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Pena de 20 años para “el diablo con bata blanca”: el cirujano que violó y abusó de 256 menores

El mayor pederasta de Francia

Es la condena máxima posible con el Código Penal francés, una ley criticada por el fiscal del escabroso caso

Joel Le Scouarnec se mostró, en su última declaración, como un hombre arrepentido que ahora espera, tras la experiencia de este juicio, “ser una persona mejor”. Las víctimas no le creen. 

BENOIT PEYRUCQ / AFP

Ya hay sentencia en el caso del mayor pederasta juzgado jamás en Francia: 20 años de prisión. Es la pena máxima que se puede imponer, con el Código Penal francés, al cirujano jubilado Joël Le Scouarnec, por violar y agredir sexualmente de 299 personas, la mayoría menores de 15 años. 

Lo hizo durante casi 25 años, cuando esas niñas y niños estaban dormidos en su quirófano o despertaban de la anestesia en las habitaciones de hospitales. Un depredador sexual que, según el fiscal y a pesar de que el médico dice estar arrepentido, “no está curado”.

La sentencia se ha hecho pública hoy tras cuatro meses de juicio. Por la sala de vistas han pasado, una a una, las víctimas. Han vuelto a enfrentarse, cara a cara, a su agresor. Todas ya adultas, pues esas agresiones se han consumado en el último cuarto de siglo. La edad media de los agredidos no llega a los 12 años.

La Fiscalía admite que la pena queda muy lejos de la atrocidad cometida; la sentencia establece que no pueda tener beneficios durante dos tercios de la condena

La propia Fiscalía admite que los 20 años de cárcel impuestos a Le Scouarnec no cuadran con la atrocidad del caso y que ese castigo tampoco compensa el dolor sufrido por las víctimas. Pero el Código Penal francés no contempla, para el castigo,  la acumulación de penas. Ha sido condenado por estas casi 300 agresiones sexuales a la misma pena que se habría impuesto con una sola violación. 

Manifestación, hoy, ante el tribunal de Vannes que ha dictado sentencia. Las víctimas consideran insuficientes los 20 años de cárcel

AFP

 “En Estados Unidos, por ejemplo, el acusado  enfrentaría a 4.111 años de cárcel, que quedarían en 2.000 con las reducciones de pena ”, calculó el fiscal Stéphane Kellenberger, en su intervención del pasado viernes ante el tribunal de Vannes. “Pero estamos en Francia y yo no soy el legislador”, se excusó el representante de la acusación pública.

En Estados Unidos, por ejemplo, el acusado se enfrentaría a 4.111 años de cárcel, que se quedarían en 2.000 con las reducciones de pena ”, dijo el fiscal en su informe

Dos de esas víctimas -el cirujano ha admitido haber cometido 111 violaciones y 188 agresiones sexuales entre 1989 y 2014 contra 299 víctimas, incluidas 256 menores de 15 años - no han podido comparecer en este juicio. Se suicidaron, ya de adultas, al saber lo que ese cirujano especialista en el sistema digestivo les hizo cuando los operó. Le Scouarnec se refirió semanas atrás a ellos y dijo, siguiendo su último discurso de criminal arrepentido, se responsabilizaba también de esas muertes.

Joel Le Scouarnec, escoltado por la policía a su llegada a los juzgados en una de las sesiones del juicio

Reuters / Stephane Mahe

El fiscal argumentó que la ley no le ha permitido solicitar un castigo mayor -ocurrió lo mismo en el caso de Dominique Pelicot, el hombre que drogaba a su mujer y abría la puerta de su casa a otros varones para que la violaran- pero la acusación pública sí ha solicitado que Le Scouarnec no pueda pedir ningún beneficio penitenciario al menos durante los dos tercios de cumplimiento de la condena. Una solicitud aceptada por el tribunal y que recoge la sentencia condenatoria

El riesgo de reincidencia “es muy alto” y las víctimas no se creen al médico cuando afirma que ahora es consciente de sus actos 

El fiscal repitió que el riesgo de reincidencia de este hombre “es muy elevado”. También ha pedido que si un día se acordara su liberación -el cirujano tiene 74 años- sea retenido en un centro para recibir tratamiento. Todo menos dejarle salir, por muy anciano que sea, a la calle. Eso no lo recoge la sentencia.

