Drácula, Calippo, Twister o Frigopie: los helados que recuerdan a los veranos de nuestra infancia

Propuestas refrescantes

 Hay veranos que huelen a crema solar y saben a recuerdos memorables. Con los sabores de estos clásicos de Frigo se despierta la nostalgia

Campaña de verano de Frigo

Campaña de verano de Frigo 

Alvaro Sanz Llopis

¿Recuerdas cuando los días de verano eran eternos? La piscina no cerraba nunca y la mayor preocupación era si el quiosco todavía tenía tu helado favorito. Entonces, la vida era otra. Te levantabas tarde y sin saber en qué día vivías (¿acaso importaba?). Solo necesitabas un bañador mojado y chanclas para disfrutar. Partidas de cartas y risas en la toalla, manos arrugadas que indicaban que iba siendo hora de salir del agua y el momento sagrado de elegir tu helado preferido. Estaba el de siempre –ese que no fallaba–, pero algún día te lanzabas a probar otro. ¡O lo hacías compartiendo el de tu mejor amigo!

Los helados de Frigo, el sabor de la nostalgia millennial

Hubo un tiempo en que el verano empezaba cuando sonaba la canción del momento en la radio del coche y el congelador del quiosco se llenaba de Frigopies, Calippos y Dráculas. Éramos niños con rodillas raspadas, pulseras de hilos y helado derritiéndose en los dedos. No había stories, ni filtros, ni aire acondicionado: solo bicicletas al atardecer, partidas eternas de cartas y la emoción de elegir el helado del día como si fuera la decisión más importante del universo. 

'Piensa en un helado' es la nueva campaña de Frigo

'Piensa en un helado' es la nueva campaña de Frigo 

Alvaro Sanz Llopis

Éramos expertos en chupar Calippos hasta el final, en comer Twisters en espiral y reírnos con la boca rosa del Frigopie. Y aunque ahora llevemos agendas, deadlines y notificaciones, hay algo que nunca cambia: basta un bocado frío para volver, por un segundo, a ese verano sin reloj donde todo era posible.

Hay sabores que son como una máquina del tiempo. Frigopie, Drácula, Calippo o Twister no solo eran helados: eran el final perfecto de un día de piscina, la recompensa después de una excursión o el sabor de un verano sin preocupaciones.

¿Te acuerdas de lo que sentías al abrir el envoltorio del Frigopie o al chupar el Calippo hasta que la lengua se te quedaba dormida? Eso era el verano: un ritual diario de felicidad

Los distintos diseños de la campaña de Frigo de este verano

Los distintos diseños de la campaña de Frigo de este verano 

Alvaro Sanz Llopis

Frigo ha sido capaz de congelar nuestros recuerdos, los mejores; a través de helados que se han convertido en iconos culturales, en clásicos imprescindibles e inolvidables.

Hay que remontarse a 1977 para ver llegar a nuestro país el helado Drácula de Frigo. Con su inconfundible rojo intenso en la punta y ese misterioso corazón negro de regaliz, parecía diseñado por y para los más valientes del verano. El contraste de sabores era puro rock and roll en la boca. No había merienda más rebelde que un Drácula goteando por los dedos mientras tú, con la cara manchada y los dientes casi negros, sentías que formabas parte de una especie de club secreto. 

Unos años después, aparece Frigopie, otro clásico de Frigo. Un pie rosa gigante, delicioso al chupar. Una travesura visual con sabor a fresa y textura de crema helada. Morder su dedo gordo era rebelarse contra las reglas con ternura. Era el helado favorito de quienes no se tomaban las cosas demasiado en serio, porque ¿cómo vas a ser formal con un pie en la boca? 

1984 es el año de Calippo, un helado sin palo que empezaba siendo sólido nada más salir del congelador y acababas bebiéndotelo, derretido, en un ritual refrescante en el que exprimías en la boca cada gota, apretando con las dos manos el tubo, con la cabeza echada hacia atrás, como si no hubiera un mañana. Su sabor a lima-limón era pura esencia veraniega, ¡extra refrescante! 

Imagen del Drácula, uno de los helados más icónicos de Frigo

Imagen del Drácula, uno de los helados más icónicos de Frigo 

Alvaro Sanz Llopis

Drácula, Frigopie, Calippo o Twister son cápsulas de recuerdos, sabores que nos devuelven a esos veranos de infancia y adolescencia donde todo era posible

Y no podemos olvidar Twister (1986), ¡el helado que nunca paraba de girar! Un torbellino de color y sabor en tonos naranja, rojo y amarillo. El helado de los que elegían la toalla más llamativa y se tiraban de bomba en la piscina. La textura cremosa del interior, combinada con el frescor afrutado de fuera, hacía que cada lametón fuera una aventura. Cuando tomabas tu primer Twister del verano, sabías que este acababa de empezar.

A estos les siguen otros que, solo con mencionarlos, seguro que te hacen salivar y provocan una sonrisa por todo lo que significaron en tu infancia y adolescencia: Magnum Frac, Mini Milk o Cornetto. Recupera el placer de las primeras veces con ese helado que marcó tu infancia.

Cartel con los colores del Calippo, uno de los helados de Frigo

Cartel con los colores del Calippo, uno de los helados de Frigo 

Alvaro Sanz Llopis

Queda demostrado: hay helados que saben a primeras veces, a tardes de juegos, a canciones que ya no escuchamos pero que aún podemos tararear. Frigo lo sabe y quiere que este verano pienses en un helado y te dejes llevar por todo lo que provoca en ti. Su nueva campaña te llevará a conectar con la parte más emocional de los sabores de los helados Drácula, Frigopie, Calippo o Twister.

Reconecta con tu parte más despreocupada. Frigo es especialista en inspirar sonrisas con deliciosos helados desde 1786. A nuestro país llegaría en 1927 para cambiar los veranos y llenarlos de sabores únicos y reconocibles. ¿Piensas en un helado y ya sabes cuál es? Este verano, date el gusto de volver a sentirlo. Porque los recuerdos también se comen a bocados… y algunos están fríos y saben a fresa, lima, piña, naranja o cola.

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