Ninguno de los siete jóvenes que dan su testimonio en estas páginas considera que obtener la mejor nota en las pruebas de acceso a la universidad (PAU), como sucedió en su caso hace diez años, es un hecho definitorio vital.
Guillem Megías, Pol Ruíz de Gauna, Jan Baserba, Mar Jovani, Oriol Vendrell, Sandra Wells y Julia Montoliu, jóvenes que ahora tienen 27 o 28 años, se encuentran entre los las mejores notas de las PAU de Catalunya en 2015, con calificaciones superiores a 9,55 (faltan Pablo Peláez e Irene Espuny que han declinado participar).
Este selecto colectivo desdeña la importancia social y mediática que se da a la selectividad, una forma de ordenar el acceso a grados muy demandados, pero que, para algunos adolescentes, se ha convertido en una bola de nieve que amenaza su salud mental.
Se trata éste de un grupo diverso que procede tanto de centros educativos públicos como privados. Cinco de siete eligió el ámbito científico o tecnológico y vive en el extranjero (Estados Unidos, India, Suiza, Países Bajos). Dos optaron por filosofía y trabajan en Catalunya. Cuatro se dedican a la investigación –algunos puntera como el ingeniero Vendrell que desde Irvine desarrolla robótica o Megías que participa en el Observatorio Vera C. Rubin (Chile) que mañana se presenta al mundo. También Wells, investigadora matemática en ETH Zúrich.
En el terreno personal, algunos viven en pareja. No tienen hijos. Todos, sin excepción, explican que su trayectoria académica laboral no fue lineal: exploraron caminos diversos hasta llegar adonde están ahora mismo. Les motiva la contribución social de su trabajo más que el beneficio económico.
Guillem Mejías. Doctor en astronáutica
“Lidero el sistema de óptica activa del telescopio de Chile”

Guillem Megías en su laboratorio
Mañana, lunes, el telescopio óptico chileno Observatorio Vera C. Rubin revelará sus primeras imágenes del hemisferio sur. Estará fotografiándolo durante 10 años, cada tres noches. Se trata de un telescopio de nueva generación, con la cámara digital más grande del mundo, que, además de mapear la Vía Láctea, podría responder a incógnitas físicas como la materia oscura o las primeras galaxia que formaron el universo.
“Va a cambiar la forma de hacer la ciencia”, afirma el doctor en astronáutica Guillem Megías que ha liderado el sistema de óptica activa del proyecto durante los últimos 4 años desde la Universidad de Stanford. “Me da vértigo pensar que el telescopio empezó a diseñarse en 1996, un año antes de mi nacimiento”.
De Stanford se muda en septiembre a Caltech, universidad puntera en ingeniería
Orgulloso alumno de la escuela pública (instituto Josep Pla, de Nou Barris, Barcelona) y de la universidad pública (UPC) estudió ingeniería física y le fascinaron los proyectos aeronáuticos. Ha aprovechado ayudas (Fundació Catalunya la Pedrera, Pere Balsells, la Caixa, Rafael del Pino) que lo han elevado a lo más alto del universo investigador.
Se muda en septiembre a Los Ángeles para seguir investigando en el instituto tecnológico de California (Caltech), una de las universidades más punteras del mundo en ingeniería. “A los alumnos de las PAU les recomiendo que aprovechen al máximo las oportunidades que se les ofrece para descubrir aquello que les apasiona”.
Sandra Wells. Investigadora en ingeniería medioambiental
“En Suiza investigo sobre el agua que fluye bajo los glaciares”

