El Papa y la reina Letizia denuncian el uso del hambre como instrumento de guerra

La cumbre en Roma

En la asamblea de la FAO, el Pontífice arremete contra “una economía sin alma”

ROMA (ITALIA), 16/10/2025.- La reina Letizia (d), durante los actos del Día Mundial de la Alimentación, este jueves, en la sede romana de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), donde interviene el papa León XIV, entre otras autoridades. EFE/Casa Real/Francisco Gómez -SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)-

León XIV dirige su atención a las autoridades, entre ellas la reina Letizia, en la jornada de la FAO

FRANCISCO GOMEZ / EFE

El hambre no solo sigue sin erradicarse, sino que se usa como un “instrumento de guerra”.

El papa León XIV inauguró con un discurso muy contundente la Jornada Mundial de la Alimentación, celebrada en Roma, en el gran salón de la FAO, la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Fue la primera intervención internacional del Pontífice. En el acto, celebrado en la sede extraterritorial de la FAO, a pocos metros del Coliseo, participaron también la reina Letizia –embajadora especial para la Nutrición de este organismo–, el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

Doña Letizia alertó sobre la pérdida de principios como el multilateralismo y la justicia social

En su intervención, la reina Letizia retomó la idea del Pontífice de que el hambre sigue siendo “una herida abierta” y un “arma de guerra” en muchos lugares del mundo, señalando una serie de factores de desánimo en estos “tiempos difíciles” por las “revisiones” de principios que, dijo, “creíamos inalterables”. Entre esas certezas que se han desmoronado, doña Letizia mencionó el multilateralismo, la cooperación, el vínculo entre la financiación y la justicia social, o la consideración de la alimentación “adecuada, suficiente, sostenible y saludable” como un derecho inalienable. También apuntó contra “la concentración corporativa de los sistemas alimentarios”.

En la parte final de su intervención, pronunciada íntegramente en castellano, recordó el discurso que el rey Felipe VI pronunció en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el que subrayó que “la dignidad del ser humano no es negociable”.

Con un tono de voz más alto, la Reina desafió al auditorio: “Y, por favor, en tiempos de desconfianza, quizá sería interesante que quien tenga una idea mejor –también en esta sala– que seguir trabajando en la cooperación multilateral para que todas las personas se alimenten adecuadamente, pudiera venir aquí y contárnosla”.

Tras el almuerzo ofrecido por el director general, el chino Qu Dongyu, doña Letizia se reunió en la octava planta de la sede de la FAO –con una vista espectacular sobre el Palatino– con ochenta trabajadores españoles de la organización.

La jornada estuvo sin duda marcada por la intervención de León XIV que, con su estilo sobrio pero firme, lanzó mensajes muy contundentes. Citó a los niños que sufren desnutrición, con las consecuentes enfermedades y el retraso en el crecimiento motor y cognitivo. “Esto no es casualidad –dijo–, sino la señal evidente de una insensibilidad imperante, de una economía sin alma”: permitir “que millones de seres humanos vivan –y mueran– golpeados por el hambre es un fracaso colectivo, un extravío ético, una culpa histórica”. Y tras denunciar “el hambre como instrumento de guerra”, el Pontífice lanzó preguntas retóricas que resonaron como una invocación: “¿Pueden los responsables políticos y sociales seguir polarizados, gastando tiempo y recursos en discusiones inútiles y virulentas, mientras aquellos a quienes deberían servir continúan olvidados y utilizados en aras de intereses partidistas?”. Preguntas que, por sí solas, contienen respuestas atroces.

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