Barcelona ha tributado este domingo en la T2 del aeropuerto de El Prat un emotivo homenaje a las 150 víctimas (54 españolas, la mayoría catalanas) del vuelo GWI9525 de Germanwings. Este lunes se cumple el décimo aniversario de la tragedia, provocada por la decisión criminal del copiloto, que decidió estrellar el aparato en los Alpes franceses, cerca de la localidad de Le Vernet, la solidaridad de cuyos vecinos fue increíble.
Aquel copiloto, Andreas Lubitz, tenía graves problemas mentales y en realidad estaba de baja. La medicación que tomaba y su estado emocional y psicológico le incapacitaban totalmente para su desempeño profesional. La aerolínea para la que trabajaba, sin embargo, no sabía nada porque todos los controles fallaron y el afectado no comunicó ni su situación laboral ni su incapacidad para poder pilotar.
Lourdes Bonet, Salvador Illa y Josep Rull, este domingo
Este ha sido uno de los caballos de batalla de la Asociación de Familiares del Vuelo GWI9525. Su presidenta actual, Lourdes Bonet, recordó en el acto que esta entidad no solo honra la memoria y defiende los derechos de quienes perdieron a un ser querido en aquel vuelo. También lucha denodadamente para evitar que algo así se pueda repetir, impulsando cambios legales.
Fruto de esa presión, en el 2022 se introdujeron en España reformas sobre la notificación de las bajas laborales, que a partir de aquel momento dejaron de quedar en manos de los trabajadores. Desde entonces, son las propias empresas, mutuas y médicos quienes las comunican. “Es un gran paso adelante, pero no suficiente porque una iniciativa así se debería aprobar internacionalmente o, al menos, en toda la UE”.
Otro acto de homenaje
Son palabras de Lourdes Bonet, que inmediatamente después se puso en camino por carretera hacia Le Vernet, en la Alta Provenza, epicentro de la tragedia. Le acompañaba la familia Subirats: el viudo y las dos hijas de la amiga que perdió hace diez años. Otros afectados se han desplazado en tren o en el vuelo que pone a su disposición cada año Lufhtansa (Germanwings, ahora Eurowings, era su filial de bajo coste).
Otros años por estas mismas fechas actos como el de ayer no congregaban mucho interés mediático. Este domingo eran numerosos los periodistas, fotógrafos y reporteros de todo tipo. Hubo familiares, rotos por el dolor, que prefirieron no hablar y que consideraban que el acto celebrado en la T2 era privado. Otros, por el contrario, agradecieron la presencia de la prensa, como Clara Martín, que leyó una carta hermosísima.
“Vivos en nuestros corazones”
La carta de Clara, en nombre de todos
El tiempo no cura nada, solo nos enseña a vivir con el dolor, un dolor que se vuelve parte de nosotros, pero que jamás desaparece. A veces, quisiéramos volver al pasado, retroceder solo un segundo para volver a ver esos rostros que tanto amamos, para escuchar esas voces que siempre nos llenaron de paz. Aunque han pasado diez años desde aquella despedida, vuestra presencia sigue viva en nuestros corazones.
La huella que dejasteis en nuestras vidas es imborrable, y a pesar del paso del tiempo, vuestra ausencia la sentimos cada día. Sin embargo, los recuerdos que nos dejasteis son nuestro mayor tesoro y nos permiten seguir adelante, aun en los días más oscuros. Podemos llorar por lo que hemos perdido, por lo que ya no está, o podemos sonreír por haber tenido la fortuna de haber compartido momentos han especiales.
Porque al final aquellos a quienes amamos nunca mueren realmente. Ellos caminan a nuestro lado cada día. Aunque no los veamos ni los escuchemos, siempre están cerca, guiándonos, protegiéndonos.
Aquellos que hicieron magia en nuestras vidas siempre perduran en nuestra alma, porque su esencia sigue con nosotros en cada recuerdo, en cada sonrisa, en cada gesto que compartimos. Aunque pase el tiempo, el amor que nos dejaron en el corazón jamás se desvanecerá. Ellos siguen vivos en nosotros, en todo lo que nos enseñaron y en la huella que dejaron en nuestra existencia.
(Clara Martín, miembro de la asociación de familiares del vuelo GWI9525)
Familiares, depositando rosas
Clara, que forma parte de la asociación GWI9525, leyó un texto que emocionó a todo el mundo ante el monumento a las víctimas, explicando que el décimo aniversario no significa nada porque “el tiempo no cura nada, solo nos enseña a vivir con el dolor”. El acto contó con la presencia del president de la Generalitat, Salvador Illa, y con uno de sus predecesores, Artur Mas, además del president del Parlament, Josep Rull.
También acudieron representantes municipales, consulares, de Lufthansa y de Aena. Pero quienes realmente importaban eran los familiares de las víctimas, que depositaron 150 rosas en el monumento, mientras la violonchelista Núria Conangla pellizcaba con su virtuosismo a todos los presentes. Para algunas niñas, demasiado pequeñas cuando todo ocurrió, fue su primera vez. Lourdes Bonet resumió el sentir de todos cuando dijo: “Habéis pasado de vivir con nosotros a vivir en nosotros”.
(Mañana, amplio reportaje sobre las familias de Germanwings y sobre las reformas en la seguridad aérea que han impulsado este y otros desastres en la historia de la aviación)
