Olga Vilalta, como alumna con necesidades especiales por su déficit de atención, no se examinó de las pruebas de acceso a la universidad, en ninguna de las dos ocasiones en las que las realizó, en un tribunal específico para este tipo de estudiantes. Por un parte, ella no lo deseaba, y, por otra, no hubiera podido, al no tener actualizado el certificado de su trastorno. Así, no contó con las adaptaciones que el tribunal realiza a este tipo de alumnado, como media hora más por examen y criterios específicos de corrección para las faltas de ortografía, especialmente en los exámenes de lengua.
Aquellos alumnos que tienen reconocido un grado de discapacidad del 33% o necesidades específicas de apoyo educativo (dislexia, TDA, TDAH y otros trastornos) pueden solicitar estas adaptaciones. Pero solo si han cursado 3º y 4º de la ESO, además de bachillerato, con un plan de apoyo individualizado. Este plan lo puede activar el equipo psicopedagógico del centro (EAP) o un docente, ni siquiera tiene que ser el tutor, si observa la necesidad de aplicarlo (muy infrecuente).
“¿Pero qué pasa con aquellos alumnos a los que se le detecta o se les diagnostica un trastorno durante la etapa de bachillerato?”, se pregunta Mª Ángeles García, presidenta de AFDACat. “No pueden acogerse al tribunal específico pese a que tienen las mismas dificultades que los demás”, responde esta especialista en dislexia, discalculia y TDAH que recomienda contar con documentación escrita las valoraciones de los alumnos con necesidades a lo largo de toda la trayectoria escolar. “Si no está escrito, no se aplican planes o adaptaciones”.
García presentará a la conselleria esta reclamación para que se tenga en cuenta en las futuras convocatorias de las PAU en Catalunya. “La calidad y la excelencia de cualquier sistema educativo está directamente relacionada con la capacidad que tiene la institución para dar respuesta al alumnado susceptible de ser socialmente excluido”, indica.
Los alumnos que han sido detectados durante bachillerato no pueden tener apoyo en los exámenes
La presidenta de la asociación de familias con alumnos con trastornos cree que queda mucho por desplegar el decreto de la escuela inclusiva que se aprobó en 2017 sin una memoria económica y que requiere de un gran presupuesto para no dejar atrás a niños sin capacidad económica.
“A veces, es difícil coordinarse con el colegio” expresa su experiencia Esther Boada, psicóloga en el centro Sukha, en Cornellá de Llobregat, donde atienden a niños con dificultades. “Depende mucho con el profesor que te encuentras, si quiere o está capacitado para trabajar conjuntamente”.
Boada está especializada en TDAH de adultos después de ver que venían a su consulta pacientes no diagnosticados. “Hay muchísimas personas que no tienen un diagnóstico de TDAH lo que no quita para que no hayan tenido muchísimas dificultades a lo largo de su vida”, sostiene. “A la consulta pueden venir por otros motivos como un trastorno de alimentación o una depresión, incluso abusos, y en las sesiones ves que hay oculto indicios de un déficit de atención”.
Los trastornos no son enfermedades. La enfermedad tiene una etiología, diagnóstico y tratamiento. El trastorno tiene su origen en una disfunción del sistema nervioso central y eso no cambia.
Esther Boada: con la experiencia, se encuentran estrategias que permiten vivir mejor
Las primeras manifestaciones aparecen en la infancia. Su detección puede retrasarse o ser complicada porque no marcadores biológicos claros, sus síntomas son comunes a otros trastornos, y porque hay rasgos que pueden estar presentes en niños neurotípicos.
Existen criterios oficiales para el diagnóstico del TDAH pero están enfocados para niños. Boada explica que hay que estar formado para hacer un diagnóstico de TDAH.
En el caso de los adultos, se buscan signos como distraerse para evitar concentrarse en una tarea que no es de interés, cambiar de planes en el último momento, empezar muchos proyectos y no terminarlos, no tolerar la espera, soñar despierto, llegar muy pronto o muy tarde en las citas, actuar sin pensar en las consecuencias, dejarse llevar por la emoción para tomar una decisión, frustrarse con rapidez, reacciono de forma exagerada, dejarlo todo para última hora, dificultades con el cálculo mental, perder el hilo en una argumentación o quedarse en blanco.
“Los síntomas que más persisten con el paso a la edad adulta son los de inatención”, indica Boada. La hiperactividad tiende a mejorar con la edad aunque se pueden seguir experimentando sensaciones de inquietud interna, necesidad de moverse o dificultad para relajarse.
Los síntomas del TDH que más persisten con el paso a la edad adulta son los de inatención
Para la psicóloga, muchos adultos encuentran estrategias para adaptarse a sus dificultades. Aprenden, por ejemplo, a ser menos desorganizados, a no aplazar tareas, a controlar la impulsividad o no contestar de forma brusca.
“Para la mayoría de las personas –apunta–, una biblioteca es un lugar de concentración. A una persona hiperactiva el silencio puede generarle ansiedad y, en cambio, es más capaz de prestar atención a una lectura, en una cafetería rodeado de ruido”.