Diez respuestas a la crisis climática

El futuro de Barcelona

Los episodios de calor extremo y el fenómeno isla de calor urbana obligan a diseñar la ciudad pensando en proteger a la población, sobre todo a los sectores más vulnerables

En los jardines de Can Batlló, la memoria de una edificación industrial se integra en arboledas y caminos para demostrar que el mejor refugio climático es la naturaleza

''Programa d'Ombres'', estrategia del Ayuntamiento de Barcelona para instalar sombra en diferentes espacios de la ciudad como parques infantiles , En Barcelona, 7 de Mayo de 2025.

Algunos parques infantiles de Barcelona se han beneficiado del 'Programa d'Ombres' del Ayuntamiento de Barcelona. 

Joan Mateu Parra | Shooting

Éste es un catálogo de los ámbitos y las medidas con las que la ciudad afronta la crisis climática. No es una relación exhaustiva, pero sí incluye elementos que son determinantes.

1. Energía limpia

Triplicar la generación solar

Los municipios también pueden contribuir a la acción climática fomentando el ahorro y las fuentes limpias. El objetivo municipal es triplicar la potencia fotovoltaica municipal hasta 2027 y pasar de las 117 instalaciones del año 2023, que generaban el equivalente al consumo anual de 3.178 hogares (5.848 kWp), a 384 instalaciones con un potencial equivalente al consumo de 10.450 hogares. La clave es que los equipamientos municipales sean fuentes de generación: guarderías municipales, sedes de distrito, bibliotecas, centros sociales o culturales, pérgolas en espacio público, gradas de campos de fútbol, mercados, cementerios o aparcamientos públicos. A largo plazo, de cara a 2030, se pretende multiplicar por cinco la cifra de 2023. Mucho por hacer...

2. Movilidad racional

Transporte colectivo de alta capacidad y electrificación

Las políticas para mitigar el cambio climático exigen continuar mejorando las infraestructuras del transporte colectivo público de alta capacidad. Los barceloneses se mueven a pie y en transporte público, pero también necesitan el coche para ir a trabajar. Adelantarse a la demanda del coche eléctrico con más puntos de recarga públicos (ya hay más de 1.000 con el plan Endolla), con estímulos económicos y bonificaciones, es una linea de acción imprescindible para incrementar la electrificación del parque automovilístico.

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Un coche eléctrico en un punto de recarga en Barcelona

Xavier Cervera

3. Expediente por polución

Prepararse para cumplir unos límites más estrictos en 2030

Reducir las emisiones de gases no solo evita calentar la atmósfera, sino que permite disminuir los contaminantes peligrosos para la salud. En los últimos dos años (2023 y 2024) el nivel de polución del aire por dióxido de nitrógeno (NOx) se ha situado por debajo del límite anual exigido por la directiva europea vigente (40 microgr/m3). Si este 2025 el balance resulta igualmente positivo, la Comisión Europea podría cerrar el procedimiento de infracción abierto por incumplimiento de la normativa comunitaria, que comporta una amenaza de sanción. A partir de ahora, el gran reto será prepararse para cumplir las mucho más estrictas exigencias comunitarias de calidad del aire que regirán a partir de 2030. Para esa fecha, los valores límite anuales para NOx y partículas sólidas PM.10 se deberán reducir a la mitad. La ciudad ha logrado las mejoras en 2023 y 2024 gracias a la implantación zonas de bajas emisiones, la reducción de la movilidad privada, el aumento en el número de usuarios de transporte público y los ejes verdes. Una disminución de la circulación y de la combustión de motores resta contaminación y es el mejor antídoto ante la intrusiones de polvo sahariano y las partículas que disparan los episodios de polución y ponen en peligro la salud de las personas vulnerables.

4. Renaturalizar la trama urbana

Can Batlló y otras referencias

Barcelona prestigió en los años 80 del siglo pasada las plazas duras pavimentadas con un baldosas que irradian calor (como la dels Països Catalans, inacabada y convertida en un horno en verano). Pero el giro que impone una ciudad adaptada al cambio climático exige que la renaturalización penetre en la trama urbana. Sirven de nueva referencia los jardines de Can Batlló, gran área renovada entre la Gran Via de les Corts Catalanes y varias calles en la Bordeta. Una mezcla donde la memoria de una edificación industrial se integra con arboledas y caminos (486 nuevos árboles, más de 3.800 plantas arbustivas, más de 1.200 m2 con hierba de poca necesidad de riego...) Hasta crear la convicción de que el mejor refugio climático es la naturaleza. Y casi sin moverse de casa.

Zona verde Barcelona especial mira al futuro

Los árboles de Can Batlló se utilizan para crear sombras con las que mitigar el calor de la ciudad. 

Mane Espinosa

5. El Pla Clima

Un urbanismo más adecuado

El Pla Clima es la hoja de ruta, un paraguas con inversiones cifradas en 1.800 millones de euros hasta el 2030 para afrontar diversas líneas de acción climática. Barcelona prevé la creación de 40 hectáreas adicionales de zonas verdes como parte de un plan para alcanzar un total de 160 ha en 2030. Y se estima que tiene un potencial de unas 100 hectáreas de suelo calificado de verde pendiente de adecuar. Más calles peatonales, nuevos ejes verdes (la calle Cristòbal de Moura es otra referencia), pavimentos que amortigüen su efecto en la isla de calor y actuaciones para despavimentar y tener suelos más permeables que a la vez mejoren los drenajes son algunas de las recetas que acompañan un urbanismo más adecuado a las condiciones ambientales y climáticas.