El fiscal no pudo ser más gráfico al referirse al acusado: “Eres el diablo vestido con bata blanca”, dijo mirando a la cara al cirujano. Y no descartó, tras esta pena que él considera tan benévola,  que pueda escribirse en el futuro un nuevo capítulo de esta escabrosa historia, al estar convencida la Fiscalía de que hay otras muchas víctimas que no han denunciado.

El cirujano francés Joël Le Scouarnec, de 74 años, podría pasar lo que le queda de vida encerrado. El fiscal ha pedido que no le dejen salir por el alto riesgo de reincidencia

Captura TF1

El tribunal no ha tenido en cuenta, a la hora de dictar sentencia,  la estrategia con ánimo de ver reducido su castigo adoptada Le Scouarnec en la última fase del juicio. Primero admitió todas las violaciones y agresiones. Algo difícil de negar, pues ese médico anotaba en unos diarios con todo lujo de detalles lo que les hacía a esas niñas y niños. Después afirmó que, si el tribunal consideraba que se merecía una cadena perpetua, él lo asumiría. Lo dijo en  tono muy compungido.

“Este juicio me ha servido para ser mejor persona”, afirmó un compungido Le Scouarnec en su último turno de palabra

Pero faltaba el último turno de palabra. El acusado lo aprovechó, otra vez con tono compungido, para afirmar que solo quería “convertirse en una mejor persona”. Y volvió a repetir que no estaba pidiendo, con estas palabras, “clemencia”. Solo quería que todo el mundo sepa que ahora sí es consciente “del gran dolor causado”.

Los abogados de las víctimas sostienen que todo es un teatro –“no soy actor”, les respondió el cirujano- y dudan de que ese hombre esté realmente arrepentido por sus actos. Tampoco creen a los abogados de la defensa, que al mismo tiempo que admiten todos los cargos, intentaron convencer al tribunal de que el juicio ha servido para cambiar la percepción que su cliente tenía de los actos consumados. 

Y en es que al principio Le Scouarnec quitó hierro a su conducta y dijo que no todos los hechos que le han imputado entran en lo que él entiende como abuso sexual o violación.

El juicio deja lagunas; nadie aclara cómo ningún otro médico detectó lo que pasaba, ni tampoco la supuesta complicidad de la esposa del acusado

Lo que no ha aclarado esta vista ha sido si hubo o no connivencia entre los colegas del cirujano. Cuesta creer que ninguno de sus compañeros en los hospitales en los que trabajó viera nada. Tampoco es creíble que su esposa, que sigue visitándole en la cárcel, detectara durante estos 25 años nada extraño en la conducta de su marido, que guardaba sus diarios en casa, amontonados entre todo tipo de muñecas.

Marie-France Le Scouarnec, se cubre el rostro a su llegada a la sala de vistas de Vannes, donde se ha celebrado este macrojuicio.

Damein Meyer/ AFP

Y lo más grave, tampoco resuelto en este juicio, ¿Por qué se permitió seguir ejerciendo a este médico tras haber sido arrestado ya en 2005 por posesión de imágenes pornográficas de niños y niñas? Si en ese momento hubieran saltado las alarmas muchas de las víctimas cobradas por este pederasta hasta 2017 (cuando fue descubierto) no habrían pasado por este infierno.

Fue la denuncia de unos vecinos lo que destapó la escabrosa historia. Descubrieron que el médico había abusado de su hija menor a través de la verja que separaba los jardines de las dos casas.

A partir de ese momento se destapó la caja de las atrocidades sexuales. Se supo entonces que Le Scouarnec -lo admitió en el juicio- había abusado también de una de sus nietas, cuando solo tenía 2 años. Hizo lo mismo con dos de sus sobrinas, cuando tenían la misma edad. El cirujano guardaba, además, en su casa cerca de 30.000 ficheros de pornografía infantil. 

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