Andreea Ciudin: “El típico 'va usted a correr o a hacer bicicleta', en obesidad es un error”

Entrevista

Experta en investigación y tratamiento, define la obesidad como una enfermedad crónica y muy diversa

“Vemos que hay mucha obesidad genética, que la pobre persona ha sido culpabilizada toda su vida por comer mucho”

Retrato de Andreea Ciudin, investigadora principal del grupo de Diabetes y metabolismo de Vall d'Hebron Insitut de Recerca (VHIR). 29-09-2025. Foto: Miquel Muñoz / Shooting.

Andreea Ciudin, investigadora principal del grupo de diabetes y metabolismo de Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) 

Miquel Muñoz/ Shooting

Andreea Ciudin (Bucarest, Rumanía, 1979) presenta una larga trayectoria en la investigación y el tratamiento de la obesidad desde el hospital Vall d’Hebron. Utiliza la IA e imágenes de tomografía computerizada para identificar fenotipos con diferentes patrones de obesidad, a fin de desarrollar terapias nutricionales personalizadas, mejorar la adherencia al tratamiento precoz y evitar la aparición de comorbidades asociadas.

¿Qué es la obesidad?

No es una enfermedad de kilos, sino de exceso y disfunción de grasa visceral dentro del abdomen. De todos los tipos de grasa, esta es la que nos preocupa porque se relaciona con las complicaciones. El tradicional IMC (índice de masa corporal) describe volumen corporal, pero esto puede significar mucho músculo y poca grasa, o mucha grasa y poco músculo. De estos dos fenotipos, uno tiene obesidad y el otro no, aunque por el IMC la tendría.

¿Todas las obesidades son iguales?

Un cambio importante es ver la obesidad como una enfermedad crónica, de hecho un grupo de enfermedades crónicas que lo que tienen en común es un acúmulo, un exceso y/o disfunción de grasa corporal que impacta de forma negativa en la salud. Pero tipos hay muchos, y mecanismos diferentes. Algunos son genéticos, algunos son por disfunción de hormonas que regulan el apetito, algunos porque tienen un metabolismo lento, quemadores lento. Hay dos grandes bloques de obesidad: por masa grasa acumulada sobre todo a nivel subcutáneo, lo que lleva a complicaciones mecánicas, en forma de artrosis, por ejemplo; y por acumulación de grasa a nivel abdominal, que provoca diabetes, cáncer, enfermedad cardiovascular. Vamos viendo las patitas de los otros subtipos.

“Hemos metido a todos en el mismo saco y cada caso se tendría que abordar de una manera diferente”

¿Por qué la sociedad es cada vez más obesa?

Hay personas que tienen un trastorno, autoinmune o por el motivo que fuera, por el que no sintetizan bien las hormonas que regulan el apetito y el metabolismo. También existe el gran grupo, cada vez mayor, de personas con obesidad adquirida por malos hábitos. Pero pasado el punto de no retorno, como la cirrosis por alcohol o la bronquitis por tabaco, son enfermedades independientes que hay que tratar. Si pretendes, en la cirrosis hepática, dejar el alcohol y que el hígado vuelva al punto inicial, esto no es posible.

¿En qué porcentaje se debe a los malos hábitos?

Tradicionalmente se ha considerado que todas las obesidades se deben a esto. Que el gordo está así porque come. Ahora vemos que hay mucha obesidad genética, que la pobre persona ha sido culpabilizada toda su vida por tener hiperfagia, por comer mucho. Pero come así porque tiene una mutación en un gen que no sintetiza una hormona que, si te falta, por mucho que comas no vas a sentir saciedad. Esta persona no puede parar de comer solo porque se lo diga yo. Hemos metido a todos en el mismo saco, y cada caso se tendría que abordar de una manera muy diferente.

CAJAS DEL FÁRMACO INYECTABLE  OZEMPIC QUE SE ESTÀ UTILIZANDO CONTRA LA OBESIDAD Y DEL QUE ULTIMAMENTE FALTA ABASTECIMIENTO EN LAS FARMACIAS.

Ozempic, compuesto por semaglutida indicada para perder de peso 

Mané Espinosa

En esto les ayuda la IA.

Nuestro grupo usa la IA para estimar, sobre una imagen de tomografía computarizada, que es a nivel de abdomen, no solo la composición corporal, también cómo está el hígado, si tiene mucha grasa o está infiltrado o inflamado, pero también podemos medir –y esto lo patentamos– el gasto calórico en reposo. Porque para definir el tipo de obesidad es importante saber no solo de qué se componen tus kilos, sino cuántas calorías quemas en reposo. Hemos visto cantidad de fenotipos y la típica persona que te dice ‘yo no como para estar así’, y nadie se la ha creído. Pero cuando le miras el metabolismo y ves que quema un 30% de lo que teóricamente le tocaría, te la crees. Cambia mucho ponerte a mirar uno por uno a ver cuál es el factor que predomina, si es el genético, si es el biológico, si tiene un metabolismo lento porque hace alteraciones hormonales. Hasta factores psicológicos, porque el estrés influye y hay dos tipos de reacción: la persona que dice ‘se me cierra el estómago’ –y esto pasa porque sintetizan una hormona anorexígena– y la persona que come un montón porque le bajan a nivel de cerebro las hormonas del bienestar y la única manera de subirlas es comiendo azúcares.

