El helicóptero que se estrelló en el Hudson no tiene registros de vuelo, según la investigación

Tragedia en Nueva York

La empresa operadora había pasado problemas financieros, presentó suspensión de pagos en el 2019 y uno de sus aparatos fue embargado a finales del 2024

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Los buceadores de la policía de Nueva York continúan buscando en el Hudson partes del helicóptero siniestrado, piezas que pueden ser claves para esclarecer la causa del accidente 

Yuki Iwamura / Ap-LaPresse

El helicóptero que se estrelló en el río Hudson el pasado jueves, donde murió el piloto y una familia barcelonesa compuesta por un matrimonio y sus tres hijos, carecía de registros de vuelo.

A bordo no estaba equipado ni con un sistema de grabación en vídeo ni cámaras que registraran lo ocurrido en la nave, informó en un comunicado este domingo la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), la agencia federal encargada de este tipo de investigaciones. 

La ausencia de estos dispositivos de grabación, también conocidos como caja negra, “limita la información” sobre el aparato que “podría ser utilizada en la indagación“”, remarcó la NTSB. La última inspección a fondo de este aparato se produjo el pasado 1 de marzo,

La agencia de seguridad ha insistido a lo largo del tiempo para que la Administración Federal de Aviación (FAA) impusiera una regulación más estricta y normas de inspección más concretas para los helicópteros turísticos. En un informe del 2021, denunció la falta de control en estas naves, lo que supone “introducir un impedimento para que la NTSB determine si el riesgo era inaceptable y evitable”.

“El publico que participa como pasajeros en estos vuelos probablemente no sepa que estas operaciones tienen requisitos menos estrictos que otros servicios aéreos”, se indicó en ese informe.

El vuelo en el que fallecieron Agustín Escobar, su esposa Mercè Camprubí y sus tres hijos (Agus, de 11 años), Mercè, de 8 y Víctor, de 4) era el octavo que realizaba el aparato durante esa jornada. Despegaron sobre las tres de la tarde del lado oeste del bajo Manhattan, se dirigieron a la estatua de la Libertad, pusieron rumbo al norte, hasta el puente de Washington y emprendieron el regreso, hacia el sur, por la ladera más cercana a Nueva Jersey.

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Joan Camprubí, hermano, cuñado y tío de las víctimas, depositó este sábado una corona de flores en la zona cercana al siniestro, a la espera de poder repatriar los cadáveres.

Los buceadores de la policía de Nueva York, mientras tanto, continuaron con su labor de búsqueda. Al concluir la tarea este sábado no habían logrado recuperar ninguno de las aviónicas del aparato, un modelo Bell 206.  Esto hace referencia a los equipos electrónicos de transmisión, otra complicación para determinar las causas.

Buena parte del fuselaje principal se había conseguido hallar, como la carlinga y la cabina del piloto, la parte delantera del brazo de cola, las aletas estabilizadoras horizontales y la aleta vertical. Casi todo este material ha sido enviado al laboratorio que dispone la NTSB en Washington para practicar una revisión más en profundidad.

La familia fallecida en el accidente de helicópter en Nueva York

La familia fallecida en el accidente de helicópter en Nueva York

La Vanguardia

Sin embargo, como reconoce la agencia, todavía no se ha dado con el paradero del rotor principal del helicóptero, la caja de cambios, el rotor de cola y un trozo del brazo de cola.

Los investigadores y se reunieron con representantes de New York Helicopter Charter, la compañía que operaba el servicio turístico, para revisar políticas y procedimientos, la gestión de los sistemas de seguridad y la experiencia del piloto, Sean Johnson, de 36 años y veterano del ejército estadounidense que empezó con los vuelos turísticos en el 2023, según sus familiares y amigos.

Tres días después del accidente seguía siendo una incógnita que ocurrió en ese octavo vuelo del 10 de abril. Entre las posibilidades, los investigadores barajan el impacto de pájaros, la interferencia de un drone o una avería mecánica. La cuestión de la falta de combustible se va relegando.

Además de que ya tuvo dos incidentes graves, en 2013 y 2015, que por suerte se saldaron sin fatalidades, la compañía operadora había sido considerada durante mucho tiempo como un competidor agresivo en el negocio de llevar turistas a disfrutar de vistas aéreas de lugares singulares en los alrededores de la Gran Manzana.

Su flota era más pequeña y vieja que la de otras empresas que operan en el área metropolitana, donde un solo helicóptero pude ganar hasta 5.000 dólares a la hora.

Según The New York Times, su propietario y jefe ejecutivo, Michael Roth, se ha ganado la reputación de ser muy lento a la hora de pagar y muy rápido al presentar demandas. En cada uno de esos incidentes acusó a otros y se quitó responsabilidad. 

Incluso antes de que esta industria sufriese un duro golpe con el parón por la pandemia, cosa que agradecieron los vecinos, su compañía ya presentó en 2019 los papeles para la suspensión de pagos. Uno de sus helicópteros fue embargado a finales del pasado año, apenas ocho meses después de su arrendamiento.

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