Las perpectivas de empleo para los graduados universitarios empeoran en todo Occidente

Universidad

La remuneración de los puestos de trabajo se acerca cada vez más a la media y las ocupaciones son menos satisfactorias

FILE PHOTO: Students attend Columbia University commencement ceremony on Columbia's main campus, in Manhattan, New York City, U.S., May 21, 2025. REUTERS/Jeenah Moon/Pool/File Photo

Estudiantes de la Universidad de Columbia en una celebración de graduación 

Jeenah Moon / Reuters

Compadezcamos a los jóvenes ambiciosos. Durante décadas, el camino hacia una vida agradable estaba claro: ir a la universidad, encontrar un trabajo para el que se precisara una titulación y luego ver cómo llegaba el dinero. Sin embargo, los jóvenes esforzados de hoy parecen tener menos opciones que antes.

¿Dedicarse a la tecnología? Las grandes compañías están recortando puestos de trabajo. ¿El sector público? Ya no es tan prestigioso como antes. ¿La ingeniería? Gran parte de la innovación, desde los vehículos eléctricos hasta las energías renovables, tiene ahora su centro en China. ¿Y la abogacía? La inteligencia artificial pronto se apoderará de ese trabajo. Que ni se les ocurra dedicarse al periodismo.

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En todo Occidente, los jóvenes titulados están perdiendo su posición privilegiada; en algunos casos, ya la han perdido. Los datos sobre el empleo apuntan a un cambio de ese tenor. Matthew Martin, de la consultora Oxford Economics, ha estudiado la situación de los estadounidenses de entre 22 y 27 años con una licenciatura o un título superior. Por primera vez en la historia, su tasa de desempleo es hoy sistemáticamente superior a la media nacional. El reciente aumento del desempleo entre los titulados está impulsado por quienes buscan trabajo por primera vez.

La tendencia no sólo es evidente en Estados Unidos. En toda la Unión Europea, la tasa de desempleo de los jóvenes con educación terciaria se está acercando a la tasa global de ese grupo de edad. Gran Bretaña, Canadá y Japón parecen seguir una trayectoria similar. Incluso los jóvenes de élite, como los titulados en Administración de Empresas, están pasando apuros. En 2024, el 80% de los graduados de la Escuela de Negocios de Stanford tenía trabajo a los tres meses de terminar los estudios, frente al 91% en 2021. A primera vista, los estudiantes que toman algo al aire libre en la cafetería de la facultad parecen felices. Ahora bien, si se mira con atención, es posible apreciar el miedo en sus ojos.

Por primera vez en la historia los jóvenes estadounidenses de entre 22 y 27 años con grado universitario tienen un nivel de paro superior a la media

Hasta hace poco, la “prima salarial universitaria”, es decir, el hecho de que los graduados ganaran más que los demás, no dejaba de crecer. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha reducido, incluso en Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá. Utilizando datos sobre jóvenes estadounidenses de la oficina de la Reserva Federal en Nueva York, hemos calculado que el licenciado universitario medio ganaba en 2015 un 69% más que el graduado de secundaria medio. El año pasado, la prima se había reducido hasta el 50%.

Ocurre también que los empleos son menos satisfactorios. Una amplia encuesta apunta a que, en Estados Unidos, la “brecha de satisfacción de los graduados” (la probabilidad de que los graduados universitarios se declaren “muy satisfechos” con su trabajo en comparación con los no graduados) es ahora de unos tres puntos porcentuales, frente a una ventaja que había sido durante mucho tiempo de siete puntos.

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Una movilización en la universidad de Harvard contra la política de Trump 

Uncredited / Ap-LaPresse

¿Es malo que los titulados universitarios pierdan sus privilegios? Desde el punto de vista ético, en realidad, no. Ningún grupo tiene un derecho a ser superior a la media. Sin embargo, en la práctica, podría serlo. La historia demuestra que, cuando las personas inteligentes (o que creen serlo) obtienen peores resultados de los que consideran que deberían tener, suceden cosas malas.

Peter Turchin, científico de la Universidad de Connecticut, sostiene que la “sobreproducción de élites” ha sido la causa inmediata de todo tipo de conflictos a lo largo de los siglos, y que las “contraélites” los han encabezado. Los historiadores identifican “el problema del exceso de hombres instruidos” como uno de los factores que contribuyeron a las revoluciones europeas de 1848, por ejemplo. Luigi Mangione sería un miembro de la contraélite. Mangione, graduado por la Universidad de Pensilvania, debería estar viviendo una vida próspera. En cambio, es juzgado por el presunto asesinato del director ejecutivo de una aseguradora médica. Más revelador aun es el grado de simpatía que despierta su situación de desarraigo: ha recibido donaciones por valor de más de un millón de dólares.

Peter Turchin, científico de la Universidad de Connecticut, sostiene que la “sobreproducción de élites” ha sido causa históricamente de todo tipo de conflictos

¿Por qué pierden los graduados sus privilegios? Quizás la causa sea que la enorme expansión de las universidades ha acabado por rebajar el listón. Si las torres de marfil admiten a candidatos con menos talento y luego les imparten una enseñanza de menor calidad, es lógico que, con el tiempo, los empleadores esperen menos diferencias entre el licenciado medio y el no licenciado medio. Según un estudio reciente realizado por Susan Carlson, de la Universidad Estatal de Pittsburgh, y otros colegas, muchos estudiantes son hoy en día funcionalmente analfabetos. Un número preocupante de estudiantes de Filología Inglesa tiene dificultades para entender Casa desolada, de Charles Dickens. Muchos se quedan desconcertados con el principio: “Londres. Recién acabado el trimestre de San Miguel, y la sesión del lord canciller en la sala del Lincoln's Inn”.

