Con poco más de 1,3 millones de habitantes, el pequeño país de Estonia tiene el honor de contar con el mejor sistema educativo de Europa (y uno de los mejores del mundo). Los últimos informes PISA así lo atestiguan. España está lejos de sus registros. En el del 2022, mientras los alumnos españoles de 15 años obtenían una puntuación de 473 puntos en matemáticas, 474 en lectura y 485 en ciencia, los estonios obtenían 510, 511 y 526 respectivamente. ¿Cuál es el secreto de Estonia? Se lo preguntamos a Janika Leoste (Tallin, 1971), estonia y especialista en tecnología educativa e innovación.
Cuando escucha hablar del milagro de Estonia, ¿qué siente?
Para mi no es un milagro. La manera en la que la educación está organizada en el país refleja nuestros valores nacionales. Somos un país muy pequeño, por lo que tenemos que ser muy listos [risas]. Tenemos que sobrevivir. Cada país debe tener su propia ventaja, y creo que Estonia ha decidido que su ventaja a exportar es la educación.
¿Cuál es la clave del éxito de su sistema educativo?
Hay tres factores en mi opinión. El primero, la muy alta autonomía para enseñar que tiene el profesor. Qué pasa en la clase o qué libros se usarán es algo que decide cada profesor. El segundo factor es por su puesto el nivel de digitalización de nuestro sistema educativo. No hablamos de las herramientas digitales como algo separado. Bastantes de nuestros profesores deciden por sí mismos si necesitan unas determinadas apps para el proceso de enseñanza, si requieren de algún robot… Básicamente, nosotros usamos las tecnologías digitales para incrementar la motivación en el aprendizaje de los alumnos. Las nuevas generaciones necesitan este tipo de excitación que es bastante difícil de conseguir con las herramientas tradicionales.
La profesión de profesor es muy respetada en Estonia”
¿Y el tercero?
Hay una visión holística de todos los actores implicados. Existe una buena colaboración entre la Administración, las empresas y los docentes. Los investigadores en educación también forman parte de este hábitat, y el sistema se nutre de la evidencia que proporcionan sus investigaciones.
Tengo entendido que la educación en Estonia está muy valorada por la ciudadanía y los profesores son muy respetados.
Los salarios de los profesores no son los más altos. El colectivo se queja de esta situación, aunque ser profesor es una profesión respetada y valorada. No obstante, al no estar muy bien remunerada, tenemos el problema de que no hay suficientes profesionales. De ahí que hayamos empezado diversos programas donde invitamos a profesores que abandonaron el sistema a que vuelvan. También les facilitamos que hagan prácticas en las aulas para que se formen otra vez y se conviertan en profesores de nuevo. Todos los actores están de acuerdo en que hay que subir su salario.

Leoste, fotografiada por 'La Vanguardia' hace unos días
¿Qué rol juega la tecnología en su sistema educativo?
Uno muy importante. Por una parte tenemos las herramientas digitales que usamos cada día, y luego están los sistemas de gestión del aprendizaje como la e-school o los libros digitales para los distintos niveles educativos. Además nuestros profesores cocrean materiales digitales para otros maestros y luego los suben a un repositorio online abierto para compartirlos. No me puedo imaginar nuestro sistema educativo sin tecnología, porque lo hace más efectivo y ahorra tiempo. Tenemos muchos procesos gubernamentales digitalizados, y la escuela no es distinta.
¿Hay móviles en clase?
Hace poco tiempo hubo un posicionamiento oficial de nuestra ministra de Educación donde se mostraba del todo en contra de la prohibición de los móviles en las aulas. En Estonia se anima a su utilización. La cuestión es qué hacemos con ellos en el aula. Todas las escuelas tienen portátiles y tabletas en clase y los móviles se utilizan para el uso de determinadas apps. Por ejemplo, para hacer algunas pruebas de matemáticas que no pueden realizarse con las otras herramientas. Los vemos como una herramienta más que solo usan los alumnos cuando el profesor lo indica. Estos, como decía, tienen una gran autonomía. Si el móvil se permite o no en la clase depende de este profesional. Pero la opinión oficial es que apostamos por usarlo en el aula cuando contribuye a un mejor resultado para el aprendizaje.
