Cuidado con las reseñas
El peor hotel en el que he estado es uno de Colombia del que me marché después de pasar la primera noche, pese a tener tres días más pagados por adelantado. No quería pasar una parte de mis vacaciones en una habitación que se caía a trozos, ni desayunar una comida infame para la que había que hacer cola y te servían a modo de rancho a través de una ventana.
Un cliente recibe la llave de la habitación
Mi pequeña venganza llegó al día siguiente, cuando ya estaba instalado en un hotel que sí cumplía los estándares prometidos en el momento de hacer la reserva. Entonces, escribí una reseña en Booking en la que explicaba todo lo que estaba mal en aquel establecimiento, en el que había contratado precisamente la mejor habitación.
Las puntuaciones de hotel pueden llegar a ser una trampa para incautos
Hice un llamamiento a los usuarios a no fiarse de las fotos que la dirección del hotel exhibía en internet y puse algunas de las mías que mostraban el deplorable estado de las instalaciones. Pensé que así dejaba una alerta para evitar que otros cometieran mi error. Tres años después, un buen día decidí explorar cómo le iba a aquel horror hotelero. Sorpresa. No demasiado mal. Conserva un 7,9 de puntuación, mucho más de lo que merece.
En una de las reseñas, una clienta titulaba “agradable”, y luego explicaba que su habitación tenía tres goteras. Que alguien me explique cómo casan ambos conceptos. No lo entiendo.
El año pasado, tuve mala y buena suerte al alquilar una casita en Grecia. Al llegar, no era la de las fotos, con una estupenda piscina, y que estaba al lado. El propietario aseguraba que yo había alquilado otra, muy pequeña, pese a que, cuando me confirmó la reserva, me envió un correo con numerosas fotos de la casa de la piscina.
En plena discusión, el hombre me dijo que tenía un 10 de puntuación en las reseñas, como si eso fuera una garantía de honestidad. Le respondí que podía estar seguro de que eso se iba a acabar, porque mi puntuación, enfadado por el engaño, iba a ser bastante negativa.
En ese momento, cambió de actitud. Me ofreció pasar la noche y cancelar la estancia de forma gratuita a cambio de no escribir la reseña, cosa que no podría hacer porque la reserva se habría cancelado. Lo hicimos así. Encontramos una casa mucho mejor, con piscina, en un lugar fantástico y por un precio similar. Un golpe de suerte.
Las puntuaciones de hotel pueden llegar a ser una trampa para incautos. Como una telaraña, determinadas reseñas positivas atraen a clientes con valoraciones que no se corresponden con la realidad. Pero para ser justos, de la misma forma que algunos tienen una calificación por encima de lo que ofrecen, estoy convencido de que otros están por debajo de sus merecimientos. No debe ser fácil articular un sistema equilibrado y justo de puntuaciones y descubrir a los tramposos. Por precaución, es mejor no fiarse a la primera.