Altruistas desde el más allá, solidarios póstumos o simplemente buenas personas hasta después de muertas. Mercè Alavedra, enfermera jubilada, y Jan Willem de Haan, abogado en ejercicio, forman parte de ese generoso club. Los dos han hecho testamento solidario, una práctica a la que cada día se suman más personas. Dejan en bienes y dinero a oenegés sin ánimo de lucro.
Solo en Catalunya esas organizaciones no gubernamentales recibieron el año pasado más de 13 millones de euros (48 en toda España) aportados con esos testamentos. En Catalunya las peticiones de información se han disparado un 41% el último año (un 48% en España) y la decisión firme de hacer uno de estos testamentos se ha incrementado en todo el país, en ese mismo periodo, en un 54%.
Un momento del acto sobre testamentos solidarios, conducido por la periodista Elisabeth López
Cada caso es un mundo, aunque sí hay un perfil repetido entre esos donantes: “es mujer (54%) de entre 50 y 70 años y residente en Barcelona, Madrid, Valencia, Alicante, Sevilla, Bizkaia o Baleares”, revela Leyre Ayastuy, coordinadora de la plataforma Haz Testamento Solidario.
Cuando descubrí esta posibilidad, soy soltera y no tengo hijos, me quité un gran peso de encima”
¿Qué llevó a dar este paso a Mercé y Jan? Responde la primera. Tiene 68 años, es enfermera jubilada y vive en Vacarisses. Mercè es soltera, no tiene hermanos, sus padres ya han fallecido y no ha tenido hijos. Cuando descubrió que podía hacer un testamento solidario “me quité un gran peso de encima”, confiesa.
Esta mujer no ha olvidado lo ocurrido en la casa de sus abuelos con el reparto de bienes, cuando estos murieron”. Sobran aquí los detalles. Mercé no incluye en su testamento a familiares –“a ellos no les falta de nada en estos momentos”, afirma- y ha repartido su herencia entre dos beneficiarios: Acnur y WWF/Adena.
Es muy lógico dejar tu huella, cuando dejas este mundo, en aquella causa en la que has militado en vida
La historia de Jan Willen es diferente. Este abogado de origen holandés con despacho en Barcelona está casado y tiene una hija. Su familia sí está en su testamento, pero también ha incluido en esas últimas voluntades a la ONG WWF, en la que milita y a la que ayuda económicamente desde niño. Quiere que reciba, cuando muera, parte de su dinero.
Al final los motivos de Mercè y Jan tienen, con sus particularidades, un mismo fondo. El último considera “muy lógico” dejar su huella en una causa, una vez muerto –en este caso la defensa de la naturaleza y el medio ambiente– en la que lleva militando toda la vida. “Donar a la causa en la que has militado tras morir es irse de este mundo con principios”, recalca este letrado.
Lo que busca también Mercè, al donarlo todo a esas organizaciones, “es seguir ayudando a personas (en el caso de Acnur) y protegiendo animales (con Adena) como ha venido haciendo con sus donaciones los últimos años.
La media de las donaciones es de 20.000 años, aunque esa cifra puede triplicarse algún año, como el 2024: fueron 64.000
Como en este caso hay propiedades (casas y pisos) tiene claro que esas ONGs las venderán. Y eso ya le parece bien. “Duermo más tranquila si sé que ese dinero se destinará a causas justas, que dudando sobre quién se va a repartir, una vez yo muera, esos bienes o qué será de ellos”.
En esta jornada se escucharon los testimonios de Mercè y Jan, que ya han firmado sus testimonios solidarios; en el escenario estaba también Rafael Vallet, abogado de Ceca Magán
El testamento solidario se ha convertido especialmente en una salida para las personas que no tienen herederos directos o no quieren repartir sus bienes o dinero con ellos. Aunque también son muchas y muchos los testadores que dividen entre familia y ONGs.
Mercè y Jan narraron ayer su experiencia en un acto celebrado en Caixa Forum Barcelona, conducido por la periodista Elisabeth López, para resolver dudas y desmontar mitos acerca del testamento solidario.
Estas personas altruistas lo suelen tener todo muy claro, aunque el consejo es que lo hablen con la ONG antes de firmar
Leyre Ayastuy, coordinadora de esta plataforma, afirma que las personas que recurren a esta fórmula “lo tiene todo muy claro y están muy concienciados”. Lo que no resta que siempre se les aconseje “ponerse en contacto, antes de firmar el testamento, con las ONGs que van a heredar”.
Ese paso ayuda a dejar las cosas claras. “No se puede donar –añade Leyre– para una mejora o ayuda concreta; esas personas saben que sus bienes o dinero irán a parar a la caja común.”.
Un regalo añadido
Esta donación está libre de impuestos
La plataforma Haz Testamento Solidario engloba a más de 25 entidades no lucrativas y hay elenco para elegir: Acción contra el Hambre, Aldeas Infantiles SOS, Amnistía Internacional, Fundación Pasqual Maragall , Save the Children, Fundación Josep Carreras, Ayuda en Acción… Un dato especialmente importante en este tema es que todo lo que se dona va íntegramente al heredero. Las ONGs están exentas del impuesto de sucesiones, “por lo que el 100% del legado se destina íntegramente a la causa social elegida”, recalca Leyre Ayastuy. La donación media de esos testadores solidarios ronda los 20.000 euros. Aunque esta cifra puede variar mucho si en un ejercicio se dona alguna fortuna a esas organización. Por ejemplo, en 2024 la media de lo entregado por testamento se acercó a los 64.000 euros.
Ese testamento puede ser revocado, como todos, en cualquier momento. Para Mercè la tranquilidad encontrada al firmar uno de esos documentos se suma al hecho “de que mientras viva no me voy a privar de nada; esas oenegés tendrán lo que me quede”.
Ella ha empezado a donar cosas en vida y con objetos más sentimentales, como su piano, ya tiene escrito que se lo quede su profesora de música.
Jan defiende que “una herencia siempre es un regalo, no un derecho ni obligación”, así que nadie tendría que molestarse si en un testamento no va todo a la familia.
Él solo busca que la ayuda a esa causa altruista en la que milita desde que era un niño le sobreviva. Eso sí, aconseja, como abogado, “dejarlo todo muy bien atado”.
