El peor de los finales se ha confirmado. Las autoridades de Indonesia han informado hoy del hallazgo del cuerpo sin vida de Matilde Muñoz (Mati), la vecina de Mallorca, de 72 años, desaparecida en Lombok el pasado 1 de julio y de la detención de dos hombres, de 30 y 34 años.
La Policía de Lombok Occidental ha informado en un comunicado difundido a última hora de este sábado que los sospechosos han sido acusados del “homicidio premeditado y robo con violencia” de Mati Muñoz, cuyo cadáver fue descubierto en una playa cercana al hotel en el que se alojaba.
“Los dos admitieron haber planeado el asesinato de la víctima. Entraron en su habitación a través de una ventana”, apunta Lalu Eka Arya Mardiwinata, jefe de la unidad de investigaciones criminales de la comisaría de Lombok Occidental, según informa EFE.
Habrá que esperar para conocer si esta versión la corroboran ahora en sede judicial los dos detenidos o si, por el contrario, aportan un relato diferente. Esto último sería lo más probable para eludir una acusación por asesinato. Una estrategia, muy repetida en este tipo de crímenes sin testigos, sería afirmar que fue una muerte accidental durante una discusión.
La Policía indonesia los acusa de “homicidio premeditado y robo con violencia” y un comunicado revela que entraron a su habitación por la ventana
Los sospechosos son vecinos de Senggigi -ahí está el hotel en el que se alojaba la víctima- y han admitido, según fuentes policiales, que causaron la muerte de la turista. ¿Cómo lo hicieron? Eso tendrá que confirmarlo la autopsia. Algunas fuentes cercanas al caso hablan de asfixia. Los dos detenidos están estrechamente vinculados con el establecimiento hotelero; uno es un exempleado y el otro trabajaba en ese hotel.

El lugar donde ha aparecido el cadáver de Matilde Muñoz; en una playa a escasos metros del hotel en el que se alojaba
La familia y allegados de esta azafata, natural de El Ferrol, mallorquina de adopción y que pasaba largas temporadas en Indonesia tras su jubilación, se temían desde hace ya días lo peor. Y más después de que esta pasada semana el diario ABC adelantara que diversas pertenencias personales de Mati habían aparecido tiradas en un basurero cercano al hotel en el que se alojaba. Ahora esas sospechas se han confirmado y la hipótesis de un crimen con móvil económico cobra especial fuerza.
El sobrino de la víctima confirma que su “amada tía” ha aparecido “enterrada en una playa de Lombok”
Ignacio Vilariño, sobrino de la española, había confirmado a EFE por mensaje antes del comunicado oficial que el cuerpo de su “amada tía” había sido hallado “enterrada en una playa de Lombok”, no muy lejos del hotel en el que se alojaba.

La mujer, natural de El Ferrol y afincada en Mallorca, solía pasar largas temporadas en Indonesia.
La mujer conocía muy bien el territorio que pisaba. Hace dos meses llegó a Lombok y alquiló una habitación en hotel Bumi Aditya, en la playa de Senggigi. Era la cuarta vez que visitaba ese establecimiento y según cuenta su entorno siempre se alojaba en la misma habitación.
Todo normal hasta que el pasado 2 de julio se perdió el rastro de la vecina de Mallorca. Desde ese día ni su sobrino ni allegados de Mati, a los que la mujer llamaba de forma periódica, no volvieron a tener contacto con ella. Ni una foto, solía enviar muchas, ni un mensaje.
La mujer tenía pagado el hotel hasta el 20 de julio y desapareció el día 2 de ese mes sin dejar rastro; sus pertenencias se hallaron en un basurero
La mujer había pagado la habitación hasta el día 20 de julio, así que la marcha voluntaria fue descartada por su entorno desde el primer momento.
Muchas contradicciones
El personal del hotel, bajo sospecha
El entorno de Mati sostiene que la investigación se tendría que haber centrado, de entrada, en el hotel donde se alojaba la vecina de Mallorca. Afirman que lo manifestado hasta la fecha por algunos de sus trabajadores era contradictorio. Un dato en especial les hizo saltar todas las alarmas respecto al personal del hotel: cuando la policía pidió entrar en la habitación de Mati, condujeron a los agentes a otro cuarto, cuando ella siempre pedía la 107. Y llevaba haciéndolo, con largas estancias, al menos cuatro años. Tampoco dieron por bueno un mensaje aportado por una de las trabajadoras del hotel, que dijo haber recibido un texto de Mati la primera semana de julio en la que le anunciaba que se había ido de Lombok. Es un mensaje con muchas faltas en inglés -idioma que Mati dominaba muy bien- por lo que se da por hecho que ella no lo escribió. Tampoco se encontró ningún registro de pasajeros, ni con avión o barco, que revelase que la mujer había abandonado ese lugar.
La noticia más inquietante llegó hace solo unos días. Varias prendas de ropa de Mati, utensilios de higiene personal, una mochila y sus libros de viajes aparecieron tirados en el basurero donde el hotel en el que se alojaba tira sus residuos. También se halló un pendiente que la mujer no se quitaba nunca.

La familia y allegados de Mati hace ya días que se temían lo peor. Facilitada por el entorno de la familia
Lo que no ha aparecido, que se sepa, es su pasaporte, su teléfono móvil, ni las dos tarjeas de crédito que le fueron enviadas desde España a Lombok al perder Mati las que estaba usando. Para ese envió se cree que tuvo que aportar la dirección de algún habitante local y eso hizo temer en la posibilidad de que la mujer hubiera podido ser víctima de un robo. Pudo correr la voz de que iba a recibir esas tarjetas y alguien decidió quitarle con ellas el dinero. Pero en estos momentos y a falta de saber cómo murió esta azafata jubilada todo son especulaciones.
Ahora se iba a geolocalizar su teléfono y se esperaba la llegada de perros adiestrados en la búsqueda de personas; demasiado tarde
El sobrino de Mati, Ignacio Vilariño, hacía semanas que imploraba a las autoridades indonesias y a la embajada y consulados españoles en ese país que investigaran esta extraña desaparición. Pero durante muchos días nadie le hizo caso. La primera denuncia por la desaparición de Mati la presentó el pasado 28 de julio Olga Marín, amiga de la desaparecida. Lo hizo en Sant Feliu de Guíxols (Girona). Tres días más tarde el sobrino de la mujer, Ignacio Vilariño, hizo lo propio.
A finales de esta semana Vilariño anunció que, por fin, Interpol había accedido a geolocalizar el teléfono de la turista para reconstruir sus últimos movimientos. Y estaba previsto que en los próximos días llegaran de Yakarta perros adiestrados en la búsqueda de personas para rastrear los alrededores del hotel en el que fue vista con vida por última vez. Demasiado tarde.