La familia de la viajera española asesinada en Indonesia está convencida de que hay más implicados en la muerte de Mati Muñoz . Pero demostrarlo no va a ser fácil. Y menos después de que ayer trabajadores del hotel de Lombok en el que fue asesinada la mujer confirmaran que en ese establecimiento no hay cámaras de seguridad. Resultaron dañadas en un terremoto en 2008 y nadie las ha reparado desde entonces.
Los pocos trabajadores de ese hotel se desvinculan, en declaraciones a EFE, del crimen. Aunque cuesta de creer que no se enteraran de nada y más tras trascender ahora que el cadáver de Mati Muñoz estuvo varios días envuelto en una sábana en un destartalado cuarto de ese establecimiento en el que hay un generador que no se usa. Nadie se percató de ello y esto resulta, en principio, extraño por muy poco frecuentadas que fueran esas dependencias.
Después llevaron el cadáver a un vertedero ilegal y lo movieron por tercera vez hace una semana para enterrarlo en la playa
Después lo llevaron a un vertedero ilegal y hace unos días, al crecer la presión en la investigación del caso y sentirse los homicidas amenazados, volvieron a mover el cadáver para enterrarlo en la playa cercana al hotel, donde fue recuperado.
Días felices de Matilde Muñoz en Lombok, Indonesia, en enero pasado
Según la versión policial Mati fue estrangulada. Pero ese tendrá que confirmarlo la autopsia, que ha sido aplazada por problemas burocráticos, dicen fuentes cercanas al caso. Se espera que se realice mañana, martes.
El botín obtenido por los ladrones sería ridículo. Se cree que esos asesinos se llevaron unos 3 millones de rupias (alrededor de 155 euros). Revolvieron toda la habitación en busca de objetos de valor, pero Mati llevaba una vida muy modesta, lo que convierte este crimen en un caso aún más extraño.
El botín obtenido por los ladrones sería ridículo; 3 millones de rupias, alrededor de 155 euros
Yasmara Harahap, jefe de Policía en la comisaría de Lombok Occidental, ha informado este lunes a EFE que la investigación “continúa” y que “no ha hecho sino empezar”.
Una pieza clave
El teléfono de Mati llevó a sus asesinos
El teléfono móvil de Matilde Muñoz, la turista española asesinada en Indonesia habría sido clave para la localización del cadáver de esta mujer, de 72 años, y también en el arresto de los dos hombres acusados de matarla. Los sospechosos habrían vendido ese aparato a un tercer hombre. Y este último fue el primero al que se cree localizaron los investigadores del caso. A partir de ahí tiraron del hilo hasta dar con los autores del crimen, perpetrado en un modesto hotel de Lombok.
El policía ha confirmado lo que ya se sabía; que uno de los sospechosos de “asesinar premeditamente” a Muñoz es un trabajador del hotel donde se alojaba, el Bumi Aditya, a medio kilómetro de donde se halló el cadáver, y que el otro es un exempleado del establecimiento. Este último había sido despedido tras ser sorprendido ya robando en esas instalaciones.
Uno de los sospechosos había sido despedido de ese hotel de Lombok tras ser sorprendido robando
Algunos de los pocos trabajadores de ese hotel -ahora estaría cerrado- aseguran que “son muy pocos” los empleados en ese negocio. “Por la noche solo hay dos personas trabajando. Por la mañana llega otra para cubrir mejor la recepción cuando vamos a limpiar las habitaciones”, ha revelado Ali a a la misma agencia, en un intento para justificar la dificultad para vigilar ese espacio.
Los dos detenidos por el crimen, admiten la autoría de la muerte, pero ahora se acusan entre sí.
Mali, quien estuvo en contacto con las personas cercanas de Muñoz cuando estos dieron la alerta por su desaparición, se mantiene más reservada que su compañero. La mujer fue quien dijo haber visto a la española por última vez el 1 de julio por la mañana.
“Se fue a la playa pero regresó pronto”, revela y Ali añade que volvió porque “se había olvidado algo en su habitación. “Ya no sabemos más”, han apuntado.
También fue Mali quien dijo haber recibido un mensaje de Muñoz desde Laos el 6 de julio, cuando esta ya no respondía a los de sus conocidos, si bien el servicio de Inmigración de Indonesia desmintió que la española hubiera salido del país cuando se alertó sobre su desaparición
