A Sara García Alonso (León, 1989) la hemos podido ver últimamente en muchas apariciones públicas. No en vano, es la primera mujer española escogida como astronauta por la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés). En todas ellas, transmite seguridad, firmeza, confianza en sí misma. Pero Sara no siempre fue así. A diferencia de muchas personas, ni tan siquiera tenía claro qué ser de mayor cuando era una niña. No sabía que sería científica, ni muchos menos astronauta. Pero sí tenía claro una cosa. Aspiraba a ser libre.
Así lo verbalizó la también investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en una nueva edición de Foros de Vanguardia –que cuentan con el patrocinio de Aena, Endesa e Indra– celebrada este jueves en el auditorio MGS (lleno hasta la bandera para escucharla) y que llevó por título La astronauta que lucha para vencer el cáncer.

Sara García Alonso, en una de sus intervenciones
En conversación con los periodistas Susana Quadrado, redactora jefe en La Vanguardia, y Toni Clapés, presentador del Versió RAC1 –también con el conductor del acto, el periodista Ramon Rovira–, relató que hubo un momento en que su mente hizo un clic. Fue en el 2016, cuando realizaba el doctorado en Salamanca. Ella, que con anterioridad había sufrido bullying en la escuela, se dijo a sí misma que se convertiría en la mujer que siempre quiso ser. “Decidí aprender a decir que no, a ser asertiva. Decidí dejar de limitarme”, arguyó.
Decidí aprender a decir que no, a ser asertiva, a dejar de limitarme”
Fue un punto de inflexión en toda regla que la ha marcado hasta ahora y que la ha llevado a convertirse ni más ni menos que en astronauta. Bióloga molecular de formación y profesión, explicó que optó por presentarse a la convocatoria de la ESA, que buscaba astronautas, tras analizar en profundidad lo que estos hacían. “Me di cuenta de que lo que se hace en el espacio es ciencia”. Esa realidad junto a su espíritu aventurero fue lo que la llevó a presentarse a la convocatoria de la Agencia Espacial Europea, que en toda su historia solo ha realizado dos. Y salió victoriosa: fue escogida entre 22.000 aspirantes.
Anhela viajar a la Estación Espacial Internacional (EEI) antes de que esta sea desmantelada (está previsto que ocurra en el 2030). En este sentido, y durante su conversación con los tres periodistas, explicó qué significa la condición de astronauta reserva, que es la suya. A grandes rasgos, relató que por un lado están los astronautas titulares, como sería el caso del español Pablo Álvarez –con quien hace poco estuvo en el Vall d’Aran realizando unos ejercicios de supervivencia en el frío a menos 15 grados–, que son los que viajan a la EEI para realizar estancias de seis meses. Y luego estarían los reservas, su caso, que aspiran a poder visitar la estación en misiones complementarias más cortas, de unos 15 días.
Me di cuenta de que lo que se hace en el espacio es ciencia”
Es el Gobierno de España quien tendría que financiar su viaje, algo que, según esgrimió, ve factible por el interés que podría tener el ejecutivo español de que se realice un experimento propio en la EEI. Otra cosa es que surja la oportunidad. Es decir, que haya un billete disponible para ella.
La fecha límite no tiene por qué ser el 2030, según explicó. Se mostró convencida de que tras el desmantelamiento de la EEI, aparecerán múltiples estaciones espaciales, “ya sean propiedad de gobiernos o empresas privadas”. “China ya cuenta con la suya propia”, recordó. Y avanzó que hay muchos proyectos de empresas para lanzar los primeros módulos de cara al 2026 o 2027. “Y la estructura de la EEI podría usarse de anclaje para estos módulos”, sostuvo.
Primero la Luna; luego Marte
Más lejos ve la llegada del hombre a Marte. Antes, dijo, hay que colonizar la Luna. “Es muy difícil llegar a Marte sin que primero seamos capaces de vivir en la Luna”, aseveró. Y es que es necesario el desarrollo de tecnologías, que podrían ponerse a prueba en el satélite natural terrestre, para poder alcanzar el planeta rojo. “No tenemos un sistema tecnológico que nos proteja de la radiación”, expuso.
En todo caso, deseó que el avance espacial no quede frenado por los designios del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aunque relató que a pesar de que “la ESA tiene bastante autonomía, hay colaboraciones con otras agencias y tecnologías que dependen de la NASA”, agencia espacial estadounidense que está en el punto de mira de los recortes que pretende llevar a cabo la Administración Trump.

García Alonso, acompañada por los periodistas Toni Clapés, Susana Quadrado y Ramon Rovira
Mientras se prepara para algún día -con permiso de Trump- poder conquistar el espacio, sigue con sus actividades de investigadora molecular. Lo hace en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas(CNIO) y en concreto en un proyecto de desarrollo de medicamentos para el cáncer de pulmón y páncreas. Ambos cánceres, remarcó, cuentan con la misma mutación que a la postre genera el tumor.
Relató que cuando se incorporó, se había detectado una diana terapéutica contra estos tipos de cáncer y que su misión consistía en entender esa diana para poder crear un fármaco. Pues bien, el equipo en el que trabaja consiguió aislar la proteína, e incluso ya saben “cómo tiene que ser el dardo para que dé en el centro y destruya la diana”. Anunció que en breve ya enviarán una primera publicación del proyecto.

Sara, en un momento en que explica el significado de sus tatuajes
No obstante, hay mucho camino por recorrer todavía. “Hay que tener en cuenta que el cáncer son más de 200 enfermedades diferentes”, subrayó. De ahí que pusiera el acento en la medicina personalizada y recordara “la gran revolución” que ha supuesto la llegada de la inmunoterapia. “Si este terapia se pudiera aplicar a tumores sólidos cambiaría el paradigma”, afirmó.
A su vez, enfatizó la importancia de la prevención en la lucha contra el cáncer -llevando una vida sana y evitando el tabaco y una sobreexposición al sol, por ejemplo- y de un diagnóstico precoz. “Muchos cánceres se pueden curar si se detectan precozmente, el problema es cuando el diagnóstico llega muy tarde”.
La supervivencia en cáncer irá aumentando año a año”
También habló de la biopsia líquida –“cambiarían las cosas sin con una muestra de sangre pudiéramos detectar el cáncer”, señaló– y del avance en el tratamiento de las metástasis. De ahí que se mostrara convencida de que “la supervivencia en cáncer irá aumentando año a año”.
El acto, celebrado en el auditorio MGS de Barcelona, contó con la presencia de Javier Godó, conde de Godó y editor de La Vanguardia, y Ana Godó, directora de Libros de Vanguardia y Vanguardia Dossier.