El reconocimiento, la fama, las palmadas en la espalda, la aparición en los medios de comunicación con declaraciones y fotografías que pasarán a la posteridad es algo al alcance solo de unos pocos. Una realidad muy evidente en materia de donaciones y trasplantes de órganos, sobre todo de estos últimos, en los que el resultado suele ser positivo, una fiesta de la vida, con un paciente que tenía una calidad de vida pésima o, que estaba a punto de perderla, y que gracias a un desconocido donante y a un maravilloso equipo médico de un prestigioso hospital autorizado para realizar estas complejas intervenciones (sólo 40 en España) consiguen no sólo salvarla. También ganar años a la vida.
Pero todo ese festival de alegría se olvida de los 145 hospitales sin programa de trasplantes, pero volcados en la búsqueda de posibles donantes. Y de los que pocos o nadie se suele acordar, pese a que casi el 40% de los donantes (casi un millar) proceden de estos centros situados en capitales de provincia, ciudades o comarcas.
Los casi 9.000 donantes de estos hospitales han posibilitado 20.000 trasplantes en 10 años
Aprovechando el día del donante, la ministra de Sanidad, Mónica García, y la directora general de la Organización Nacional de Trasplante (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, quisieron mostrar su reconocimiento a los profesionales de unos centros que trabajan fuera foco en busca de donantes.
Y que lo hacen bien. En los últimos diez años 8.821 personas han donado órganos en hospitales no trasplantadores. Estos donantes han posibilitado la realización de 20.040 trasplantes (versus 32.594 en hospitales con programa de trasplantes), en particular 11.806 trasplantes renales, 5.058 hepáticos, 1.794 pulmonares, 1.076 cardíacos, 293 de páncreas y 13 intestinales (en 10 ocasiones combinados con otros órganos abdominales).
Fernando Segura, coordinador de trasplantes del hospital Virgen de la Victoria de Málaga, se muestra muy satisfecho con el trabajo que realizan, aunque no vengan acompañados de loas. “Nosotros garantizamos que, si alguien quería en vida donar, lo pueda hacer, independientemente del tipo de hospital en el que esté ingresado el paciente. Y eso es muy satisfactorio”, palabras que refrenda Elena Gallego, coordinadora del Hospital de Cáceres y que reconoce el “subidón” que le da cuando llama a la ONT para saber cómo ha ido el trasplante con los órganos donados por “su” paciente y le dicen que todo ha ido bien. “No os puedo descifrar la alegría que siento en esos momentos”, indica.
“Siempre les digo que tienen muchos motivos para sentirse orgullosos de su ser querido y ahora tienen otro más”
Y eso que estos profesionales deben actuar cuándo la familia está atravesando uno de los peores momentos que uno imagina, la muerte de su ser querido en cuestión de minutos. Con una gente destrozada por el dolor, con la pena arañándoles el alma... “y pese a ello, cuando se lo planteas, cuando les dices que los órganos de su familiar pueden salvar muchas vidas, la gran mayoría dice que sí”, relatan emocionados. ¿Cómo lo justifican? “Muchos recuerdan que una vez les escuchó decir que ellos donarían o porque conociéndoles como les conocen, saben que eso les gustaría. Terminar la vida salvando otras pesa mucho”, explican.
Y cuando esas familias se van, cuando todo termina, la inmensa mayoría se despide de ellos esbozando una sonrisa, esa que te sale cuando eres consciente de que has podido hacer algo por otras personas, relata Gallego. “Yo siempre les digo que tienen muchos motivos para sentirse orgullosos de su ser querido y, tras la donación, tienen otro más”, indica.
En este acto también estuvo Yaiza Ortiz de Zárate, coordinadora de trasplantes del hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares. Junto a ella, Emeterio y Ana, marido e hija de Ana, una mujer que falleció en este hospital no trasplantador y que donó su órganos. “Cuando Yaiza nos lo planteó, no lo dudamos. Es lo que mi madre hubiera querido”, indican.