Cuando tener dos hijas con discapacidad no es suficiente para elegir colegio

El vía crucis de la familia Minutoli

María, la mayor (13 años), continúa sin escolarizar tres semanas después de haber empezado el curso para el resto de alumnos

La familia Minutoli al completo, con María y Marta, las hijas, en el centro de la imagen

La familia Minutoli al completo, con María y Marta, las hijas, en el centro de la imagen 

LV / Ignasi Vera

La familia Minutoli, que reside desde hace 17 años en Barcelona, no tiene una vida fácil. Sus dos hijas, María (13 años) y Marta (12) sufren varias enfermedades, de ahí que la primera tenga reconocida una discapacidad del 65% y la segunda del 75%. A María, la mayor, le correspondía este curso iniciar la ESO. Debido a los problemas –denunciados por sus padres- que ha arrastrado de acoso en el colegio, sus progenitores, de conformidad con la escuela, incluyeron en la preinscripción hasta seis institutos fuera de su barrio para que la niña no coincidiera con sus antiguos compañeros y así poder empezar de cero en esta nueva etapa educativa. Pues bien, hoy, tres semanas después de que se iniciara el curso, María continúa en casa sin escolarizar.

En la primera asignación les adjudicaron un instituto que no estaba entre sus peticiones. Tras quejarse, les asignaron el último de su lista. Los padres explican que incluyeron ese centro como última opción porque jamás pensaron que se lo pudieran asignar. El instituto queda a casi 50 minutos de su casa en autobús y es necesario hacer trasbordo, aspecto que hace imposible que María pueda desplazarse sola. El padre, a su vez, no podría acompañarla, y es que también está al cuidado de la pequeña, que tiene una discapacidad mayor que la hermana.

María continúa sin escolarizar tres semanas después de iniciarse el curso

Más tarde, y tras reclamar de nuevo –no solo al Consorci d’Educació de Barcelona, también al Síndic de Greuges de la capital catalana-, les propusieron otros tres centros que no se ajustan, según los padres de la niña, a las necesidades de su hija. 

Con un grado 2 de dependencia, María acumula toda una serie de problemas de salud que dificultan su día a día. Sufre neurofibromatosis tipo 1 (NF1) –asociada a rasgos autistas- con tumores inoperables, trastornos por déficit de atención e hiperactividad, del aprendizaje, conductual y psico-social. De ahí que sea una alumna con necesidades específicas de soporte educativo (NESE). 

María y Marta

María y Marta observan su escuela 

LV / Ignasi Vera

Andrea, el padre, explica a La Vanguardia que viendo lo que se les avecinaba, pidió a finales del 2024 una reunión con el EAP (equipo de asesoramiento y orientación psicopedagógica). Y no solo por el caso de María. A Marta, el próximo curso, también le tocará dar el salto a la secundaria. No obstante, y por distintas razones, esa reunión nunca se produjo.

En la preinscripción, como primera opción, pidieron el Institut Les Corts. Tenían buenas referencias, les queda relativamente cerca en autobús y hacen horario continuado. Este último punto es crucial para la familia: a María la sacaron del comedor de su colegio (la escuela Seat) porque era allí –denuncian- donde recibía más acoso por parte de algunos alumnos. 

La familia lleva meses luchando para encontrar el instituto que se adecúe mejor a las necesidades de María

La familia lleva meses luchando para encontrar el instituto que se adecúe mejor a las necesidades de María 

LV / Ignasi Vera

Lamentan que la antigua dirección del centro (que estuvo hasta el curso 2023/2024) nunca se tomó el asunto con la seriedad que correspondía. En respuesta a este diario, la escuela explica que no pueden aportar información al respecto (en aras de la privacidad de sus alumnos), aunque subrayan que si tomaron algún tipo de medida, lo hicieron “siguiendo las directrices del Consorci d’Educació de Barcelona”.

Añaden, además, que han “acompañado y apoyado” a la familia “durante todo el proceso de preinscripción para buscar la mejor opción para sus hijas”.

