El fuego forestal asedia a la provincia de Ourense

Las consecuencias de la ola de calor

La Xunta declara el riesgo extremo de incendio en un tercio de los municipios orensanos mientras las llamas ya han devorado más de 4.500 hectáreas en el que se declaró el viernes en Chandrexa de Queixa 

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Imagen del martes del incendio de Chandrexa de Queixa 

Brais Lorenzo / EFE

Tras un martes negro en la provincia de Ourense, en el que tres brigadistas sufrieron quemaduras graves, las llamas acecharon a barrios periféricos de la capital y tuvieron que ser desalojados varios cientos de personas en zonas como la estación de montaña de Manzaneda, el asedio del fuego forestal continúa este miércoles. Una treintena de municipios orensanos, un tercio del total, se encuentra en situación de riesgo extremo de incendio, según la Xunta de Galicia, que elevó a más de 4.500 las hectáreas calcinadas en Chandrexa de Queixa, en un foco que comenzó a arder el pasado viernes.

“Pensé que moría allí. Estaba tirado, me dolía todo el costado, la pierna, la cadera. No sabía si tenía algo por dentro”, declaró a La Voz de Galicia Roi López Muriel, un brigadista que resultó herido el lunes en el incendio de Maceda, uno de los mayores de los que asolan a Ourense esta semana, con 1.700 hectáreas ardidas, según la última estimación de la Xunta. Roi López atribuye el accidente en el que se vio envuelto con otros dos compañeros a una acción descoordinada de los vecinos. Fue evacuado a un centro sanitario, con heridas leves.

Los tres brigadistas a los que alcanzaron las llamas en Oímbra están hospitalizados en A Coruña quemaduras graves o muy graves

Por contra, uno de los tres brigadistas municipales de Oímbra alcanzados por las llamas el martes, de 18 años de edad, sufre quemaduras en el 60% de su cuerpo, según informó el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Está ingresado en el hospital universitario de A Coruña, junto con sus dos compañeros, con quemaduras en un 15% de la piel y daños por la inhalación de humos.

Desde el centro de coordinación central de Santiago, Rueda afirmó que Galicia vive “una situación compleja”, centrada sobre todo en la provincia de Ourense. “Desde que empezó agosto estamos extinguiendo entre 30 y 35 incendios al día”, apuntó e indicó que en conjunto ese dato supone que se apagan 250 fuegos más que en el mismo período del año pasado.

La peligrosidad de la crisis desatada en el interior del sur de Galicia se puso de manifiesto el martes cuando las llamas devoraron el coche desde el que la alcaldesa de Maceda, Uxía Oviedo, supervisaba la lucha contra el fuego. Un cambio de viento puso el peligro a ella y sus acompañantes, si bien consiguieron salir corriendo. El pánico también se desató en la propia capital provincial el mismo martes, por un incendio en las afueras, en el municipio de San Cibrao das Viñas, que en principio se atribuye a las chispas que provocó el paso de un tren. No obstante, tanto la Xunta como el Gobierno insisten en que han detectado una gran actividad incendiaria. “Seremos implacables”, avisa Rueda.

Ourense acostumbra a ser el territorio más afectado por la ya secular plaga de los incendios forestales en Galicia. Entre 2014 y 2023 ardieron esta provincia 102.235 hectáreas, el 55% del total gallego, según los datos de la Xunta. Lo tradicional solía ser que los momentos más críticos se registrasen a finales del verano, pero en la coyuntura asfixiante de este verano se han adelantado, al combinarse una prolongada sequía y temperaturas muy altas con el abandono del medio rural y la falta de planificación territorial, pese al enorme dispositivo de extinción con el que cuenta el Gobierno autonómico gallego.

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