No es fácil redactar unas notas de despedida sobre la partida de Miguel Agustí Ballester. Un ser humano excelente, un amigo de antaño preservado por el tiempo y un tipo agudo y con un sentido del humor exquisito y penetrante. Y también un hombre entusiasta y amigo de sus amigos. Yo diría que incluso de sus enemigos, si es que los tuviere.
La promoción 1964-69 de la facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona, nominada Martin Luther King, le llora con tristeza y se siente orgullosa de tenerle entre sus miembros. Así será mientras quede alguien de esa fantástica promoción en pie.
Miguel ha sido un hombre polifacético, a la par que estoico y caminador de travesías del desierto
Miguel ha sido un hombre polifacético, a la par que estoico, caminador de travesías del desierto y un excelente novelista, articulista, guionista, intérprete, actor… y muchas cosas más. En su vertiente personal era cálido, acogedor y gran colega. Y dotado de una gran inteligencia y sensibilidad.
Nos conocimos en el curso 1963-64 en el instituto Jaime Balmes. Por allí coincidimos gente como Manolo Gerpe, Santiago Mir Puig, el concertista Colom, Valentí Gómez, Lluís Boada, entre otros; enseguida nació una corriente de simpatía –superando unos inicios algo desabridos– y se apoderó de nosotros la amistad. Saltamos poco después a la facultad de Derecho –muchos no acabamos la carrera– y nos apuntamos al Teatro Español Universitario (TEU) de la facultad, dirigido por Jaume Serrats Ollé, y a GOGO Teatro Experimental Independiente, a la sazón dirigido por Santiago Sans. Ahí aparecieron Marisa Lapuente, Lourdes, Marta Izoard, Enrique Vila-Matas, Cristina Fernández Cubas, Emma Beltran, Carlos Trias, Gustavo Hernández, Canut, Velat, Javier Ríos, los hermanos Vázquez Prada, Porrera, Camilo García y Rai Ferrer, prodigioso ilustrador, poeta, actor y anarco vital.
Hicimos mucho teatro juntos. Luego, Miguel entró a colaborar en La Vanguardia , escribió y publicó novelas de serie negra, libros de relatos, se encargó de varias secciones semanales, dirigió publicaciones mensuales y fundó con su inseparable Rai Ferrer la revista Strong , cómics concebidos de una forma adulta, comprometida y muy divertida.
Miguel fue quien bautizó como Pitufos a unos muñequitos azules belgas que ya se quedaron para siempre jamás con ese nombre en español. La inspiración le vino a partir de Patufet, personaje singular del folklore catalán, cuando hubo que traducir al castellano las historietas originales belgas de Les Schtroumpfs para la revista Strong .
En los últimos tiempos, Miguel acumuló varios premios como actor en cortometrajes exhibidos en diversos festivales. Y sí, nos seguíamos viendo. Sobre todo, en las reuniones con los y las del curso, en los teatros...
Ahora vamos a echarte en falta, vamos a añorar tu bonhomía, tu sonrisa, tu calidez y tu agudeza. Nos dejas un vacío difícil de llenar. Has saltado del Maresme al infinito. Miguel, querido, que el sueño eterno te sea propicio.
Hasta siempre, amigo.


