La contaminación atmosférica en España alcanzó el año pasado los niveles más bajos desde que en el decenio de 1990 se implantaran las actuales redes de medición de la polución, si se exceptúan los periodos del 2020 y el 2021, cuando hubo una mejor calidad del aire por las medidas de restricción de la movilidad de la población para frenar la pandemia de la covid.
No obstante, algo menos de dos tercios de la población española –concretamente, 30,9 millones o el 63,7% del total– respiró en el 2024 aire con niveles de contaminación superiores a los nuevos límites legales de la UE. Esa cifra, aun siendo preocupante, supone 1,7 millones de personas menos que en el 2023, es decir, un descenso de 4,2 puntos porcentuales.
Así se recoge en el informe La calidad del aire en España durante el 2024 , elaborado por Ecologistas en Acción y presentado ayer en Madrid por Miguel Ángel Ceballos, coordinador del trabajo, además de Carmen Duce, coordinadora de la organización, y Juan Bárcena, coordinador de calidad del aire de la citada oenegé.

Vistas de Barcelona en 2019, con altos índices de polución
El trabajo se basa en datos oficiales de 790 estaciones de medición del control de la contaminación atmosférica repartidas por 132 zonas de toda España, entre ellas las de los principales aeropuertos y algunos puertos. La Autoridad Portuaria de Las Palmas es la única de las 54 administraciones consultadas que no aportó información. El informe toma como referencia los nuevos valores legales de la UE para el 2030 adoptados el año pasado. De acuerdo con esos baremos, el aire contaminado afectó al 63,7% de la población española en el 2023.
“Aunque hemos mejorado, falta mucho para llegar a niveles aceptables”, dicen los expertos
Si se considera la normativa comunitaria aún vigente (más laxa que la nueva), la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales se redujo a 8,4 millones de personas (un 17,2% del total), sobre todo en el interior de Catalunya, Canarias, Comunidad de Madrid, territorios limítrofes de las dos Castillas y, curiosamente, Villanueva del Arzobispo (en Jaén, la villa de las tres mentiras porque ni es villa ni es nueva ni tiene arzobispo). La superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación llegó a 83.040 km2, un 16,3% del territorio
Otro índice incluido en el informe se refiere a los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más estrictos que los límites legales vigentes y nuevos, y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la UE. Así, el aire contaminado afectó el año pasado a toda la población española y a casi 410.000 km2(el 91,2% del territorio).
Durante el 2024, la calidad del aire en España mejoró respecto al 2023, con una reducción significativa de los niveles de ciertas partículas en suspensión, dióxido de nitrógeno y ozono troposférico, en porcentajes que oscilan entre un 7% y un 36% respecto a los promedios del periodo 2012-2019.
El factor esencial que explica esa caída de la contaminación atmosférica es la evolución reciente del sistema energético, según Ecologistas en Acción.
Destaca que la Autoridad Portuaria de Las Palmas rehúse dar datos sobre el impacto de su actividad
Aunque la combustión de petróleo recuperó el año pasado los niveles previos a la pandemia, se redujo el consumo de gas y las fuentes renovables cubrieron el 57% de la demanda eléctrica, lo que limitó las emisiones de las centrales térmicas, desmanteladas la mayoría de las de carbón, las más contaminantes. “El 2024 fue uno de los años con niveles de contaminación más bajos desde que tenemos registros”, apuntó Ceballos, quien achacó la mejoría en la calidad del aire a que, “por primera vez, más de la mitad de la electricidad consumida en España provino de fuentes renovables”. El 2024 también fue húmedo y el tercer año más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica invernal activó episodios de contaminación por partículas. El alto calor estival contribuyó al aumento del ozono, en especial en julio y agosto. El cambio climático fue clave en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire, según el informe.
“Aunque estamos mejorando, falta mucho por hacer para llegar a niveles de contaminación aceptables”, apostilló Ceballos. La principal fuente de contaminación en las áreas urbanas, donde se concentra la mayor parte de la población, es el tráfico. En determinadas áreas fabriles y el entorno de las grandes centrales termoeléctricas, estas fuentes industriales condicionan la calidad del aire. El transporte aéreo y marítimo tiene más repercusión en el entorno de aeropuertos y puertos.