Una guía para entender los rankings y saber interpretarlos

AULA. Másters y mercado laboral

Los rankings de másters y postgrados orientan la elección de estudios, pero responden a metodologías diversas y criterios desiguales. Saber interpretarlos es clave para aprovecharlos

Los rankings permiten orientarse a la hora de buscar un máster

Los rankings permiten orientarse a la hora de buscar un máster

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Cada año, los rankings académicos se convierten en una referencia para miles de estudiantes que buscan orientación sobre qué más - ter o postgrado cursar. Universidades, escuelas de negocios y centros especializados compiten por ocupar las primeras posiciones en listas que prometen mostrar “lo mejor” del panorama formativo. Pero, ¿qué miden realmente estos rankings? ¿Qué criterios utilizan? ¿Hasta qué punto son fiables y para qué sirven? 

En un escenario cada vez más internacionalizado y competitivo, los rankings actúan como escaparates y mecanismos de reputación, pero también como herramientas imperfectas. No hay un único sistema de medición ni una fórmula infalible. Cada clasificación responde a intereses, metodologías y enfoques diferentes, y entender esas diferencias es clave para darles el valor que merecen. 

Qué miden y cómo lo hacen

Existen numerosos rankings de másters y postgrados a nivel nacional e internacional. Algunos de los más influyentes son los de Financial Times, QS World University Rankings, Eduniversal, UMultirank o El Mundo. Cada uno aplica su propia metodología, que combina elementos objetivos y subjetivos, como encuestas a antiguos alumnos, opiniones de empleadores, acreditaciones académicas o datos de inserción laboral. 

Financial Times, por ejemplo, elabora rankings internacionales centrados en escuelas de negocios, especialmente en programas MBA, másters en management y finanzas. Su clasificación valora  aspectos como el salario medio tres años después de la graduación, el progreso profesional de los titulados, la diversidad de la escuela o la internacionalización del programa.

Cada ránking aplica su propia metodología

QS World University Rankings, conocido por clasificar universidades, también publica rankings por disciplinas y programas. Evalúa la reputación académica, la reputación entre empleadores, la proporción de estudiantes internacionales y la investigación producida, aun que con menos foco en resultados laborales directos.

Eduniversal, por su parte, se centra en la recomendación de escuelas de negocios por parte de decanos de universidades de todo el mundo. También publica rankings temáticos de másters que combinan criterios como la notoriedad del programa, el salario de salida y el nivel de satisfacción de los estudiantes.

En el ámbito estatal, el diario El Mundo elabora cada año una clasificación de los mejores másters en España, basándose en encuestas a profesores, estudiantes y empresas, así como en la oferta académica, el número de alumnos o los me dios materiales.

Los rankings no son neutros ni definitivos,
pero ofrecen información que puede resultar útil si se interpreta con criterio

Los rankings pueden ser útiles como punto de partida para quien busca orientación, pero no deberían tomarse como única referencia. Pueden ofrecer una visión general del prestigio de un programa o una escuela, pero no sustituyen la investigación personal sobre el contenido del máster, la calidad del profesorado, las salidas profesionales reales o la adecuación a las propias expectativas. 

Además, no todos los rankings evalúan los mismos aspectos. Algunos priorizan el impacto económico del programa, otros la reputación institucional o el nivel académico. Esto puede favorecer a ciertas escuelas muy posicionadas internacionalmente, pero invisibilizar opciones más pequeñas o innovadoras que ofrecen formación de alta calidad. 

No todos los rankings evalúan los mismos aspectos

Un estudio publicado en 2022 por el Observatorio del Sistema Universitario advertía sobre la opacidad y la escasa transparencia de muchos rankings internacionales, que pueden generar “una falsa ilusión de objetividad y precisión”. En la misma línea, un informe de la UNESCO ha señalado que los rankings tienden a reforzar desigualdades entre instituciones, al concentrar la atención en métricas limitadas que no siempre reflejan el impacto social o la calidad docente.

A pesar de sus limitaciones, los rankings tienen efectos reales. La posición en una lista reconocida puede influir en la reputación de un programa, en su capacidad de atraer talento internacional y en las decisiones de las empresas que seleccionan perfiles. Algunas escuelas ajustan incluso sus estrategias docentes o de marketing para mejorar su posición en los rankings más influyentes.

También hay un impacto emocional: figurar en un máster bien clasificado puede reforzar la autoestima del estudiante y facilitar el networking. Pero el efecto inverso también existe: programas de alta calidad que no aparecen en ningún ranking pueden pasar desapercibidos, especialmente entre estudiantes internacionales o recién graduados. 

Más brújula que mapa

Los rankings no son neutros ni definitivos, pero ofrecen información que puede resultar útil si se interpreta con criterio. Sirven como brújula para ubicar tendencias, conocer escuelas y abrir opciones. Pero para construir un mapa personal de futuro profesional, conviene mirar más allá de la posición en una tabla: analizar contenidos, hablar con antiguos alumnos, valorar las prácticas, la red de contactos o la flexibilidad del programa.

Un ranking puede ayudarte a elegir máster, pero no debe decidir por ti. La clave está en usarlo como herramienta complementaria, sin olvidar que el mejor más ter no siempre es el más famoso, sino el que mejor se ajusta a tus metas, contextos y valores.

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