Dominar idiomas extranjeros se ha convertido en una habilidad esencial que abre puertas a un abanico de oportunidades profesionales. Aunque el inglés sigue siendo el idioma de referencia en muchos sectores, conocer otras lenguas puede marcar la diferencia, pues supone una ventaja competitiva y un valor añadido que cada vez más empresas valoran y buscan en sus empleados.
Diversos estudios han destacado la relevancia de las competencias lingüísticas en el mercado laboral. Según el European Employment Services (EURES), hablar una segunda lengua puede aumentar el salario entre un 11% y un 35%, dependiendo del idioma y del país.
Si bien el inglés continúa siendo fundamental en el ámbito profesional, otros idiomas están ganando protagonismo. Un estudio realizado por Preply revela que el rumano es el idioma mejor remunerado en España, con un salario medio anual de 82.865 euros. Le siguen portugués, árabe, griego y francés. Estos datos reflejan la creciente demanda de profesionales con dominio de lenguas menos comunes, particularmente en sectores específicos.
El dominio de múltiples idiomas es especialmente valioso en áreas como los negocios internacionales, donde facilita la comunicación con socios y clientes de distintas regiones, impulsando la expansión y consolidación de empresas en mercados extranjeros. En turismo y hostelería, el conocimiento de varios idiomas permite ofrecer un trato más personalizado a turistas de diferentes nacionalidades, mejorando la experiencia del cliente y la reputación del servicio. En traducción e interpretación, las habilidades lingüísticas son cruciales para garantizar una comunicación precisa y efectiva en contextos legales, médicos y comerciales. En educación, la enseñanza de idiomas extranjeros está en auge, con una creciente demanda de profesionales cualificados. Y en sectores como la tecnología y la ciencia, dominar varios idiomas facilita el acceso a publicaciones y colaboraciones internacionales, manteniendo a los profesionales actualizados sobre los avances globales.
Métodos de aprendizaje
El enfoque para aprender un nuevo idioma varía según las preferencias individuales de los estudiantes. Algunos optan por la inmersión total, viviendo en países donde se habla la lengua, lo que les permite practicar en situaciones reales y acelerar su aprendizaje. Otros prefieren métodos más estructurados, como clases presenciales o en línea, que ofrecen una guía organizada y recursos didácticos. Además, las nuevas tecnologías han abierto nuevas opciones para el aprendizaje autónomo a través de aplicaciones y plataformas digitales.
El tiempo necesario para alcanzar un nivel conversacional en un idioma depende de diversos factores, como la similitud con la lengua materna, la dedicación y la metodología utilizada. Según el Foreign Service Institute (FSI) de Estados Unidos, se requieren aproximadamente 480 horas de estudio para alcanzar una fluidez básica en idiomas del grupo 1 (como el español o el francés) y unas 720 horas para idiomas más complejos. Esto significa que, dedicando 10 horas diarias, se podría lograr una fluidez básica en idiomas más sencillos en unos 48 días, y en los más complejos en unos 72 días. Sin embargo, estos plazos pueden variar según la capacidad individual y el entorno de aprendizaje.
Está sobradamente demostrado que aprender idiomas más allá del inglés no solo enriquece culturalmente, sino que también amplía las oportunidades profesionales en un mundo interconectado. Adaptar el método de aprendizaje a las preferencias personales y dedicar el tiempo necesario son factores clave para alcanzar la competencia deseada en una nueva lengua.
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