Renovador eclesial, valiente y esperanzado

Renovador eclesial, valiente y esperanzado
Antoni Matabosch
Experto en ecumenismo y profesor emérito de la Facultad de Teología de Catalunya

Los contrarios al papa Francisco, ahora, se han limitado a dar el pésame y a despistar sobre su obra. Ante la oleada de elogios, no se han atrevido a denigrarlo. Veo a Francisco como un gran Papa en tres aspectos: renovador eclesial, líder profético en la sociedad universal y con actitudes y criterios de gran profundidad y alcance.

Con respecto a la Iglesia no ha tenido ningún miedo al querer limpiar toda clase de abusos. Ha sido implacable con la pedofilia, un crimen muy extendido en la sociedad y en concreto en miembros de la Iglesia. Por esta aberración ha hecho dimitir a cardenales, obispos y curas. Ha establecido procedimientos en el Vaticano y en cada diócesis, no solo para los pedófilos, sino para los encubridores, que optaban por callar, por un falso miedo a los escándalos. En general, ha estado en contra de todo abuso de poder y de clericalismo que limita la libertad humana, por ejemplo en algunos movimientos y órdenes religiosas que consideraban que los dirigentes expresaban siempre la voluntad de Dios y que llevaban al sectarismo. La Iglesia es pecadora, pero también santa e instrumento de Dios en el mundo; hay que limpiar y también edificar. Por eso, Francisco ha sido también un renovador de la Iglesia Católica. 

“No ha tenido ningún miedo en querer limpiar todo tipo de abusos, ha sido implacable con la pedofilia, un crimen muy extendido en la sociedad y en concreto en miembros de la Iglesia”

Arraigado en la tradición se ha lanzado hacia el futuro. “La tradición no es el culto a las cenizas, sino la custodiaba del fuego... Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere ver todo claro y seguro, no encontrará nada. La tradición y la memoria del pasado tienen que ayudarnos a reunir el valor necesario para abrir nuevos espacios a Dios. Quien busca solo en normas, en seguridades doctrinales exageradas o en un pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. La fe se hace ideología.” Soñaba con una Iglesia siempre abierta, para todos y con todos, que prefiere, curarse las heridas que dormir la siesta. Una Iglesia participativa y corresponsable de laicos (con un acento especial en las mujeres), religiosos/as y ordenados: una iglesia sinodal. Se esforzó por una Iglesia con raíces y alas.

Ante nuestro mundo tan dividido, enfrentado e injusto ha hecho sentir una fuerte voz de denuncia y de plantear nuevos horizontes. ¿“Qué deja una guerra? Injusticia que se añade a injusticia. La guerra es estúpida. No hay una guerra justa.” Por eso ha denunciado la guerra en Ucrania, las barbaridades en Gaza (que ha denominado también terrorismo), las matanzas en Sudán. No se ha cansado de denunciar a las sociedades que crean pobreza, al lado y con indiferencia de los ricos: son los marginados, los descartados, los ignorados. 

Esperanza. La autobiografía del papa Francisco. (Photo by Julio Cesar AGUILAR / AFP)

Esperanza. La autobiografía del papa Francisco. (Photo by Julio Cesar AGUILAR / AFP)

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Ha proclamado las exigencias de la Doctrina Social de la Iglesia sobre el bien común, la dignidad de toda persona humana, sin ninguna distinción de género, raza o edad. Ha insistido y denunciado mucho el actual fenómeno de la migración. “Vivimos la migración como una invasión, con una actitud no solo profundamente inhumana, sino también autodestructiva (los necesitamos). Es urgente que puedan tener de qué vivir en sus países; y al mismo tiempo, es urgente tomar medidas para salvaguardar el derecho a la migración. La integración es la clave de este proceso“”

Ha denunciado con solidez la crisis ecológica, especialmente el cambio climático, desde una perspectiva global, histórica y de realismo. Hace tres siglos que la ideología del progreso indefinido y la fe ciega que la razón y la ciencia nos llevarán indefectiblemente a una sociedad rica, igualitaria y feliz, ha ido a la quiebra, dice Francisco. Si no cambiamos nuestras actitudes más profundas, nuestra manera de depredar la tierra, nos espera un futuro muy peligroso. Las religiones pueden aportar mucho a la ecología con sus actitudes de templanza, derechos humanos, etc. El negacionismo (basado a menudo en intereses económicos) es científica y socialmente una estupidez interesada.

Ha denunciado con solidez la crisis ecológica, especialmente el cambio climático, desde una perspectiva global, histórica y de realismo

Todo este gran programa de Francisco se arraiga, toma validez y una gran fuerza en una serie de actitudes que conforman toda otra manera de vivir y verlo todo. Para vivir en paz hace falta dar las gracias; decir por favor y perdón (no todo se resuelve con la justicia; es necesario amar más de lo que es debido, para empezar una nueva historia de gracia). La ternura es revolucionaria para ayudar a cuidarnos. Somos imagen de Dios y Dios sonríe”. El humor, la sonrisa y la alegría, la sana ironía de la broma, son la levadura de la existencia y una herramienta para afrontar las dificultades de la vida. Insiste en la importancia de la cultura del encuentro, “que nos dispone no solo a dar, sino también a recibir de los otros, y nos empuja a salir de nosotros mismos para ser peregrinos”. 

Otra actitud fundamental es el amor, que todo lo transforma y lo encamina. Y finalmente la esperanza, título de su autobiografía. La esperanza cristiana es invencible porque no es un deseo (como el optimismo). Es la certeza de que todos estamos andando hacia alguna cosa que no es lo que querríamos que fuera, sino que ya es.

Y acaba diciendo: “Los mejores días todavía no han llegado. Para nosotros los cristianos, el futuro tiene un nombre y este nombre es esperanza. Yo solo soy un paso.”

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