Sandra Wells, investigadora en glaciares en Suiza
Sandra Wells investiga modelos matemáticos para entender la manera en que el agua fluye bajo los glaciares. La ciencia y la naturaleza han pivotado desde siempre en su vida lo que ha acabado convergiendo en su dedicación profesional. Su trayectoria, llena de experiencias enriquecedoras en los mejores centros de investigación del mundo, le ha permitido saber lo que quiere: investigar en medioambiente, con impacto social, y en un entorno colaborativo e inclusivo, donde se entiende que las personas también tienen vida personal.
“Valoro trabajar con personas con vida completa, que no son solo investigadores”. Su casa está situada junto a un parque en el que pacen los ciervos. Y a un vuelo corto de su familia en Barcelona.
Ha investigado en varios ámbitos, además del medioambiental, como la robótica y la ciencia del espacio
“Mi camino hasta aquí ha sido un aprendizaje de años, explorando, descartando y encontrado a cada paso lo que me hace feliz”.
Wells empezó ingeniería biomédica, pero descubrió que no profundizaba en las materias que más le gustaban. Se matriculó en ingeniería física y matemáticas en la UPC.
Ha investigado en diferentes ámbitos como ciencia del espacio y la robótica, entre ellos cumpliendo su sueño de niña de investigar en la NASA.
Acaba de emprender su doctorado en ingeniería ambiental en el instituto suizo ETH Zúrich.
Su aprendizaje más grande, según explica, es que los sueños y la vida cambian con el tiempo, y que ambos van mucho más allá del éxito académico. “Sacar buena nota en las PAU, o recibir becas de excelencia, son cosas que te tienen que dar libertad para estudiar lo que te hace feliz. No te deberían atar nunca a ninguna definición concreta del éxito”.
Pol Ruiz de Gauna. Investigador en filosofía
“Sería feliz investigando sobre el pensamiento en un centro filosófico potente”

Pol Ruiz de Gauna, filósofo
Pol Ruiz de Gauna, en 2015 estudiante del colegio Jesuitas Sant Ignasi de Sarrià, apenas repasó antes de examinarse en las PAU. Ni siquiera se presentó a la fase específica pues con un 5 entraba en filología hispánica (UB). Aún así fue uno de los cinco mejores, con un 9,70 de nota final. Un diez en todas las materias (acertó la respuesta de la catáfora que salió ese año en el examen de castellano), excepto en filosofía, paradójicamente la disciplina que finalmente eligió.
Su aspiración entonces era escribir y leía con fruición para parecerse a los autores que más le gustaban. “La carrera fue decepcionante, fácil y aburrida”, considera ahora, y ya entonces, cuando cursaba segundo, se matriculó en filosofía, completando ambas titulaciones.
Su línea de investigación versa sobre la crítica de la economía política de Marx y la lógica nihílica del capitalismo
En esta segunda carrera, encontró profesores que encendieron destellos al conocimiento filosófico, como Salvi Turró, y en especial uno de sus actuales directores de tesis, Ricardo Espinoza Lolas, candidato al Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2025 en Chile. “Recibes estímulos intelectuales, sabes que algo se mueve, una idea, y quieres estar ahí”.
En la actualidad está siguiendo un doctorado en la UAB. Su línea de investigación versa sobre la crítica de la economía política de Marx y la lógica nihílica del capitalismo. “Abrimos el periódico, leemos sobre Gaza y, sin embargo, la información que obtenemos no genera en nosotros compromiso alguno. No es un problema de falta de sensibilidad. De hecho, el exceso de sensibilidad suele protegernos frente a la fundamental falta de compromiso que de todos modos rige nuestras acciones, incluso las más triviales”, reflexiona.
El próximo mayo defenderá la tesis y “tendré que buscarme la vida”. Buscará una beca de postdoc, dentro o fuera de España. En el futuro, le gustaría investigar en algún centro de pensamiento, como el instituto de filosofía de Liubliana (Eslovenia), donde ya ha hecho una estancia de investigación con Alenka Zupancic y en contacto con Slavoj Zizek.
Mar Jovani. Ingeniera de datos
“Soy ingeniera de datos y vivo en una apacible ciudad holandesa”

