El estado del bienestar y las personas mayores

El estado del bienestar y las personas mayores
Consellera de Drets Socials

Catalunya, como la mayoría de sociedades adelantadas, vive una transformación demográfica profunda. En solo dos generaciones, la esperanza de vida ha pasado de cerca de 50 años en 1940 a casi 85 hoy. Estos años adicionales permiten a centenares de miles de personas de nuestro país vivir más y mejor.

Hoy, la personas mayores son un pilar familiar –facilitando la conciliación y el cuidado– y de cohesión social, con una participación activa en el tejido asociativo y el voluntariado. Además, la nueva demografía reorienta los patrones de consumo e impulsa sectores enteros: la economía plateada genera más de 9.000 millones de euros anuales en Catalunya y da trabajo a más de 50.000 personas.

ILUSTRACIÓN DE TEMA SOBRE GENTE MAYOR QUE ES PROTAGONISTAS DE MUCHAS DE LAS HISTORIAS DE FICCIÓN DE LIBROS

En solo dos generaciones, la esperanza de vida ha pasado de cerca de 50 años en 1940 a casi 85, ahora

Mané Espinosa

Como todo cambio profundo, requiere un estado del bienestar que se adapte a las nuevas necesidades sociales. En materia de pensiones, las reformas recientes han reforzado la sostenibilidad y la equidad. Gracias al sistema público, la tasa de pobreza entre las personas mayores de 65 años es 65 puntos más baja.

Pero donde el Estado del bienestar todavía tiene más margen de mejora es en el modelo de cuidados. El modelo residencial ha estado estancado años, y solo recientemente se ha empezado a reivindicar una atención más humana, basada en pequeñas unidades de convivencia. Los modelos alternativos –como la vivienda con apoyo comunitario o los apoyos intensivos al hogar– siguen siendo aislados o experimentales. Y procedimientos críticos –como las valoraciones de dependencia y discapacidad– a menudo se han tratado como trámites burocráticos, no como atenciones centradas en las personas.

Reto

El incremento de la esperanza representa un reto. La manera de abordar el envejecimiento nos definirá como generación

Desde la Generalitat queremos volver a situar a Catalunya a la vanguardia de la calidad de los servicios públicos, prestando la atención a las personas mayores en el centro de las políticas sociales. Nos comprometimos a crear 6.000 nuevas plazas residenciales para personas con dependencia y discapacidad. En solo un año, ya hemos asegurado un tercio, con la creación de 2.000 plazas públicas. La transformación requiere multiplicar actores: por eso hemos acordado con el ICF una línea de crédito de 50 millones de euros, ampliable, para impulsar proyectos de ayuntamientos, entidades del tercer sector e iniciativa privada que innoven en equipamientos y modelos de cuidado. Hemos reactivado la construcción de residencias públicas tras más de una década sin nuevas obras, gracias al impulso de los fondos Next Generation EU, que también hemos puesto a disposición del mundo local y del sector social. La integración sociosanitaria nos permite ser más efectivos gracias al trabajo conjunto de los ámbitos social y de salud. La ley que prevemos aprobar este otoño nos permitirá extender este modelo por toda Catalunya y desplegar una atención centrada en la persona que facilite permanecer en casa con apoyos intensivos.

Finalmente, reforzamos la gestión y la capacidad de innovación. Hemos creado la dirección general de Personas Mayores y, recientemente, hemos nombrado su director, Pedro M. Cano, con una trayectoria acreditada en el sector. El mandato está claro: escuchar las prioridades de las personas mayores y traducirlas en políticas públicas efectivas.

El incremento de la esperanza de vida es una gran conquista, pero también representa un reto. La manera de abordar el envejecimiento nos definirá como generación. Catalunya ha de liderar la innovación y la promoción de un envejecimiento digno, activo y diverso. Hacerlo para que los 35 años adicionales de vida que hemos ganado gracias al avance de la medicina y la ciencia sean años también de alargamiento de la dignidad, la autonomía y la contribución de las personas mayores a nuestra sociedad. Y hacerlo con justicia social, para garantizar que todo el mundo, sin excepción, pueda disfrutar de un envejecimiento digno y con calidad de vida.

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