La residencia de Lleida donde nadie murió de covid es un modelo para otros geriátricos

Servicios sociales

El Centre Geriàtric de Lleida recoge los frutos de su gestión durante la pandemia

CAROL MITJANA, DIRECTORA DE CENTRE GERIÀTRIC LLEIDA, JUNTO A OTRAS TRABAJADORAS Y RESIDENTES DEL CENTRO

Residentes del Centre Geriàtric de Lleida, con su directora (en primer plano) y trabajadoras

Marc Carnice

Fue un oasis en el tsunami que azotó con descarnada crueldad las residencias en la primera ola del coronavirus. El Centre Geriàtric de Lleida presumía en marzo de 2020, cuando las ancianas y ancianos muertos en España se contaban ya por miles, de no tener a ningún contagiado en su centro, lo que se prolongó prácticamente durante toda la pandemia. En esa residencia, con 91 plazas, no murió de covid ningún usuario.

¿Milagro, causalidad, golpe de suerte? Nada de eso. Detrás de las paredes de ese geriátrico se consiguió, también en los momentos más duros y dramáticos de esta pandemia, mantener a raya el virus con una decisión pionera, que después copiarían muchos otros centros de mayores. Los trabajadores de la residencia, con su directora, Carol Mitjana, a la cabeza se encerraron con sus abuelas y abuelos. Renunciaron a estar en sus casas y con sus familiares para no contagiarse en sus salidas al exterior. Y la medida funcionó.

Este centro se libró de contagios al convivir el personal con los usuarios; no iban a casa para no contagiarse

Además tuvo premio. “Hoy CGLleida es una incubadora de nuevas ideas, con cerca de 300 visitas de profesionales del sector de todo el mundo”, afirma Carol Mitjana, y ese geriátrico ha sido galardonado por su exitosa gestión.

En esta residencia han sido también pioneros con las propuestas gubernamentales para mejorar la seguridad y convivencia en esos centros, al haberse puesto ya en marcha estos últimos años cinco unidades de convivencia. “Son como cinco miniresidencias, con un completo equipamiento y pensadas para satisfacer necesidades particulares de los usuarios”, añade su directora. Y a la vez esos espacios se han convertido en burbujas, que permitirían sectorizar –algo imposible cuando la covid se cebó con los geriátricos, al no existir esos espacios – y aislar así a residentes en caso de otra crisis sanitaria provocada por un virus.

“La pandemia fue un detonante que nos obligó a repensarlo todo: desde el diseño de los espacios, hasta la forma de trabajar de los equipos o la manera de relacionarnos con las personas mayores”, indica la directora de CGLleida. Esa reinvención ha implicado “huir del modelo institucionalizado, explorando alternativas más humanas y eficientes con nuestros usuarios, creando entornos más seguros, cálidos y personalizados”, añade Mitjana.

La covid destapó, como nunca, las carencias del sistema de atención y cuidado en residencias de personas mayores. Para Mitjana, una dura lección de la que ella asegura han tomado buena nota en el centro que dirige. La clave, asegura, está “en diversificar modelos y apostar por sistemas más flexibles y adaptados a la realidad actual”. Si algo “hemos aprendido –continúa– es que cuidar ya no es solo garantizar la seguridad (que con la pandemia falló estrepitosamente), sino ofrecer un entorno en el que la persona pueda seguir desarrollando su proyecto de vida”.

Ese es el principal objetivo que se ha marcado CGLleida después de convertirse en una residencia de referencia tras controlar el virus en sus instalaciones en era de la pandemia. Ahora, además de compartir los protocolos desplegados durante la covid que tan bien funcionaron en ese geriátrico, también se invita a cualquier profesional que lo pida a conocer el nuevo modelo de residencia desplegado en sus instalaciones.

En este geriátrico se aplica el método conocido como ‘ I feel ’ para conseguir la transformación. Y de ahí nació el proyecto Gran3dad, capitaneado por Carol Mitjana, que solo tiene un objetivo: vivir “la gran edad” de los usuarios al máximo. La Generalitat calificó de “esperanzadora” la iniciativa. Y ya da resultados. La ocupación en el CGLleida es del 99,9% desde 2022 y el incremento anual de envejecimiento ha aumentado allí un 10%.

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