Hace poco un estudiante de primer curso me preguntó si sabía algo de la etiqueta #StandUpForScience. Él mismo me aclaró que la pregunta me la hacía en nombre de su padre, profesor de universidad pública preocupado por la tendencia actual a cuestionar la ciencia e incluso a perseguir investigadores que empieza a ser evidente, por ejemplo, en el otro lado del Atlántico.
La iniciativa #StandUpForScience propone una idea tan simple como que la ciencia es un bien común y compartido que nos hace progresar. Las profundas desigualdades existentes son producto de la ambición, la falta de generosidad y la inmensa capacidad que tenemos de estropearlo todo, incluyendo el conocimiento científico. Damos espacio a los que niegan el papel de la ciencia sin más. Aceptamos, con una disimulada incomodidad acomodada, afirmaciones falsas sobre la inmigración, la perspectiva de género, la inversión en defensa, las vacunas y el cambio climático, entre muchas más. Afirmaciones que ya no solo pronuncian voces anónimas o sin influencia, sino que ahora tienen el altavoz de las personas con las mayores cuotas de poder. No podemos seguir menospreciando a quien quiere destruir lo que hemos construido entre la gran mayoría. Tenemos que decir basta.
El control de las ideas no puede encontrar espacio en las universidades
No hace mucho pude dialogar con el actual conseller Duch y me decía que la idea de Europa era tan transversal que nos permitía identificarnos en el lugar común de la cultura europea. A pesar de que seguro que es muy difícil saber qué es exactamente eso de la cultura europea, reconozcamos que está estrechamente basada en los valores de la democracia participativa y en la igualdad y el bienestar que garantiza el progreso del conocimiento bien administrado.

La ciencia es un bien común que nos hace progresar
Una Europa diversa y profundamente inclusiva y democrática, como queremos que sea, tiene que ser también la mejor herramienta para combatir el descrédito de la ciencia. Hay que construir un movimiento sólido y colectivo que, bajo el paraguas de estos valores comunes, permita a la mayoría que somos decir bien alto y bien claro que la ciencia y el conocimiento son la mejor herramienta para protegernos ante la barbaridad que se intuye próxima. Y disponernos, si hace falta, a acoger con los brazos abiertos a aquellos que ven peligrar su reputación y su talento por mandatarios iluminados.
La concepción de una Europa diversa y una ciudadanía que se reconoce como europea también en la diversidad, parece una combinación perfecta para la transmisión de un mensaje transgresor. Como lo es, ahora mismo, la afirmación de que la ciencia y el conocimiento son la respuesta más poderosa para detener escenarios como lo que describió a Javier de la Sotilla en este diario, cuando explicaba que la Universidad Columbia de Nueva York, ha nombrado a un vicerrector comisario para hacer de censor de aquello que hacen y piensan los científicos.
La inquisición intelectual, el control de las ideas y la eliminación de la discrepancia no pueden encontrar espacio ni en las universidades, ni en los centros de investigación, ni en los hospitales. Constituimos la red más densa, articulada y contundente para oponernos a todo eso, porque tenemos la misión de hacer y enseñar ciencia. Demostramos la verdad, no la fabricamos. Me parece que empieza a ser la hora ponernos en marcha y servir de faro para no perder el rumbo. El riesgo es real. Por lo tanto, sí, #StandUpForScience . Defendamos la ciencia y defendamos el conocimiento. Defendamos las universidades. Defendamos Europa.