Cuando la alfombra es un riesgo para la salud: un estudio busca identificar los contaminantes con los que convivimos en casa

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 Un estudio tratará de identificar los contaminantes ocultos en las casas con mediciones de sangre y orina a los participantes

El químico Pablo Gago-Ferrero lidera un estudio que investiga sobre la contaminación en el interior de las casas

El químico Pablo Gago-Ferrero lidera un estudio que investiga sobre la contaminación en el interior de las casas

Fundación BBVA

Vivimos rodeados de agentes químicos, algunos de ellos muy nocivos para la salud. Ahora un estudio español busca identificar algunos de los contaminantes que habitan en el interior de las casas o que entran por la ventana y también monitorizar mediante mediciones de sangre y orina a las personas que viven en ellas para constatar si hay cambios en algunos parámetros de salud.

El doctor en Química Pablo Gago-Ferrero (1984, Barcelona) y científico titular del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDEA-CSIC) lidera este grupo de investigación con el apoyo de la Beca Leonardo de la Fundación BBVA en el área de Ciencias del Medio Ambiente. Químicos, biólogos, epidemiólogos y arquitectos trabajarán durante un año y medio para intentar descubrir cuáles son y cómo afectan a la salud las exposiciones ambientales en el hogar. El investigador recalca que, sin obsesionarse, es importante sacar de casa contaminantes como los perfluorados.

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El 80 % de las enfermedades crónicas se deben a factores ambientales y no a la genética. Con esta investigación, se pretende identificar los contaminantes “relevantes y emergentes” que están en las casas y que no están regulados. También proporcionar “evidencia útil” para las políticas públicas sobre la calidad del aire en interiores para que sean saludables. Y concienciar a la población sobre qué podemos hacer para mejorar nuestros hogares.

Contaminación dentro  de las casas midiendo a las personas

El estudio que arranca es uno de los primeros en Europa que combina la medición directa de contaminantes en el aire de los hogares con la biomotorización en personas que viven en ellos. Es decir, busca entender cómo lo que respiramos en casa se refleja en nuestro cuerpo. Por ello, también se tomarán muestras biológicas -de sangre y orina- de los participantes para poder tener una imagen mucho más detallada. Empezarán con una muestra pequeña de 60 hogares, pero el proyecto se enmarca en una cohorte más grande que empieza ahora el reclutamiento de 4.000 personas en Girona.

¿A qué químicos estamos expuestos?

“En las casas respiramos muchas más cosas que aire limpio”, lamenta el científico. Lo primero que le viene a la cabeza a alguien cuando oye contaminantes en el hogar son los productos de limpieza o ambientadores o el tabaco, pero hay más. Algunos ejemplos son los materiales de construcción, los muebles o incluso los textiles… También está la contaminación urbana que entra por las ventanas. Y su exposición tiene un efecto en la salud muy notable, apunta Gago-Ferrero.

Estos agentes contaminantes se detectan en el aire y en el polvo de la casa. Uno de los grupos más presentes son los aditivos del plástico, por ejemplo los ftalatos, que se liberan en suelos vinílicos, PVC y multitud de plásticos que tenemos en casa. También hay sustitutos de los ftalatos, como DINCH y DOTP. Y están los bisfenoles (que se encuentran en plásticos y resinas, por ejemplo el BPA, o sus principales substitutos BPS y BPF, menos regulados a pesar de que la evidencia científica sugiere riesgos similares). También hay los alquilfenoles (como nonilfenol u octilfenol), presentes en detergentes. Muchos de estos compuestos son disruptores endocrinos o sospechosos de serlo, con evidencia que varía según el compuesto, la dosis y la vía de exposición. Gago-Ferrero también considera importante destacar la existencia de retardantes de llama organofosforados (por ejemplo, TCPP, TCIPP, TPHP, EHDPP) y los PBDE, empleados masivamente en aparatos electrónicos y mobiliario fabricados antes de su restricción, y que aún persisten en muchos hogares. Pueden afectar al sistema hormonal y al desarrollo neurológico según la evidencia disponible, avisa el científico.

