“La sumisión química es una epidemia silenciada”
Su Majestad, señor Javier Godó, presidente del Gobierno, presidente de la Generalitat, alcalde, demás autoridades, queridos asistentes:
Recibir esta distinción esta noche, aquí en España, de manos de Su Majestad el Rey, es para mí un gran honor. Significa mucho para mí, y debo decir que me siento muy orgullosa, pero también muy emocionada, sinceramente. Pero, sobre todo, es el reconocimiento de una lucha que no es sólo mía y que va mucho más allá de mi historia personal.
Hace cinco años, mi vida dio un vuelco. Descubrí lo impensable. Durante casi una década, mi madre había sido arrastrada sin saberlo por mi padre, el hombre que se suponía que debía amarla y protegerla, para entregarla, inconsciente, a otros hombres.
También tuve que enfrentarme a otra realidad: el hombre que yo conocía, al que llamaba papá, que era mi pilar, probablemente había hecho cosas mucho peoree. ¿Cómo se puede aceptar eso? ¿Cómo se puede sobrevivir a tal traición?
Caroline Darian: “La sumisión química es una epidemia silenciada”
Por supuesto, estaba en estado de shock y no podía creerlo, pero también comprendí, con razón, que si guardaba silencio me convertiría en cómplice de este sistema de olvido e impunidad.
Si bien el coraje suele considerarse como un grito de guerra, también puede comenzar como un susurro débil que te impulsa a actuar. Así que hablé, luego escribí, testifiqué y creé esta organización, #MendorsPas, y me reuní con voluntarios extraordinarios.
El valor es necesario para unirnos y arrojar luz sobre un problema social que, lamentablemente, sigue siendo en gran medida desconocido en nuestra sociedad. Porque lo que llamamos sumisión química, el uso de sustancias para privar a las mujeres y los niños de la conciencia, la libertad y la memoria, es una lacra que destruye silenciosamente la vida.
Aunque este fenómeno siga siendo subestimado y minimizado, está presente en todas partes. La sumisión química no es un incidente aislado. Es una epidemia silenciada que está presente en nuestras fiestas estudiantiles, en nuestras celebraciones, que a menudo tienen lugar dentro de nuestras propias familias, sin testigos y, la mayoría de las veces, sin pruebas suficientes. Afecta a miles de personas, independientemente de su edad, origen o país.
Caroline Darian, hija de Dominique y Gisèle Pelicot, recoge el premio internacional en presencia de Pedro Sánchez, Felipe VI y Javier Godó
El uso de sustancias para privar a las mujeres y los niños de la conciencia es una lacra que destruye silenciosamente la vida
Es el crimen perfecto. El camino que tenemos por delante aún es largo. Se trata de educar, informar, escuchar, proteger y asegurarnos de que nadie, absolutamente nadie, vuelva a mirar hacia otro lado.
Pero también se ha pagado con victorias, pequeñas y grandes, y realmente quería celebrar algunas de ellas aquí esta noche con ustedes. Por ejemplo, la inclusión este año del concepto “sumisión química” en nuestro diccionario francés, así como la entrega de un informe a nuestro gobierno con la esperanza de mejorar el apoyo a las víctimas, y hoy este significativo reconocimiento internacional.
Para mí, el valor es hablar cuando se podría permanecer en silencio. Es convertir la desesperación en una lucha, en una lucha colectiva. El valor no es la ausencia de miedo. Eso es seguro. El valor es seguir adelante a pesar del miedo. Es seguir testificando, animando a otros a hacer lo mismo para que nuestras historias puedan salvar la vida de miles de víctimas.
El valor es hablar cuando se podría permanecer en silencio, es convertir la desesperación en una lucha
Porque el valor no consiste en ser fuerte por sí solo. Consiste en levantarse juntos con la esperanza de cambiar aunque sea una pequeña parte de nuestra sociedad. Y esta noche, gracias a este premio, ustedes nos ayudan a hacer que esta voz sea más fuerte. La voz de las víctimas invisibles, pero también la voz de todas aquellas que aún no han encontrado la fuerza para hablar y dar testimonio.
Así que este premio, créanme, no es sólo mío. Pertenece a todas las víctimas, a todas las mujeres que reciben silencio, vergüenza, negación e injusticia, y que han decidido convertir su dolor en una razón para actuar.
Y es la prueba de que nuestras luchas, nuestras voces, nuestros derechos, finalmente están resonando más allá de las fronteras. Gracias. Quería darles las gracias, dar las gracias a mi editorial española, Seix Barral, por apoyar mi voz aquí en España. Es realmente muy valioso. Muchas gracias al jurado de La Vanguardia por demostrar con este premio que esta lucha se está convirtiendo en universal y que probablemente nos concierne a todos. Muchas gracias.