La alimentación va más allá de comer un plato por el mero hecho de seguir las comidas establecidas durante el día. Es un acto social, cultural e, incluso, político. Y es que alimentarse bien es vivir mejor, pero también es homenajear al legado de nuestros antepasados y nuestra cultura.
Barcelona es, en este sentido, una ciudad abierta a mar y montaña y es un claro referente de la cocina mediterránea. “El Mediterráneo -siempre que comamos de temporada- tiene alimentos que nos preparan para el frío o para el calor”, comparte Carme Ruscalleda, chef catalana y única mujer del mundo que posee siete estrellas de la Guía Michelín.
Y es además una capital internacional de la industria de la alimentación con eventos como Alimentaria+Hostelco, Seafood Expo, Barcelona Wine Week o Gastronomic Forum Barcelona que reúnen año tras año en Fira de Barcelona profesionales de todo el mundo para conocer y compartir las innovaciones y retos de un sector en constante evolución.
En este tiempo de cambios, Ruscalleda reclama la necesidad de añadir en la lista de imprescindibles para la nueva sociedad “la cocina y la nutrición”. Y observa un claro problema: la sociedad actual no está dispuesta a gastar su tiempo en la cocina, pero es que tampoco se informa sobre nutrición. “Está bien, no cocines, pero sí que estás obligado a saber quién cocina para ti”, ejemplifica.
El Mediterráneo -siempre que comamos de temporada- tiene alimentos que nos preparan para el frío o para el calor
Otra de sus grandes luchas es defender el producto local, pero sobre todo a “nuestros pescadores, agricultores, ganaderos… si los perdemos, perdemos singularidad y sabor”. Porque defiende, a capa y espada, el sabor mediterráneo y la cocina catalana como base de una alimentación sostenible y saludable. “No seamos necios. La cocina catalana es heredera de un recetario saludable, gourmet y de fácil ejecución”, puntualiza.
De Ferrán Adrià al Compartir
La gastronomía hace años que vive una auténtica revolución. Carmen Ruscalleda tiene un claro artífice de esta transformación: Ferràn Adrià. Según la chef, la genialidad de El Bulli “ha dado cuerda al mundo entero” y explica que, hasta unos simples macarrones en casa, ya tengan la presentación que se merecen.
Carme Ruscalleda es la única mujer del mundo que posee siete estrellas de la Guía Michelin
Para ella, la nueva gastronomía tiene que ver con la modernidad, la belleza, el hecho de explicar relatos, pero también con el hecho de descubrir nuevos sabores, nuevas texturas o maneras y técnicas de cocinar. Algo para lo que la sociedad parece estar preparada gracias a “cocinas robóticamente equipadas, concursos de cocina de televisión, infinidad de libros de recetas…”, añade.
La que fue el alma del restaurante Sant Pau en Sant Pol de Mar destila pasión por todos sus poros si se trata de hablar de nutrición. “Estamos normalizando comer solos delante de la televisión y es un error”, explica. Para ella, es importante comer, parar y disfrutar, oler y compartir la jugada con la familia o los amigos.
La alimentación es un acto social, cultural e, incluso, político. Y es que alimentarse bien es vivir mejor, pero también es homenajear al legado de nuestros antepasados y nuestra cultura
Los nutricionistas modernos, añade Ruscadella, defienden la importancia de debatir sobre comida, compartirla y saborearla en compañía. