Ana Julia Quezada ha sido trasladada a un módulo más estricto de la cárcel después de que se le haya encontrado entre sus pertenencias una baraja de cartas. Los juegos de azar están prohibidos para los reclusos en prisión. Según fuentes penitenciarias citadas por La Información de Alicante, la reclusa reconoció que la baraja era suya, aunque dice que se la entregó un funcionario, llamado demandero, que ejerce funciones similares a las de un ordenanza, y está presente en todas las cárceles españolas.
Este funcionario puede obtener objetos que no están en el economato para los reclusos, pero es necesaria una autorización de la dirección del centro.
Los juegos de azar están prohibidos en las prisiones como norma general. Se prohíben para evitar conflictos. Fuentes penitenciarias citadas por La Información de Alicante explican que “cualquier juego con el que los presos puedan apostar no está permitido para evitar peleas e incidentes entre ellos”.
Este hecho acontece mientras un funcionario y un cocinero de la cárcel de Brieva están siendo investigados por entregar un teléfono móvil, chocolate, perfumes y otros objetos a Ana Julia Quezada a cambio de favores sexuales.


