Los Mossos d’Esquadra están investigando una posible estafa a un centenar de jóvenes estudiantes extranjeros, mayoritariamente marroquíes, que habrían pagado por un curso de lengua en Barcelona para garantizarse la regularización de sus papeles lo que no ha sido posible porque la empresa ha cerrado abruptamente. Estos estudiantes se encuentran ahora sin el certificado del nivel de idiomas, sin el visado y sin su dinero.
Los jóvenes estudiaban en la academia Native Language College (NL College) situada en Guillem Tell, 27, de Barcelona, en el cruce con la calle Saragossa de Sant Gervasi. Los propietarios y gerentes de esta academia dejaron de comunicarse con ellos en el mes de julio cuando les dijeron que cerraban unas semanas por vacaciones. A los trabajadores se les informó entonces que la empresa atravesaba dificultades económicas. Tampoco han vuelto a saber nada más. La escuela donde se impartían las clases, un edificio de varias plantas acristalado, está vacío, limpio de cualquier seña de la academia. Listo para alquilarse de nuevo.
Los abogados que tramitan las demandas estiman que los perjudicados por estafa –algunos pagaron la matrícula días antes de que los directivos desaparecieran de la empresa– podrían alcanzar a un centenar de estudiantes. Desembolsaron entre 2.000 y 6.000 euros, con una media de 3.500 por alumno, en concepto de una titulación que les garantizaba un “certificado de aprovechamiento” a partir del cual podían pedir la extensión de su visado de estudiante o solicitar un permiso para trabajar.
Estudiantes de NL Language
“Estamos perdidas, y mi padre endeudado”
“Estamos perdidas, dejamos los estudios y a nuestra familia en otro país para construir una vida mejor. Ahora no tenemos nada y mi padre está en una situación financiera muy difícil”, explica Douaa Grouz, estudiante de inglés que vino de Marruecos a España en mayo junto a su hermana, que tiene un master en economía. ”Mi hermana y yo vinimos de Marruecos a España el pasado mes de mayo para cambiar nuestro visado de turista a residencia. Nuestro padre se endeudó en 12 millones de dirhams (unos 12.000 euros) para cubrir los gastos de este proceso. Pagamos 2.500 por persona en la escuela NL College. Planeábamos empezar a estudiar el 28 de julio”, explica Grouz.”Pagamos de alquiler 650 euros al mes y sacamos tarjetas de metro y nos pusimos a hacer todo lo posible por aprender la lengua porque es fundamental para integrarse en la sociedad”. A principios de junio se pusieron en contacto con la escuela para que les enviara el horario. “Nos respondieron que lo enviarían un día antes de empezar las clases. El 5 de julio les enviamos un correo en el que habíamos oído que la escuela estaba atravesando dificultades económicas y las respuestas fueron poco convincentes”. Primero les comunicaron que estaban de vacaciones, luego que estaban involucrados en cambios internos y, finalmente, que la escuela había cerrado, pero que buscarían una escuela alternativa. “Del 30 julio al 1 de septiembre estuvimos en España sin estudiar, sin permiso de residencia y con todo el dinero gastado. No podemos trabajar porque no tenemos permiso. El 1 de septiembre Extranjería nos dio un plazo de 9 días para conseguir una nueva matriculación en otro centro. De lo contrario, los expedientes serían rechazados”. Ese plazo ya ha expirado. “Queremos estudiar, integrarnos en la sociedad y tener un futuro profesional. Ahora estamos perdidas. Estamos llamando al gobierno y a organizaciones para que nos ayuden”.
El objetivo de estos estudiantes era obtener documentación para seguir estudiando o para trabajar en España. La academia, constituida en el 2022, contaba con el sello del Instituto Cervantes hasta hace unos meses, un documento esencial para obtener permisos. Cervantes imparte clases de castellano para extranjeros en multitud de países y cuenta con centros adscritos en España con los que firma convenios de colaboración, previa selección. En Barcelona están adscritos así 21 centros. Este sello es fundamental para obtener un visado.