Mar Jovani, matemática, trabaja en Jus Eat en Países Bajos
Alumna brillante y aplicada, nacida en Castellón, realizó bachillerato internacional en el instituto público Jaume Vicens Vives (Girona) gracias a una beca CiMs+Cellex (de estímulo de matemáticas y física). “Siempre se me ha dado bien aprender”, admite humildemente. Con su 9,70 en las PAU (casi 13 con las específicas) entró en física y matemáticas en la UPC.
“Al principio el tiempo iba muy rápido y no disfrutaba de las asignaturas. Todo era esfuerzo, poco descanso”. Dejó física y se quedó con matemáticas. “Siempre se está a tiempo de recalcular la ruta”.
“Me parece importante dar tu tiempo a los demás de forma desinteresada”
De Erasmus se marchó a Países Bajos adonde regresó ya graduada y con cierta experiencia laboral. Fichó por la multinacional Just Eat Takeaway.com como ingeniera de datos. En 2020, se mudó a una pequeña ciudad a las orillas del Rin, a una hora en tren de Ámsterdam. Una localidad amable cuyo municipio impulsa el voluntariado entre sus conciudadanos.
“Me parece importante dar tu tiempo a los demás de forma desinteresada”. Así, los servicios sociales de la ciudad le adjudican diferentes tareas: un día monta un armario de Ikea y otro cuida el jardín de unos ancianos.
En el futuro se ve dedicando su talento en beneficio del medioambiente o en un proyecto comunitario. Quizás propio, quizás en Catalunya. “Nos parece que las decisiones que tomamos en la adolescencia son definitivas, pero no es verdad. Es mejor escucharse y tomarse las cosas con calma disfrutando del camino”.
Julia Montoliu. Farmacéutica
“Trabajo para la compañía danesa Novo Nordisk desde la India”

Julia Montoliu
Julia Montoliu (9,55 en las PAU) empezó un grado en la Universidad de Navarra y le supo a poco. Así que esta estudiante, nacida en Balaguer, alargó unos años su tiempo de estudio y, además de nutrición, estudió farmacia. Tras una breve estancia en un establecimiento de farmacia, empaquetó sus cosas y se marchó a Dinamarca con su novio. Se matriculó en el master de ingeniería y diseño farmacéutico en la prestigiosa universidad politécnica de DTU, al norte de Copenhague.
Se involucró en todas las actividades que le atrajeron: asociaciones de estudiantes, una aceleradora de startups, actividades de tecnología... Y eso le dio, según cree, el punto diferencial respecto a otros candidatos en su solicitud de trabajo en una potente multinacional danesa.
Estudió nutrición y farmacia, y realizó un máster en ingeniería farmacéutica en Dinamarca
“La formación suele ser similar, con muy buenas notas académicas. Lo que inclina la balanza a favor son todas esas actividades que te definen y que reflejan proactividad. Eso es lo que te distingue”.
El pasado septiembre entró a formar parte de la plantilla de Novo Nordisk, el ahora polémico fabricante de Ozempic. Su puesto de trabajo está en el departamento de asuntos regulatorios de medicamentos que se encarga de verificar que todos sus productos cumplan con los requisitos legales del país en el que van a comercializarlos.
Como parte de su formación en el primer año, la empresa pide una experiencia internacional. Montoliu escogió el continente asiático. Desde el mes de febrero se encuentra en el llamado Silicon Valley de la India, en la poblada ciudad de Bangalore, al sur del país. “En cierto modo, me recuerda a España por su bullicio y alegría de vivir”.
¿Hubiera imaginado esa vida diez años atrás? “Yo estaba muy agobiada por saber qué estudiar y en qué iba a trabajar. No podía imaginarme una oportunidad de estas características. Es una empresa muy internacional y multicultural”, reflexiona.
En otoño, regresará a su tranquila Copenhague. “Los daneses valoran mucho su vida personal que mantienen en equilibrio con la profesional. Ese consenso da mucha calidad de vida”.
“La vida te lleva por muchas partes inesperadas, hay muchas más opciones de la que te imaginas como estudiante de bachillerato, y muchas formas de llegar a aquello que descubres que quieres”.
Oriol Vendrell. Ingeniero de IA
“En el campus de ingeniería de Irvine se habla bastante catalán”

