han de adoptarse con los globos, los caramelos duros, las piezas de juguetes o de decoración pequeñas...
Precauciones con los ancianos
Claro que en el caso de las uvas, tan peligrosas resultan para los niños pequeños como para los ancianos y personas con disfagia o trastorno de la deglución. Según un artículo publicado en la revista Geriatrics, la incidencia de asfixia es siete veces mayor en personas de la tercera edad que en niños de entre uno y cuatro años, informa Servimedia.
En cuanto a la disfagia, afecta a más de 2,5 millones de españoles, de los que el 90% están sin diagnosticar, y es más frecuente a partir de los 65 años, cuando afecta a casi un tercio de la población.
¿Cómo actuar en caso de atragantamiento?
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria ofrece algunos consejos sobre cómo actuar ante un atragantamiento infantil
Mantener la calma. Lo primero, dicen los pediatras, es tratar de mantener la calma para poder actuar de forma adecuada, a pesar de que un atragantamiento suele ocurrir de forma rápida e inesperada creando mucha angustia porque el niño se sujeta la garganta, parece aterrado, comienza a tener tos o arcadas en un intento de expulsar el cuerpo extraño y no puede hablar. De hecho, en las formas más graves los labios y la cara se ponen morados y la criatura pierde el conocimiento.
Dejarle toser. Si el niño tose hay que dejarle toser, animándole a que siga haciéndolo. Probablemente el niño se encontrará bien después de un buen ataque de tos.
Ojo con los remedios caseros. Los pediatras advierten que no se debe golpear la espalda del niño ni intentar sacarle el cuerpo extraño de la boca a ciegas. Y darle agua o miga de pan para que lo trague no lo solucionará porque la obstrucción está en la vía aérea, advierten.
Apoyo. No deje al niño solo e intente estar tranquilo hasta que termine el episodio.
Actuar rápido. Si el niño está consciente pero la tos es débil o tiene mucha dificultad para respirar, no puede hablar o se pone morado, hay que actuar. Lo primero es pedir ayuda llamando al teléfono de emergencias 112.
Maniobras de extracción. Hay que mirarle la boca y si el cuerpo extraño se ve y es accesible lo sacaremos (pero con mucho cuidado de no empujarlo hacia adentro) haciendo un gancho con el dedo por la cara interna de la mejilla. Si el objeto no se ve en la boca o no se puede extraer damos 5 golpes fuertes con el talón de la mano en la parte alta de la espalda, entre los omóplatos.
Si el niño tiene menos de 1 año y no ha expulsado nada se le debe dar la vuelta y realizar 5 compresiones torácicas en el centro del pecho, justo por debajo de la
línea que une ambos pezones.
Si el niño tiene más de 1 año y no ha expulsado nada, se realizan 5 compresiones abdominales en la boca del estómago (maniobra de Heimlich).
Este ciclo (observar la boca-golpes en la espalda-compresiones abdominalestorácicas) se deben repetir tantas veces sean necesarias hasta que el niño expulse el
objeto, respire mejor o pierda la conciencia.
Si el niño está inconsciente. Se debe de colocar sobre una superficie dura antes de mirar la boca y extraer el cuerpo extraño si es accesible. Se recomienda abrir la vía aérea sujetando con una mano la frente del niño y
tirando ligeramente de la barbilla, y comprobar luego si respira. Si es así, se ha de colocar al niño de costado, vigilando que no deje de respirar hasta que llegue el equipo de emergencias. Si no respira, se deben iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP).