Es cierto que algunas universidades ofrecen cursos basura a candidatos que no deberían estar ahí. En cambio, hay poca correlación entre el número de graduados y la prima salarial a largo plazo: ambos crecieron en Estados Unidos en la década de 1980, por ejemplo. Además, cuando se habla con los estudiantes de la mayoría de las universidades (sobre todo, las de élite), enseguida descarta uno la idea de que son tontos. En Stanford son muy inteligentes. Muchos de los matriculados de Oxford y Cambridge se pasaban antes gran parte de la carrera holgazaneando e incluso celebraban los “honores del caballero” (los honores de tercera clase, la graduación más baja), en caso de ser honrados de tal modo. Ya no es así.

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Un nuevo artículo de Leila Bengali, de la sede de la Reserva Federal en San Francisco, y colegas, proporciona otra razón para poner en entredicho la explicación de que los graduados universitarios son unos zoquetes. El trabajo concluye que el cambio en la prima salarial universitaria “refleja principalmente factores de la demanda; en concreto, una desaceleración del ritmo del cambio tecnológico orientado a las competencias”. Dicho llanamente, las empresas pueden contratar cada vez más a personas sin estudios universitarios para realizar trabajos que antes eran exclusivos de los titulados.

Eso es cierto sobre todo en el caso de trabajos que requieren un uso básico de la tecnología. Hasta hace relativamente poco, muchas personas sólo podían familiarizarse con un ordenador asistiendo a la universidad. Ahora todo el mundo tiene un teléfono inteligente, lo que significa que también los no titulados son expertos en tecnología. Las consecuencias son claras. En casi todos los sectores de la economía, los requisitos formativos son cada vez menos exigentes, según el sitio web de empleos Indeed. El sector estadounidense de los servicios profesionales y empresariales emplea a más personas sin estudios universitarios que hace 15 años, pese a que hay menos personas con ese perfil.

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Los empleos en sectores relacionados con las finanzas se han reducido 

TIMOTHY A. CLARY / AFP

Los empleadores también han recortado puestos de trabajo en sectores que solían dar preferencia a los titulados universitarios. En toda la Unión Europea, el número de personas de entre 15 y 24 años empleadas en finanzas y seguros se redujo en un 16% entre 2009 y 2024. Estados Unidos apenas tiene algunos puestos de trabajo más en “servicios jurídicos” que en 2006. Hasta hace poco, el camino más obvio en el caso de un estudiante británico que quisiera ganar dinero era un programa para titulados en un banco. Sin embargo, desde 2016, el número de veinteañeros en el sector del derecho y las finanzas ha caído un 10%. En la tercera temporada de Industry, una serie de televisión sobre graduados que entran a hacer prácticas en un banco londinense, una gran parte del reparto original ha sido expulsada (o ha fallecido).

Resulta tentador culpar a la inteligencia artificial de la disminución de oportunidades. La tecnología parece capaz de automatizar el trabajo “intelectual” de nivel básico, como el archivo o las tareas paralegales. Sin embargo, las tendencias descritas en este artículo comenzaron antes de la aparición de ChatGPT. Son múltiples los factores contingentes responsables. Muchos sectores que tradicionalmente empleaban a graduados han pasado por dificultades en los últimos tiempos. Años de actividad moderada en el ámbito de las fusiones y adquisiciones han reducido la demanda de abogados. Los bancos de inversión son menos ambiciosos que antes de la crisis financiera mundial de 2007-2009.

¿Vale la pena ir a la univesidad? Los estadounidenses parecen haber decidido que no, tal como refleja el descenso de matriculados

Entonces, ¿vale la pena ir a la universidad? Los estadounidenses parecen haber decidido que no. Según datos de la OCDE, entre 2013 y 2022 el número de personas matriculadas en programas de grado se redujo en un 5%. Sin embargo, en la mayoría de los países ricos, donde la educación superior es más barata porque el Estado desempeña un papel más importante, los jóvenes siguen acudiendo en masa a las universidades. Excluyendo a Estados Unidos, la matriculación en la OCDE pasó de 28 a 31 millones en la década que concluye en 2022. En Francia, el número de estudiantes aumentó un 36%; en Irlanda, un 45%. Los gobiernos subvencionan titulaciones inútiles, y con ello animan a los jóvenes a perder el tiempo estudiando.

Es posible que los estudiantes tampoco estén eligiendo las materias adecuadas. Fuera de Estados Unidos, la proporción de estudiantes de Artes, Humanidades y Ciencias Sociales es cada vez mayor. De modo inexplicable, lo mismo ocurre con la matriculación en cursos de Periodismo. Si esas tendencias reflejan la visión que tienen los jóvenes sobre el futuro laboral, están realmente en problemas.

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Traducción: Juan Gabriel López Guix

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