Oriol Vendrelll
Oriol Vendrell, nacido en Ordal en 1997, llegó al campus de la Universidad de California en Irvine el año pasado para cursar su doctorado en inteligencia artificial, en el departamento de ingeniería mecánica y aeroespacial. “Fui el último de la familia en llegar”, apostilla alegremente. Allí se reunió con sus dos hermanos. Son un caso excepcional de trillizos ingenieros trabajando en un centro de investigación puntero.
“El campus californiano no sufre, de momento, recortes en ciencias. Pero algunos investigadores están tirando de sus ahorros, otros tienen problemas de visados”.

Oriol Vendrell flanqueado por sus hermanos Jordi y Joan
Obtuvo una nota de acceso de 9,70 en las PAU 2015 y nota de admisión de 13,76 (aunque entonces industriales no exigía nota). Estudió ingeniería industrial y máster en robótica en la UPC en el 2022. Continuó sus investigaciones en el Instituto de Robótica e Informática (IRI) y trabajó en HP como ingeniero de software de I+D en el grupo de software de impresión 3D.
Opina que si uno trabaja duro en aquello que le gusta encuentra caminos que no espera. “Hay que seguir paso a paso, ser ambicioso y valiente”, considera. A los estudiantes de las PAU que elijan la UPC quiere decirles que el nivel de formación que van a recibir es muy alto en comparación con otras universidades, incluidas americanas. Por eso (y gracias a las becas Pere Balsells) se habla bastante en catalán. “Tenemos un grupo de WhatsApp y nos juntamos para el ver el Barça”.
A largo plazo, le gustaría regresar a Barcelona, aunque en EE.UU. ve más oportunidades de trabajo.
Jan Baserba. Filósofía, política y economía
“Después de un grado teórico quería trabajar en algo práctico”

Jan Baserba
Jan Baserba (Girona, 1997) estudió en los Maristes de Girona. Estudió uno de los grados estrella de las ciencias sociales: Filosofía, Política y Economía. Esta titulación que en el 2024 requirió una nota de corte de 12,260 está impartida por cuatro universidades: UPF, Autónoma de Madrid y Carlos III, también en Madrid.
Los alumnos rotan por los cuatro campus los dos primeros años en que estudian las tres ramas de conocimiento.
Trabaja de consultor en TradeHeader, una empresa dedicada a la tecnología financiera
Baserba se muestra crítico con la fama del grado por el carácter excesivamente teórico del plan de estudios que, finalizada la titulación, no conduce a trabajar en empleos determinados. Por contra, valora de su experiencia los compañeros de su promoción. También aprecia su estancia en el último curso en el Institutos de Estudios Políticos de París (Science Po).
Tras graduarse, cursó un master en historia económica (UB-UAB) y tiró currículums en varias empresas.
Aceptó la primera que lo entrevistó: TradeHeader, dedicada a la tecnología financiera y regulatoria. “Me daba la oportunidad de aprender algo sumamente práctico y dije que sí”.
Tras un curso inicial de formación en programación específica está trabajando en una compañía que le permite flexibilidad (trabajar a distancia, por ejemplo), viajar mucho y ganarse bien la vida. Reside, además, en Barcelona.
Cree que las PAU no merecen tanta atención social y mediática. Ni las notas más altas (como la suya, 9,70) representan a los estudiantes más brillantes porque existe un elemento de azar, por su naturaleza arbitrario, que ensalza a unos en detrimento de otros. Un amigo suyo, con idéntica nota de bachillerato, aunque distinta en las PAU, ahora está involucrado en una investigación en Harvard con alto impacto.
Desdeña el interés social en la selectividad porque termina perjudicando la salud mental de los adolescentes. “Se normaliza la ansiedad. Tendríamos que reflexionar que las notas no van a compensar la pérdida de salud mental”, añade. “Si yo recomendara algo, diría que estudien menos y no más”.