¿Dieta y ejercicio?

Lo que hemos hecho hasta ahora, el plato y el zapato, cierre la boca y vaya a andar, vale, pero adaptado al tipo de cada uno. Y no culpabilizar ni estigmatizar.

¿Ayudan los fármacos?

Controlan el apetito y el metabolismo. Y las personas que nunca han tenido saciedad te dicen: ‘Doctora, yo ahora sé qué significa saciedad’. La medicación en realidad son copias de las hormonas que un cuerpo sano produce cuando come para tener saciedad y que el metabolismo funcione.

“En la mayoría de casos el tratamiento con fármacos tendría que ser de por vida”

¿Son el futuro?

En algunos tipos, sí. No para todos. La regulación del apetito es supercompleja, intervienen siete u ocho hormonas. El futuro será poder determinar cuál es el mecanismo exacto en cada caso y si aplica darle tratamiento o no. Los fármacos que tenemos ahora son copias solo de dos de las hormonas implicadas. Si has dado con la que falta, la medicación irá bien, pero si le falta otra, no va a responder.

De momento son una mina de oro para los laboratorios.

Wegoby o Mounjaro han roto el umbral psicológico que teníamos de porcentaje de pérdida de peso. Hasta ahora los fármacos si llegaban a 10% todo el mundo decía que eran una maravilla, pero ahora Wegoby está en torno a 16- 17% y Mounjaro en el 22-23%.

¿Son tratamientos de por vida?

El cambio más complicado es ver la obesidad no como elección voluntaria sino como un grupo de enfermedades. En la mayoría, sí que el tratamiento tendría que ser de por vida. Si esta persona nunca ha tenido saciedad, si le quito el fármaco que la sustituye pasará como en el hipotiroidismo si le quito la hormona. Si la obesidad es adquirida y no ha pasado al punto de no retorno, es posible que al cabo de unos años de tratamiento se pueda retirar. Esto lo hemos aprendido sin querer, porque cuando hubo la falta de suministro de Ozempic hubo personas que llevaban años de tratamiento y la mayoría han reganado peso, pero algunos no. Hubo una minoría que solo ganaron un kilo o dos. Encaja, porque se ha descrito recientemente que el tejido adiposo tiene memoria. La memoria epigenética de la grasa dura un par de años. O sea, para que la célula se olvide de cómo estaba, tú la tienes que tener bien al menos dos años.

Investigación en los laboratorios del VHIR

Investigación en los laboratorios del VHIR 

EFE

¿El problema es el acceso?

Aunque sabemos que los fármacos bien indicados y bien llevados son muy buenos, aunque no para todos, el acceso a ellos es muy limitado porque la gente se lo tiene que pagar de su bolsillo, y no son baratos.

¿Qué papel juegan la escuela o la familia?

En cuanto al grupo de adquiridas, hay que trabajar desde la escuela, o ya desde la vida intrauterina, porque ya sabemos que un niño de una madre con obesidad de alguna forma nace precondicionado a tener obesidad por la epigenética, que modifica la transcripción de genes.

¿La gente no va al médico por obesidad?

Uno va al médico y le miran la presión, le miran el azúcar y no siempre se le pesaba ni se tallaba, ni se cogía perímetro de cintura, como para hacer un cribado correcto de la obesidad. Se está empezando. Pero sí, lo ideal sería las revisiones anuales al médico o hasta la persona misma. Con lo simple que es tener una báscula de baño que te estima la grasa. Siempre se ha minimizado y no se ha tratado hasta llegados a puntos muy graves, y se mandaban normalmente para operar de cirugía bariátrica y poca cosa más.

“Cuando el cuerpo pierde grasa el cerebro intenta frenarlo; todavía reacciona como en la época de las cavernas”

¿Cualquier ejercicio es bueno?

Es obligatorio prescribir el ejercicio físico, pero saber hacerlo, porque el típico de ‘va usted a correr o hacer bicicleta’, en obesidad, es un gran error porque el músculo, al tener infiltración de grasa, no está preparado para hacer este tipo de ejercicio. Hay que saber y dar ejercicio de resistencia, y cuando haces una prescripción de fármaco, el ejercicio tendría que ir en la misma receta de obligado cumplimiento, no solo para mejorar la salud muscular, sino porque el músculo, cuando hace ejercicio de resistencia, genera unas exerquinas. Son unas hormonas que tienen un efecto sinérgico con los fármacos a nivel de cerebro para regular luego toda la cascada de apetito y metabolismo. Al cabo de un tiempo, cuando el cuerpo pierde grasa, el cerebro intenta frenarlo, hace la adaptación metabólica porque reacciona todavía como en la época de las cavernas, cuando quien se movía perdía peso. Entonces se quiere defender. Pero si el músculo le manda la señal de bienestar, dice: ‘No, hombre, no, es que este pierde peso, pero mira qué bien que está trabajando el músculo’. Entonces, te deja. Si no, puedes tomar el fármaco más potente del mundo: al cabo de unos meses, un año, te va a frenar.

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