F. Gómez Bravo, cirujano plástico: “El 95% de los ‘antes y después’ no son rigurosos”

La presión estética

Los especialistas en intervenciones estéticas creen necesario regular y sancionar el mal uso de las imágenes de tratamientos, como en Australia

publi cirugía

Un simple cambio de postura, como la retracción del cuello, reduce el efecto papada y da imagen de un cuello y un rostro más terso sin que esos resultados sean atribuibles a la cirugía 

Cedidas/ F. Gómez Bravo

“El 95% de los antes y después de medicina y cirugía estética que se publican no responden a la realidad y no reflejan los resultados de los tratamientos que se publicitan; y eso es así en las redes sociales pero también en presentaciones a colegas durante congresos o incluso en revistas científicas”. 

La afirmación es del doctor Francisco Gómez Bravo, especialista en cirugía facial, ex presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (Aecep) y miembro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre), que a su regreso de la reunión anual de la sociedad australiana de cirugía estética plástica (en la que se dio a conocer la nueva regulación del Gobierno australiano contra el uso inadecuado del antes y después en redes sociales) ha decidido avivar el debate sobre la necesidad de reglar estas prácticas en España y Europa, y sancionar a quienes no reflejen de forma fidedigna el resultado de sus tratamientos.

Hace tiempo que los cirujanos plásticos, al menos algunos de ellos, plantean la necesidad de regular el uso que se hace de estas imágenes sobre los resultados de su trabajo. 

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Una de las formas de “favorecer” los resultados de una cirugía plástica es la iluminación: el uso de un reflector mejora las sombras y transmite la imagen de una piel más joven y luminosa 

Cedidas/ F. Gómez Bravo

“A día de hoy todo es cuestión de ética profesional de cada cirujano; en España no hay ningún organismo que lo regule, y es muy necesario porque estamos difundiendo una realidad alterada que a través de las redes sociales llega a gente muy joven que puede crearse falsas expectativas y sentirse luego frustrado”, explica Ramón Tarragona, vocal de la Societat Catalana de Cirurgia Plàstica Reparadora i Estètica. 

Y la aprobación de la normativa australiana, que contempla la suspensión de la licencia a los cirujanos que la incumplan y sanciones de hasta 120.000 dólares, ha intensificado este debate entre los profesionales españoles y catalanes.

No debatimos que se puedan mostrar fotos de 'antes y después', sino cómo ha de hacerse para que sean rigurosas

Ramón TarragonaVocal Societat Catalana de Cirurgia Plàstica Reparadora i Estètica

“No debatimos que se puedan o no mostrar imágenes del antes y después (hay países donde están prohibidas, como Francia Brasil y Turquía) sino cómo se han de mostrar para ser rigurosos y que no solo se muestre aquella foto o perfil que más nos gusta o favorece el resultado de nuestra intervención, sino todas las que puedan dar una imagen realista y honesta del cambio”, apunta Tarragona.

Tanto él como Gómez Bravo puntualizan que una gran parte de los usos inadecuados del antes y después que hacen colegas suyos no son malintencionados ni buscan engañar a los potenciales pacientes, sino que con frecuencia obedecen a falta de formación o habilidad a la hora de tomar las imágenes para que sean reflejo fiel del resultado o al intento de mostrar la mejor cara de su trabajo, “como hace todo el mundo con las selfies que cuelga en sus redes sociales”. 

Esas imágenes son importantes, los cirujanos nos guiamos por ellas para elegir nuestras técnicas

Francisco Gómez BravoEspecialista Cirugía Estética, Plástica y Reparadora

No obstante, Gómez Bravo enfatiza la trascendencia que tiene que esas imágenes del antes y después sean rigurosas para los propios profesionales. “A diferencia de otras especialidades que usan ensayos clínicos o pruebas de imagen, los cirujanos plásticos elegimos nuestras técnicas o valoramos la efectividad de las intervenciones en función de las imágenes de resultados que muestran otros colegas”, explica.

Y subraya que, mientras no haya una legislación como la de Australia que delimita qué se puede o no poner en las publicaciones y cómo han de hacerse esas imágenes, es importante que la gente “mire con lupa” los antes y después para comprobar que las fotos están hechas con el mismo enfoque, la misma luz, desde el mismo ángulo, con o sin flash, si la posición y la expresión de la persona es la misma, si en una lleva maquillaje o no, si en el después está peinada de peluquería... “Porque todo eso influye en la percepción de un mejor resultado”. 

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Los cambios de expresión también son utilizados para exagerar los resultados de los tratamientos: el contraste serio-sonriente rejuvenece las facciones 

Cedidas / F. Gómez Bravo

Y si no todo es igual en el pre y post intervención, “hay que sospechar que el tratamiento no es el que impacta de forma decisiva en la mejoría que se ve”, dice el cirujano, que ofrece ejemplos y pistas para detectar que un antes y un después no es riguroso, como los que pueden verse acompañando esta información. 

“Si se está sacando la mandíbula hacia fuera, el resultado mejora; si la iluminación viene desde abajo tiene efecto lifting, favorece porque no se ven los surcos y los pliegues del rostro, y eso a veces se detecta en el reflejo en los ojos, que a menudo son espejo de la luz que se ha utilizado”, detalla Gómez.

Australia suspenderá la licencia a los cirujanos que hagan uso inadecuado del 'antes y después' en redes sociales

Francisco Gómez BravoEspecialista Cirugía Estética, Plástica y Reparadora

A este respecto, Tarragona subraya que es importante que los cirujanos sean honestos y publiquen las fotos siempre con la misma calidad, con las mismas condiciones de luz, la misma distancia focal, el mismo objetivo y desde todos los perfiles posibles “y no sólo desde el que más se note el cambio”.

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De hecho, el código deontológico de las sociedades médicas ya insta a evitar imágenes engañosas o que puedan inducir a error, pero no se regula un sistema de control ni sancionador para los incumplidores, según Gómez. Por ello, reivindica una normativa similar a la australiana en España y Europa para que sean las autoridades sanitarias quienes intervengan.

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