Varios novelistas estadounidenses vieron el pasado domingo cómo sus nombres eran asociados en el diario Chicago Sun-Times a títulos de libros inexistentes. Una IA elaboró esas listas, que incluían tanto obras reales como falsas. A la hora de inventar, el algoritmo tomó a una novelista real de origen coreano, Min Jin Lee, y le atribuyó una novela llamada Nightshade Market (en inglés, mercado de las sombras nocturnas) como “una fascinante historia ambientada en la economía sumergida de Seúl”. A otra autora, Rebecca Makkai, le atribuyó el título Boiling Point (en inglés, punto de ebullición) sobre la historia de una científica del clima que vive un enfrentamiento con su propia hija adolescente. Más que novelas, parecían títulos de folletines.
El diario ha explicado a los lectores que las ediciones impresa en papel y electrónica online del Chicago Sun-Times incluyeron una edición especial de recomendaciones literarias titulada Índice de calor: su guía de lo mejor del verano. Esas lecturas recomendadas fueron adquiridas a King Features, una empresa del grupo Hearst, con el que se asocia para contenidos nacionales.
“Para nuestra gran decepción -señaló el diario-, esa lista se creó mediante el uso de una herramienta de IA y recomendaba libros que no existen. Estamos investigando activamente la exactitud de otros contenidos de la sección especial”. A raíz del descubrimiento de los libros falsos, varios lectores reportaron el hallazgo de otros artículos en la sección de verano los que aparecen algunas fuentes sobre las que hay duda de su existencia.
King Features también ha tenido que dar explicaciones. En un comunicado enviado a Chicago Public Media, la empresa aseguró que tiene “una política estricta” con sus colaboradores “contra el uso de la IA para crear contenidos”. Indicó también que el artículo de recomendaciones literarias se le encargó a un periodista freelance “que utilizó IA en el desarrollo de su historia sin revelar su uso”. Por eso, han cortado cualquier relación con él.
El Chigago Sun-Times señaló en su artículo de explicaciones, frente al “momento de gran transformación en el periodismo y la tecnología”, la industria periodística “sigue asediada por retos empresariales”. La lección supuestamente aprendida es que “este debería ser un momento de aprendizaje para todas las organizaciones periodísticas: Nuestro trabajo se valora -y es valioso- por la humanidad que hay detrás de él”. El escándalo ha llevado al diario a revisar su cadena de producción editorial y a comprometerse que “no volverá a ocurrir” un episodio igual.