No me puedo imaginar nuestro sistema educativo sin tecnología”
¿Qué tendrían que hacer Catalunya y España para mejorar?
No soy experta en estos sistemas. Según mis investigaciones, la asistencia que pueden dar los robots educativos mediante la IA, ese es mi campo de investigación, puede ser muy positiva, siendo asistentes de los profesores. Sobre todo, cuando no se puede personalizar el aprendizaje por falta de docentes. El humano siempre es mejor, pero el robot puede ser un complemento. Es muy importante que los alumnos hagan algo conectado con la vida real. Se dice mucho que la misión de la educación es simplemente educar, pero yo no lo veo así. El objetivo final es preparar bien a los alumnos para el futuro.
¿Cómo pueden mejorar los alumnos españoles en mates?
A nivel nacional, nosotros marcamos unos niveles mínimos. Pero ahí entra de nuevo la autonomía de los centros y los docentes, que pueden hacer más extenso el currículum. Hay muchos libros de matemáticas que hemos digitalizado y apps de esta materia dentro del currículum. Nuestros profesores de matemáticas tienen de media casi 60 años, y su experiencia vital es una ventaja para nuestros estudiantes. Gracias al sistema estandarizado de formación de docentes, todas las escuelas tienen el mismo nivel de calidad del profesorado. No depende de a qué escuela acudas, los resultados de PISA nos dicen que el nivel de enseñanza en todo el país es similar. Creo que es una de las claves. Eso, y que la educación está basada en proyectos concretos. Por ejemplo, los docentes de distintas asignaturas crean conjuntamente retos específicos, y eso permite a los alumnos ver cómo las matemáticas pueden ser aplicadas a otras materias y en la vida real. Creo que esta manera de enseñar tiene que ver con los buenos resultados de PISA.
El objetivo de la educación no es educar, sino preparar a los alumnos para el futuro”
¿El sistema educativo estonio prepara a los estudiantes en función de lo que necesitan los empleadores?
Nuestra estrategia es que los alumnos lleguen a la educación superior. Pero se está planteando actualmente una reestructuración para alargar uno o dos años la educación básica, obligatoria, para que los alumnos estén preparados para el mercado laboral. Respecto a las universidades, su prioridad es la transferencia de conocimiento conectado al mercado y a la industria real. Hay un contacto constante con empresas y sindicatos para preguntar qué tipo de trabajadores necesitan.
El país destina hoy un 5,8% de su PIB en educación. ¿Hay intención de incrementarlo?
El debate no está ahora mismo en incrementar el porcentaje del PIB en educación, sino en cómo implementar la IA generativa en el sistema educativo. El Gobierno lo está debatiendo y comunicará algo en los próximos meses. Ya estamos integrando la IA dentro del aula y cada año lo haremos más. Las escuelas tienen comunidades docentes educativas que son las que deciden la mejor implementación. Actualmente, trabajan con el Gobierno en una versión abierta de Chatgpt que pretenden modular para que esté entrenada específicamente en el aprendizaje de los alumnos. La pregunta no es si hay que usar la IA, sino dónde, en qué momento y para qué. Me viene a la cabeza el ejemplo de una calculadora. Los alumnos no siempre la tienen en las manos, solo cuando la necesitan. Hay que tener en cuenta la cuestión de la brecha digital también. Si los alumnos usan la IA en casa por ejemplo para hacer los deberes se abre el debate de la equidad digital, que ya salió a relucir durante la pandemia. En casa puede haber más desigualdades que en la escuela. Asimismo, no puedes tener un buen diálogo con la IA si no tienes previamente nociones del pensamiento computacional para saber cómo preguntar bien a esta inteligencia para obtener buenas respuestas.