Un anuncio de Sanex ha recibido acusaciones de racismo y ha sido finalmente prohibido en el Reino Unido. Según las acusaciones, el spot daba a entender que la piel negra es “problemática”, mostrando a una actriz negra con la piel agrietada y exageradamente dañada. En un cambio de plano y tras la aplicación del producto, aparece una actriz blanca, lo cual según el organismo regulador la hace ver “superior”.
La Autoridad de Normas de Publicidad (ASA, por sus siglas en inglés) actuó tras investigar dos denuncias que acusaban al anuncio de alimentar estereotipos negativos sobre personas con tonos de piel más oscuros. Además, mostraba a una mujer negra con marcas rojas de rascado y a otra cubierta con un material agrietado similar al barro.
La filial propietaria de Sanex defiende que el uso de distintas tonalidades de piel se debe a motivos de diversidad
La filial británica de Colgate-Palmolive —la empresa propietaria de Sanex— defendió que su campaña no perpetuaba estereotipos raciales negativos y era poco probable que causara una ofensa seria o generalizada, alegando que el uso de actrices con distintas tonalidades de piel se hizo por motivos de inclusividad.
Clearcast, el organismo encargado de aprobar o rechazar anuncios para televisión, coincidió en que la campaña de Sanex no perpetuaba estereotipos raciales negativos. Sin embargo, la ASA dictaminó que el uso de diferentes colores de piel generaba una comparación negativa al mostrar un “antes y después” de la aplicación del producto.
El regulador ha afirmado que el anuncio está “estructurado de tal forma que la piel negra se muestra como problemática e incómoda, mientras que la piel blanca, representada como más suave y limpia tras usar el producto, aparece como satisfactoriamente transformada”.
Esta nueva polémica llega apenas un mes después de la acusación de apología nazi a la campaña de Sydney Sweeney para American Eagle. En este también polémico anuncio, la voz en off narraba la frase “Sydney Sweeney tiene buenos genes”, momento en el que la actriz tachaba la última palabra para sustituirla por “jeans”, vaqueros en inglés.
El juego de palabras despertó una ola de críticas por llevar supuestamente implícitos mensajes “de apología nazi” y “una oda a supremacía blanca”.