La ESO, fuera del barrio

Tras un episodio denunciado por la madre de María, el colegio, en diciembre del 2023, acabó abriendo un protocolo de acoso que resolvió dos meses después concluyendo que este no se había detectado. Sí reconocían, sin embargo, haber observado “conductas contrarias a la convivencia escolar entre algunos niños”.

En cualquier caso, la escuela fue la primera en aconsejar que María cursara la secundaria en un instituto fuera del barrio. Así lo asegura un informe de la Sindicatura de Greuges de Barcelona, institución a la que acudió la familia Minutoli. 

María continúa en casa sin escolarizar cuando hace tres semana que el nuevo curso arrancó

María continúa en casa sin escolarizar cuando hace tres semanas que el nuevo curso arrancó 

LV / Ignasi Vera

La Sindicatura concluyó que el proceso de asignación de plazas se había realizado correctamente, que la escuela donde la alumna cursó sexto de primaria no tiene adscripción con ninguno de los centros solicitados en la preinscripción por lo que no obtuvo puntuación por adscripción. Tampoco por proximidad, al no encontrarse el domicilio de la alumna dentro de la zona de los centros pedidos.

No obstante, y en el mismo informe, argüía que la asignación de una plaza en un instituto situado a casi una hora del domicilio familiar, a pesar de formar parte de la solicitud de la familia, no parecía “la más adecuada” ni la que respondía mejor “al interés superior de la adolescente”. De ahí que pidiera, de acuerdo con la disponibilidad de plazas, que se valorara conjuntamente con la familia una nueva asignación a un instituto que diera “una respuesta más ajustada a las necesidades educativas de la familia”.

Nos tratan como una familia normal, cuando no lo somos”

Andrea MinutoliPadre de María y Marta

“Seguro que la asignación se hizo conforme a la ley –razona Andrea-, pero no resolvieron nuestro caso. Nos tratan como una familia normal, cuando no lo somos”. Dice que tanto ellos como la escuela pensaban que les adjudicarían el instituto que pidieron como primera opción. “Por nuestra situación, tenemos muchos más puntos que otras familias”, sostiene Andrea. Pero no fue así, al no estar adscrito el instituto a su escuela.

Sin embargo, esta semana, el Consorci ha propuesto a la familia tres posibles centros para María que tampoco tienen ninguna adscripción con su antigua escuela. El problema es que ninguno de los tres cumple, a juicio de los padres, con las necesidades educativas de su hija. De ahí que rechazaran la oferta y el caso pasara al comité de garantías del Consorci, según explicaron fuentes del estamento a La Vanguardia

La familia Minutoli, frente a la escuela Seat

La familia Minutoli, frente a la escuela Seat 

LV / Ignasi Vera

En uno de los institutos ofertados (así lo ha podido constatar este diario) les dijeron incluso que no tenían claro que su centro estuviera acorde a las necesidades de María, aconsejándoles que visitaran otro instituto. Pues bien, el Departament d’Educació ha determinado que sea este centro, el que recomienda a la familia buscar otra opción mejor, el que acoja a María.

“Estamos muy cansados de todo”, lamenta Andrea. “Esta semana, incluso, una inspectora del Consorci nos dijo que la preinscripción no se tramitó correctamente porque María no aparecía como alumna con NESE”, agrega. 

Tenemos una vida un poco particular y no nos ayudan. Nadie se pone en nuestra piel”

Andrea MinutoliPadre de María y Marta

“Tenemos una vida un poco particular y no nos ayudan. Nadie se pone en nuestra piel”, lamenta. “María tiene un tumor interno. Es benigno, pero puedo volverse maligno. Toma un sinfín de medicamentos que le provocan efectos secundarios. Solo por eso, que es un detalle de todo lo que acumulamos, imagínate la vida que tenemos desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Constantemente estamos acudiendo a médicos por las dos niñas”. Pese al hartazgo y el cansancio, la familia no cesa en su empeño de encontrar el mejor instituto para María. Ojalá alguien les escuche.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...