Muchos han visto a su madre morir, otros fueron los que llamaron a la Policía para avisar que su padre o la pareja de la mujer la estaba apuñalando, otros lo supieron cuando asistentes sociales acudieron al colegio o a la universidad para informarles que la persona que les dio la vida había sido asesinada por quienes se suponen que las quería...
Son los huérfanos de la violencia machistas: 1.862 desde 2003, de los que 969 no habían cumplido los 18 años, según la Fundación Mujeres. Esta cifra puede ser más alta por “la ausencia de un ejercicio sistematizado y riguroso de recopilación de datos” (las estadísticas oficiales sólo se recogen los menores de edad).
A estos hijos la vida se les rompió por completo, tanto desde el punto de vista emocional (“tu familia se deshace de la peor manera posible con una madre muerta y un padre en la cárcel, en la mayoría de los casos”), como el económico (“¿saben los larguísimos meses que pasan hasta que la familia que les acoge, normalmente la materna, consiguen arreglar las pensiones?”), señala la directora de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto, en la presentación del VIII Informe Anual del Fondo de Becas Soledad Cazorla. En el acto se pidió que se impulse un protocolo común de atención a estas víctimas de la violencia de género en todas las comunidades autónomas porque a día de hoy hay territorios que no disponen de ayudas específicas para estos huérfanos.
En ese sentido, la presidenta de fundación, Elena Valenciano reforzó, por su parte, la petición formulada por Soleto. “Es necesario impulsar un protocolo de actuación de todos los operadores de la administración pública. Esto ya se hizo con los familiares de los asesinados por ETA. El asesinato machista golpea a las familias, a los hijos, a todos, e incluso obliga a que algún familiar tenga que dejar de trabajar. Las ayudas se tramitan en los servicios sociales de los ayuntamientos que están infradotados y que, en muchos casos, tampoco saben qué hacer”.
Intentar rehacer la vida de los afectados
Ambas hicieron hincapié en que la ayuda para los huérfanos de la violencia de género no se extinga a los 18 años sino que se prolongue hasta los 26 porque “ningún joven de esa edad puede, en estos momentos, independizarse en España”. Eso ya ocurre en los casos de orfandad incluidos en la Seguridad Social.
Según datos de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, recopilados por Europa Press, el año 2023 fue el que dejó más menores huérfanos por violencia machista desde que hay registros, con un total de 56. Le siguen el año 2015, con 51; 2019, con 48; 2014, con 43; 2013, con 42; y 2018, con 41; 2024, con 36; 2022, con 36; 2021, con 32; 2016, con 30; 2017, con 26; 2020, con 26. En total, cifra en 469 los menores huérfanos por la violencia machista entre 2003 y 2024.
Los huérfanos de violencia de género cuentan desde hace ocho años con el fondo de becas de Soledad Cazorla que a 31 de diciembre de 2024 había entregado 252 becas, por un importe de 464.000 euros y que había beneficiado a 119 huérfanos. Además, acompaña a 71 familias que acogen a menores que han perdido a sus madres por la violencia de género. El servicio de asesoramiento legal gratuito ha tramitado 269 consultas.
Respecto a las características de los beneficiarios directos de las ayudas, en total, en el periodo 2023-2024 se han concedido un 64,63% a menores de edad y un 35,37% a jóvenes mayores de edad.
Por comunidades, el año pasado Andalucía es la que ha contado con mayor número de familias beneficiarias, con seis. Le sige la Comunidad de Madrid (4); Galicia (3); Catalunya (2); Comunidad Valenciana (2) y Canarias, Castilla La Mancha, Navarra, Extremadura, Ceuta, Aragón y Melilla, con una.