En el río Ebro, hogar de grandes carpas, barbos o lucios, el siluro el rey de la corriente. Su gran tamaño, que puede superar los 2,5 metros de longitud y 100 kilos de peso, y su aspecto poco agraciado –monstruoso, dicen otros-, han convertido a esta especie invasora en una de las piezas más cotizadas para el amante de la pesca deportiva. Una tendencia reforzada por el auge de las redes sociales, donde las fotos de especímenes gigantescos cotizan al alza, un imán para los aficionados.
“Sí, estamos en un buen momento para la captura del siluro”, asegura José Antonio Rodríguez, presidente de la Federación Aragonesa de Pesca. Según cuenta, los amantes de la caña y el sedal acuden a la comunidad desde diferentes puntos de España y el extranjero atraídos por los grandes ejemplares, tanto de siluros como de otras especies como carpas o truchas, a la que él mismo dedica su ocio. “En gran parte es por las redes sociales, que han modificado la pesca en busca de la gran captura, sobre todo desde la pandemia”, añade.
Su tamaño y voracidad altera las cadenas alimenticias y la biodiversidad de los ecosistemas naturales
Lo sabe bien Adriano Marchena, vecino de El Burgo de Ebro (Zaragoza). A sus 38 años, lleva ya 25 entregado en cuerpo y alma a la pesca del siluro, con capturas XXL de las que deja registro en sus cuentas. “Una buena mole de Mequinenza pueblo que ha querido posar junto a mí”, se lee en una de sus publicaciones, donde posa con un ejemplar que supera los 2,30 metros. Es enorme, pero no tanto como el de 2,72 metros y unos 120 kilos que apresó en 2022, actual récord de España. El del mundo, en el río Po de Italia, son 2,85 metros y unos 140 kg.
Con la temporada ya a pleno rendimiento, Marchena no para. Hace unas semanas capturó en otra salida cuatro siluros de entre 2,20 y los 2,42 metros, ejemplares que suele devolver al agua vivas.. “No justifico que se introdujera aquí ni tampoco que lo metan en zonas nuevas. Pero el siluro ya lleva mucho tiempo con nosotros y está bien que lo explotemos económicamente”, añade el experto, mientras prepara una expedición de tres jornadas como guía de un pequeño grupo de aficionados.
No todos ven con tan buenos ojos el Silurus glanis . Originario de Europa del Este, se dice fue introducido en aguas del Ebro en los años setenta por un pescador alemán con fines deportivos, desde donde se propagó a otros caudales como el Guadalquivir o el Segre. Tiene un porte muy reconocible, con un cuerpo alargado y musculoso, piel lisa sin escamas y una gran boca rodeada de barbillas sensoriales, que utiliza para detectar a sus presas.
También es famoso por su voracidad. Su dieta variada y su gran tamaño le permiten depredar una amplia gama de organismos, sean peces, crustáceos, anfibios o incluso aves acuáticas. Esto provoca alteraciones de las cadenas alimenticias tradicionales, arrincona a sus competidores y atrae efectos negativos en la biodiversidad de esos sistemas.
Para mitigar su impacto, las autoridades han implementado medidas de gestión y control, entre las que figura la promoción de la pesca deportiva. “Erradicarlo es ya casi imposible”, reconoce Rodríguez, quien apuesta por aprender a convivir con la especie respetando la ley vigente, que fija zonas donde es obligatorio sacrificarlos y otras donde queda “a voluntad” de los pescadores.
Si hay un lugar que ha sabido explotar las bondades de este tipo de pesca es Mequinenza (Zaragoza) y alrededores, escenario habitual de campeonatos nacionales y extranjeros. Hasta el llamado mar de Aragón acudieron el año pasado 25.500 aficionados de todo el mundo –destacan alemanes, rumanos, franceses y checos, con una estancia media de tres días–, lo que se tradujo en 69.000 licencias de pesca de un día y cuantiosos ingresos en negocios relacionados: alquiler de equipos, hostelería o restauración, entre otros. Un impacto económico al que el concejal de Deportes, Miguel Llop, suma la “enorme visibilidad internacional” aparejada, que los posiciona como “un destino natural y deportivo”.
Por eso, Rodríguez apuesta por colaborar con las autoridades para lograr un equilibrio y potenciar el turismo y la actividad deportiva sin descuidar la conservación del medioambiente. “Somos los primeros interesados”, subraya.