Fallece Antoni Mercader, el gran defensor y difusor del videoarte en España

Obituario

Catalanista y cosmopolita al mismo tiempo, fue miembro del Grup de Treball y profesor de Comunicación Audiovisual en la Universitat de Barcelona

BARCELONA-ANTONI MERCADER Y EUGENI BONET COMISARIOS DE LOOP-FOTO- ANA JIMENEZ

Antoni Mercader, en 2017 

Ana Jimenez

Durante los últimos años de la dictadura franquista había en Barcelona una especie de constelación clandestina formada por locales que funcionaban como catacumbas culturales, oasis respirables donde se realizaban proyecciones de películas o de vídeos sin permiso de la autoridad y se fraguaban proyectos de carácter vanguardista, progresista y antiautoritario. Proyectos que, en buena parte, fructificaron unos años más tarde, aunque tal vez no del modo esperado ni con la plenitud y la difusión deseadas. Uno de esos lugares era el Institut del Teatre, que se encontraba en la calle Elisabets. Allí, a mediados de los años setenta, se conspiraba a favor del empleo de un nuevo medio de expresión y de comunicación, llamado vídeo, que algunos percibían como una posible alternativa horizontal y comunitaria a una televisión que era vertical y dirigista y que se cuestionaba por razones éticas, ideológicas y estéticas.

Ha sido el agente más activo en la difusión del videoarte en el ámbito catalán y español, junto a Eugeni Bonet

Otro lugar avanzado era el Institut Alemany, donde se presentaban en primicia películas visionarias de Werner Nekes, conceptuales de Wolf Vostell y los primeros largometrajes de algunos directores entonces aún desconocidos: Werner Herzog, Wim Wenders, Werner Schroeter, Fassbinder, Kluge... El local se encontraba en un piso de un edificio contiguo al cine Coliseum, construido sobre las ruinas causadas por la aviación fascista italiana en el peor bombardeo sufrido en Barcelona: un episodio de la Guerra Civil que relata Marcos Ordóñez en su espléndido libro Un jardín abandonado por los pájaros . Fue en esos lugares catacúmbicos donde conocí a Antoni Mercader. Me lo presentó Eugeni Bonet, siendo yo todavía adolescente. Mercader me pareció un tipo singular, catalanista y cosmopolita al mismo tiempo, con una actitud irónica y más intelectual que salvaje (Joan Miró era un salvaje, Duchamp un intelectual). Su aspecto me recordaba a Christopher Lee, uno de los actores que mejor ha encarnado al conde Drácula. Pero, lejos del modo vampírico, Antoni Mercader ha dedicado generosamente sus años y su energía a defender las posibilidades del vídeo como medio de reflexión, comunicación social y expresión artística. Ha sido el agente más activo en la difusión del videoarte en el ámbito catalán y español, junto con el cineasta experimental y videoartista Eugeni Bonet. En este sentido, fue decisiva su intervención en los tiempos pioneros, entre 1976 y 1985. Su libro En torno al vídeo , firmado junto con Eugeni Bonet, Joaquim Dols-Rusiñol y Antoni Muntadas y editado en 1980 por Gustavo Gili, sigue siendo 45 años más tarde un referente, reeditado por la Universidad del País Vasco en el 2010.

Un tipo singular, catalanista y cosmopolita al mismo tiempo, con una actitud irónica y más intelectual que salvaje

Primero, el equipo Mercader-Bonet-Dols Rusiñol organizó muestras videográficas en centros culturales de Barcelona, como el Col·legi d’Arquitectes, en 1979, o pocos años después en las sesiones del ciclo Virreina, els dilluns vídeo. Allí se mostraron por primera vez en España los vídeos de autores más tarde célebres, como Bill Viola, Nam June Paik, Gary Hill y Bob Wilson, o también de la hoy por fin reivindicada Meredith Monk. Ese impulso pionero surgido en Barcelona fue el origen de sucesivas iniciativas en torno al videoarte que tuvieron lugar en el contexto cinematográfico del festival de San Sebastián o artístico del MNCARS (Reina Sofía), que hoy cuenta con obras de Mercader, quien formó parte del Grup de Treball (1972-1976).

Destacó también como profesor de Comunicación Audiovisual en la Universitat de Barcelona, y como impulsor de la Mediateca CaixaForum y de proyectos internacionales como GAMA (Gateway to Archives of Media Art) y Vivid (Radical) Memory. Recuerdo muy bien su expresión feliz a la salida de un concierto de free jazz de Ornette Coleman en el Palau de la Música, o de unas proyecciones de Eugènia Balcells y de Eugeni Bonet.

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