Químicos eternos

Dentro de los contaminantes, hay un grupo de especial preocupación que son las sustancias per y polifluoroalquiladas (PFAS). Estos son los conocidos como los “químicos eternos” porque son muy persistentes y resistentes a la degradación y se relacionan con efectos nocivos. “En los estudios poblacionales, prácticamente toda la población presenta niveles detectables de algunos PFAS en sangre”, señala el científico. Son compuestos como PFOS y PFOA que están en el polvo doméstico. Vienen de textiles y alfombras tratadas para repeler manchas y agua y de precursores volátiles presentes en interiores, como FTOHs, FOSAs y FOSEs. En el caso del menaje antiadherente de PTFE, la contribución doméstica suele ser limitada si se usa correctamente, siendo las principales fuentes interiores los textiles y tratamientos antimanchas. Su resistencia a la degradación favorece la persistencia ambiental y la acumulación en organismos, prosigue Gago-Ferrero.

Hay otros contaminantes más previsibles en el hogar, como fragancias sintéticas de productos de consumo (por ejemplo, galaxolide o tonalide), o filtros ultravioleta como la benzofenona-3 (BP-3) u octocrileno, que proceden principalmente de cremas solares y cosmética, aunque ciertos estabilizantes UV también pueden migrar desde algunos plásticos expuestos a la luz, advierte el científico.

En las casas respiramos muchas más cosas que aire limpio

Pablo Gago-FerreroInvestigador

Y no hay que olvidar el tabaco, aunque no se fume, porque el humo libera nicotina, hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs) y nitrosaminas específicas del tabaco (TSNAs) que se quedan en las paredes y persisten como humo de segunda mano y de tercera mano, incluso en viviendas donde ya no se fuma. “Se quedan durante años”, apunta el químico. También están los pesticidas y biocidas domésticos, como piretroides frente a insectos, neonicotinoides en plantas de interior o biocidas presentes en productos de limpieza y pinturas

¿Hay regulación?

Se supone que la regulación evita que algunas de estas sustancias nocivas ya no estén, pero la realidad es que no es del todo así, lamenta Gago-Ferrero. Porque, salvo los muy nocivos, la mayoría de estos contaminantes están “poco regulados”. Hay legislación más estricta en todo lo que está en contacto con la comida o el agua. Pero para productos normales, la regulación es pequeña. El problema, lamenta Gago-Ferrero, es que estos compuestos están porque dan propiedades muy buenas a los materiales. Los perlfuorados, por ejemplo, fueron una revolución, porque permitieron que no se pegara la comida a la sartén. O que no se manche una alfombra porque lo repele.

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La contaminación del aire y el polvo de los hogares puede proceder de muchos de los muebles y utensilios de uso habitual

Getty

Gago-Ferrero cuenta que el problema de los contaminantes en casa es la mezcla y suma de todos ellos porque “nadie ve amenazante un sofá”. Y avisa que lo más importante es la exposición constante. “Es un poco más como el tabaco: a lo largo de los años lo vas acumulando y tiene efectos que pueden ser graves”, ejemplifica. “Para un mundo un poco más saludable tendría que haber una evaluación de las cosas que se pueden usar antes de que salgan al mercado”, considera el científico, que urge a cambiar la perspectiva.

Consejos para reducir contaminantes

Si vives en una zona con tráfico hay que intentar ventilar en momentos de menos afluencia, recomienda Gago-Ferrero. En este sentido, el científico explica que los edificios con ventilación cruzada “seguramente” tienen una menor concentración de tóxicos. En cuanto a los materiales, se deberían evitar algunas pinturas o barnices con disolvente, por ejemplo. Hay que mirar qué productos metemos en casa y reducir ambientadores e inciensos, prosigue. Y priorizar los textiles lavables de algodón o lana frente a los que tienen repelentes de manchas. También es mejor aspirar para reducir el polvo doméstico donde se acumulan muchos agentes, recuerda. Gago-Ferrero avisa que el tema de la contaminación en el hogar no tiene que obsesionar, pero considera que hay pequeñas acciones que ayudan y que a la larga tienen un efecto positivo.

Qué evitar

Reducir los materiales con perfluorados y retardantes de llama que metemos en casa es una de las recomendaciones del químico. Desde sartenes a textiles. El químico pasa temporadas en Suecia por trabajo y apunta que en este país hay mucha conciencia y gran parte de la población tiene sartenes de hierro, que se están volviendo a poner de moda por este motivo. Pesa más y son un poco más difíciles de limpiar, pero te ahorras unos compuestos que “cada vez se está demostrando que son peores y con los que llevamos toda la vida expuestos”, apunta. En Suecia tienen una legislación más estricta, mientras que en España rige la europea, apunta. En investigación, no obstante, cree que España tiene nivel de“excelencia” peor falta pasar a la acción y que haya conexión o continuación entre los científicos y la política. 

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