Desembolsaron entre 2.000 y 6.000 euros en concepto de un título legal a partir del cual pedir un permiso
“Los jóvenes solicitan los papeles a las embajadas o consulados o vienen con permiso de turista y una vez aquí pagan la totalidad del curso para poder pedir el visado de estudiante”, explica Ouarda el Kaddouri, responsable de una gestoría en Girona que tramita los papeles de los jóvenes marroquíes o argelinos. “La academia les garantizaba la devolución de su dinero, excepto los gastos administrativos (unos 350 euros), si por cualquier razón Extranjería les denegaba el permiso para estudiar”, continúa. Ahí empezaron las primera irregularidades, según explican trabajadores. A pesar de esta cláusula, algunos de los estudiantes que recibieron una carta de denegación del visado y que tuvieron que regresar a su país no obtuvieron el importe de vuelta por parte de NL College, poniendo en jaque su sueño pues supone un esfuerzo económico considerable para las familias que, en ocasiones, deben vender sus bienes. También hay quejas por parte de las agencias en el Magreb que colaboraban con la academia proporcionándole clientes. Tampoco han recibido su parte del dinero.
Los jóvenes, cuando finalizaban el curso, con el certificado de aprovechamiento, presentaban la petición de seguir sus estudios solicitando una extensión de su permiso (necesitan también seguro médico con una mutua, que supone unos 500 euros, una cuenta corriente con un mínimo de 8.000 euros y un lugar de alojamiento). Si era aprobado obtenían la tarjeta de identidad de extranjero (TIE) que acredita su situación administrativa, no su identidad. O bien podían pedir un permiso de trabajo. Esto era así hasta que recientemente se aprobó el reglamento de la ley de Extranjería que complica los trámites, y un curso de idiomas no es suficiente para alargar el permiso.
En junio pasado, la mayoría de los alumnos de NL College, procedentes del Magreb, pero también de Rusia y China, habían acabado las clases y estaban a la espera de su certificación de aprovechamiento para llevarlo a Extranjería cuando se han encontrado las puertas cerradas y el edificio vacío.
Ahora, para muchos, se ha agotado el visado de estudios que tenían sin haber podido extender el permiso. Otros se habían matriculado para empezar de inmediato. Según los trabajadores, la empresa aceptó el pago de matrículas hasta dos días antes de comunicar a sus empleados en Barcelona, una treintena, que la academia atravesaba momentos difíciles económicamente, que cerraban unas semanas y que el asunto se solucionaría trabajador por trabajador. Sin embargo, como con los estudiantes, los directivos han roto todo contacto directo con los profesores.
Además de la investigación policial, unos 26 trabajadores de Barcelona, todos, excepto los que pertenecen a la cúpula directiva, están demandado a la empresa tras el ERE fallido tras presentar la empresa datos contables de dudosa fiabilidad. Reclaman el impago de tres meses de atrasos, liquidaciones y las indemnizaciones correspondientes. En total, estos montos suponen solo en la academia de Barcelona unos 330.000 euros, según calcula el abogado laboralista Ignasi Lúquez, de Lúquez Asociados, que representa a la plantilla.
La empresa dejó de contactar con los estudiantes, ahora sin visado, y con los trabajadores en julio
NL Language ha entrado en preconcurso de acreedores. La empresa facturó en el 2023, 2,6 millones con un beneficio de 30.000 euros. En el 2024, los ingresos ascendieron a 4,4 millones de euros, con unas pérdidas de 300.000 euros.
NL College es una empresa radicada en Madrid con dos academias, una en Madrid, la primera abierta al público, y otra en Barcelona. Nació a inspiración de una firma irlandesa, ND College, después de que su fundador Daniel Escorial, de 40 años, cursara idiomas en el país.
La academia de Madrid de pequeñas dimensiones tuvo, inicialmente, malos comentarios en las redes sociales, por lo que se contrató a un profesional en la formación de idiomas para levantar el negocio. Se abrió posteriormente, en 2022, la academia de Barcelona que empezó a ingresar grandes cantidades de dinero, pero con notorios fallos en la gestión. La de Barcelona estaba gestionada por ex trabajadores de NED College, un grupo de profesionales brasileños liderado por Francisco Ferri, que se hacía llamar Kiko. Junto a otros directivos del mismo origen de nacimiento que ahora no responden a las llamadas de los trabajadores. Tampoco a las de Guyana Guardian. Cerraba el círculo la directora financiera, de 20 años de edad.
Daniel Escorial consta como administrador único de la compañía y tiene, según el Registro Mercantil, otras empresas en Madrid: Honest Power, de asesoría y control de consumo eléctrico, Green Life, de alquiler de bienes inmuebles, y Konbersion Digital, de marketing.
