La situación de pareja es más determinante que el empleo a la hora de tener o no hijos

Razones de la baja natalidad

España figura en el podio mundial de mujeres sin descendencia: la infecundidad se ha más que duplicado entre las nacidas en 1975 respecto a las de 1955

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El 80% de las mujeres que han pasado la mayor parte de su vida sin pareja estable termina su periodo fértil sin haber tenido hijos, según el estudio del CED 

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La proporción de mujeres sin hijos se ha más que duplicado en España entre el colectivo de las nacidas en 1975 con respecto a las que lo hicieron en 1955 y España es actualmente el segundo país del mundo con el mayor porcentaje de infecundidad permanente, casi un 30%. ¿Por qué? ¿Qué circunstancias han llevado a que tres de cada diez mujeres completen su etapa fértil sin tener descendencia cuando hasta finales de los 90 el porcentaje de mujeres sin hijos en España era inferior al de otros países de su entorno y de la OCDE? 

Para tratar de dar respuesta a esa pregunta, los investigadores del grupo de Género y Desigualdad del Centre d'Estudis Demogràfics de la UAB han analizado la trayectorias vitales en cuanto a empleo, educación y pareja de esas mujeres y qué relación guardan esos datos con la probabilidad o no de tener hijos. Y su conclusión es clara: tener pareja es el factor más determinante. Más que el disponer de un trabajo estable.

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”Quienes nos dedicamos a estudiar las razones de la baja natalidad en España, por qué los españoles no tienen los hijos que quieren, nos hemos focalizado mucho en el tema económico, en la precarización del mercado laboral, en los bajos salarios... y nos hemos olvidado del mercado matrimonial; y no digo que el tema económico no sea importante, pero los datos revelan que el 80% de las mujeres que se quedan solteras o que durante la mayor parte de su vida no han tenido pareja estable terminan sin hijos, mientras que entre las que se casan o tienen pareja estable, independientemente de su mayor o menor participación laboral, solo lo hacen el 20%”, explica Mariona Lozano, socióloga e investigadora Ramón y Cajal del CED, en conversación con La Vanguardia.

Cinco tipos de trayectorias vitales

En el artículo que publica en la revista Perspectivas Demogràfiques junto a Sergi Vidal y Alícia Adserá, explica que de su análisis retrospectivo de la última Encuesta de Fecundidad en España se desprende que hay cinco trayectorias vitales “tipo” que influyen en que las mujeres acaben o no siendo madres. El grupo más numeroso (58% del total) sería el de mujeres que se casaron temprano y permanecieron casadas durante la mayor parte del periodo analizado, con niveles medios y bajos de participación en el mercado laboral, y que son las que tienen la tasa más baja de infecundidad permanente: sólo un 14,5% no tiene hijos. 

Luego hay un grupo menos numeroso (12% del total) de mujeres que se casaron más tarde, en muchos casos con carreras profesionales exigentes y mayores tasas de empleo, que pospusieron la maternidad pero entre las que solo un 15,4% no tiene hijos. 

Un tercer grupo lo integran las mujeres que, sin estar casadas, han convivido en pareja o han tenido varias rupturas y que muestran una participación laboral media o alta. Son un 14% del total y el 34,8% de ellas no tiene hijos.

View from below of legs. A young couple with a baby pram is walking together.

Las mujeres casadas o con pareja estable son las que tienen más hijos, al margen de su perfil laboral 

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El cuarto grupo, corresponde a mujeres que pasaron la mayor parte de su vida adulta solteras y sin pareja estable y tienen un perfil laboral bajo. Suponen el 6% del total de mujeres de esa edad y el 80% no tiene descendencia. 

Por último, los investigadores identifican un colectivo de mujeres solteras y con un perfil laboral medio-alto (aproximadamente un 10% del total) cuyo nivel de infecundidad supera el 61%. 

“En general, los resultados revelan que las trayectorias de pareja que se desvían del modelo matrimonial más clásico tienen mayores probabilidades de no tener hijos, y que la soltería y el divorcio son predictores de no tener descendencia”, aseguran los autores del artículo.

La soltería y el divorcio son predictores de no tener descendencia

Mariona LozanoInvestigadora CED-UAB

Ahora bien, aunque el empleo por sí solo no predice la falta de hijos, las condiciones laborales influyen. Tanto entre las solteras y sin pareja como entre las casadas o con pareja estable, aquellas con trayectorias laborales más intensas presentan un nivel de infecundidad mayor. 

”Lo que observamos es que las mujeres que no tienen trabajo estable pero sí pareja estable se las apañan para tener hijos; y las que tienen carreras laborales fuertes terminan sin hijos cuando no han encontrado pareja”, resume Lozano.  Y subraya que en esta última correlación tienen mucho que ver el nivel educativo.

Nivel educativo

Las universitarias tienen más probabilidades de quedarse sin hijos

 Las mujeres con una educación media o alta tienen más probabilidades de quedarse sin hijos que aquellas con menor nivel educativo, porque tienen más dificultades para tener pareja estable como consecuencia de lo que la socióloga Maike van Damme ha denominado “el déficit masculino” español: la escasez de candidatos para las mujeres españolas heterosexuales con estudios superiores y convicciones feministas que desean un hombre afín a ellas. 

Eso hace que la probabilidad de no tener descendencia entre las universitarias sin pareja se eleve hasta el 80%. Lozano y sus colegas subrayan que los efectos de la ausencia de pareja o inestabilidad conyugal sobre la infecundidad se amplifican entre las mujeres con mayor nivel educativo tanto por esa mayor dificultad para encontrar una pareja adecuada para formar una familia como porque quizá sus relaciones son menos conformistas y estables, pero también porque las mujeres con mayor nivel educativo podrían preferir tener descendencia dentro del matrimonio como una forma de garantizarse un compromiso formal que haga “rentable” invertir en el futuro de los hijos.

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“En la medida en que los hijos aún se tienen mayoritariamente en el seno de una pareja, muchas mujeres, al no encontrar pareja, se focalizan en otras cosas y renuncian a la maternidad”, reflexiona Lozano. Y apunta que nunca ha habido tanta soltería como ahora y esa mayor inestabilidad de las uniones “viene marcada porque las mujeres han hecho un cambio importante de su rol en la sociedad” y eso afecta a los patrones de emparejamiento y a la fecundidad.

En este sentido, hay que tener en cuenta que los hallazgos que los investigadores del CED recogen en su artículo reflejan la experiencia de las mujeres nacidas antes de 1980, para quienes el matrimonio y las normas sociales respecto a la reproducción eran distintas. 

 

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