6. Climatizar las escuelas

Con el recargo de la tasa turística

También las escuelas deben adaptare a un clima más extremo. Ante la reiteración de las ondas de calor, el Ayuntamiento barcelonés ha puesto en marcha un plan que implica actuaciones de climatización en 170 centros educativos hasta 2029, con un inversión de 100 millones de euros. Placas solares, sistemas de climatización y renovación del aire, revisión de cubiertas e impermeabilizaciones son parte de las mejoras necesarias. El proyecto se financia en gran parte con el recargo sobre el impuesto turístico.

7. Toldos para ganar sombras

Solución sencilla y eficaz

Los espacios públicos se deben adaptar también a los reiterados episodios de calor extremo. En esta línea se inscribe la instalación de 70 toldos con el objetivo de paliar las altas temperaturas: áreas de juegos infantiles, patios escolares y otros grandes espacios urbanos necesitan sombra. En total se ha previsto que 200 rincones de Barcelona cuenten con instalaciones de este tipo antes de que concluya el presente mandato. Entonces el Ayuntamiento habrá desplegado sombras sobre unos 50.000 m2, con una inversión municipal de 13 millones de euros. Primero son los árboles, pero los toldos también amortiguan los efectos de isla de calor urbana, facilitan el ahorro energético en edificios y favorecen el uso del espacio público.

''Programa d'Ombres'', estrategia del Ayuntamiento de Barcelona para instalar sombra en diferentes espacios de la ciudad como parques infantiles , En Barcelona, 7 de Mayo de 2025.

Los toldos son una solución fácil para crear espacios de sombras en Barcelona. 

Joan Mateu Parra | Shooting

8. Riego con aguas freáticas

Una partida para dar un gran salto

El fin de la alerta por sequía desveló una chocante “nueva normalidad”: ya es posible regar los parques y jardines con agua potables. Esto es algo que todo el mundo considera inaceptable. El Ayuntamiento de Barcelona ha destinado por primera vez una partida específica (20 millones de euros) para ampliar las instalaciones destinadas al riego con aguas freáticas (pozos, depósitos y conducciones, en Alfons el Magnànim, Palau Reial, Can Batlló en la Bordeta...). El riego con aguas freáticas pasará de representar el 18% al 22%. Serán 21 hectáreas de nuevas zonas verdes regadas con agua no potable (con un ahorro de 115.000 m3 de agua anuales). Una de las grandes actuaciones consiste en conectar el depósito de la Canopia de Glòries con el del parque Joan Miró a través del eje verde de Consell de Cent, lo que permitirá abordar futuras distribuciones posteriores de manera ramificada.

9. Aguas grises

La reutilización de caudales en las nuevas edificaciones

Otra forma de reducir el consumo de agua potable es reutilizando las aguas grises. El Ayuntamiento ha empezado la tramitación para aprobar la ordenanza de aguas grises, con el objetivo de reaprovechar los caudales de duchas y bañeras en cisterna del váter. La norma afectará a todos los edificios de nueva construcción y grandes rehabilitaciones de más de 16 viviendas o que tengan un consumo de más de 500 m3 al año en duchas y bañeras. En estos inmuebles solo habrá que incorporar una pequeña depuradora para tratar las aguas grises y reutilizarlas en la cisterna. Se ha estimado que, con esta medida, las familias podrán ahorrarse de esta manera cerca de 100 euros al año.

10. Frenar las lluvias torrenciales

Depósitos para retener el caudal y enviar que se ensucie las playas

Barcelona no puede descuidar los episodios de lluvias torrenciales, que tantos disgustos han causado tiempo atrás. Precisa completar su red de depósitos de aguas pluviales para amortiguar el riesgo de colapso del alcantarillado en los días de mucha lluvia y prevenir que los caudales sucios lleguen a las playas cuando las depuradoras no puedan asumir toda esta carga. La ciudad dispone de 15 depósitos pluviales, con capacidad de retención de unos 450.000 m de agua, que permiten regular y laminar los caudales en episodios de lluvias. Pero se necesitan unos 70 depósitos porque en las zonas bajas de Ciutat Vella, Paral·lel y Poblenou, entre otras, aún hay riesgos de inundación.

Entre las actuaciones en curso destaca el depósito soterrado de aguas pluviales de la rambla Prim, en ejecución hasta 2027, con un presupuesto de 55 millones de euros. Los esfuerzos se centran además en la renovación y ampliación de los grandes colectores, como el de avenida Diagonal, un cortafuegos que deriva el agua hacia el lado Besòs para sortear y aliviar los riesgos en los barrios del Gòtic o el Raval. En la avenida Paral·lel y su entorno, las mejoras en el drenaje iniciadas hace más de 10 años deben finalizar en el 2026 después de que haya terminado la fase del colector de Vila i Vilà

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