A una semana de celebrarse las pruebas de acceso a la universidad (PAU) en Catalunya, los estudiantes reciben una buena noticia: las faltas de ortografía no serán cuantificadas y penalizadas de forma individual en ninguna materia, a excepción de las que se cometan en catalán, castellano e inglés (o la lengua extranjera elegida). Y en las disciplinas lingüísticas, los errores ortográficos sólo restarán hasta un 20% de la nota (dos puntos). Esta proporción es inferior a la de ediciones anteriores, cuando podían restarse tres, cuatro, cinco o seis puntos por acumulación de faltas.
El Departament de Recerca i Universitats basa la decisión de no contar y penalizar faltas, negando que haya un cambio respecto a las instrucciones que han recibido los profesores de instituto durante este curso, en que se ha adaptado a las especificaciones del Real Decreto sobre las PAU publicado por el Gobierno español que establece unos criterios determinados de corrección para que sean comunes a todas las autonomías. “Desconozco qué se ha interpretado, pero nosotros hemos adecuado las correcciones ortográficas a la normativa española”, dijo ayer la consellera de Recerca i Universitats, Núria Montserrat, insistiendo en que sí se había explicado. “Las pruebas de las PAU están adecuadas a lo que han estudiado”, afirmó.
“Desconozco qué se ha interpretado, pero nosotros hemos adecuado las correcciones ortográficas a la normativa española”, dijo la consellera Montserrat
Profesores y alumnos daban por descontado que las incorrecciones penalizarían en los textos largos que se piden, especialmente, en asignaturas como historia o filosofía. Muchas autonomías han asumido penalizaciones ortográficas en las asignaturas no lingüísticas.
Lo cierto es que Universitats había colgado en su web los criterios de corrección indicando que en todas las materias (excepto en las lenguas y las optativas de literatura) se valoraría “la coherencia, la cohesión, la corrección gramatical, léxica y ortográfica de los textos producidos así como su presentación”, con un descuento que podía llegar hasta el 10% de la nota del examen. No se definía la forma de cuantificar ese 10%.
En el caso de lengua catalana y literatura así como lengua castellana y literatura, sí especificaba que se aplicaría un descuento de 0,1 puntos para falta ortográfica con una limitación de hasta el 20% (en ediciones pasadas el tope eran seis y la norma del gobierno lo limita a dos).
En las optativas de literatura, “no se descuentan por faltas con un baremo específico”, sino que la nota final del examen se “puede reducir hasta dos puntos en casos de errores gramaticales muy graves, redacción muy deficiente y problemas de comprensión”.
”El objetivo es que el profesor de física no esté contando el acento y la coma que falta, porque este no es el objetivo del examen de física”, señaló Pilar Gómez, coordinadora de las PAU en Catalunya. Añadió que, además, “difícilmente puede encontrarse un examen escrito con una buena adecuación de vocabulario, argumentación, coherencia...etc. y, sin embargo, lleno de faltas. Hace 40 años que me dedico a la enseñanza y nunca me he encontrado con un examen así”, expuso.
Asimismo, “un alumno escolarizado en dos lenguas, durante 15 años, no debería preocuparse por las faltas de ortografía”, apuntó.
Pese al espíritu de unificación de criterios que perseguía la regulación del Gobierno en cuanto a los criterios de corrección, cada comunidad ha establecido normas distintas para sus estudiantes. Es así incluso para el examen de castellano. Unas empiezan a contar desde la primera falta, con un 0,1 o un 0,2 de sanción. Otras perdonan el primer fallo y cuentan luego con un 0,25. Y también hay las que las agrupan de cinco en cinco con una penalización de medio punto. Hay también quien descuenta menos las faltas de tildes que el resto. Andalucía, Aragón y Navarra, en cambio, valoran un conjunto de elementos referidos a la ortografía, coherencia y cohesión.
Estos baremos están siendo polémicos en este curso en el que las PAU están siendo objeto de escrutinio por parte de algunos partidos políticos que ponen de manifiesto una supuesta diferencia de nivel de exigencia en las pruebas de distintas autonomías. Y señalan que las comunidades que menos castigan las faltas son, precisamente, Catalunya, País Vasco y Asturias, que restan el 0,1 de la nota de las materias de lengua. La mayoría quita un 0,25 puntos, aunque a partir de la segunda falta.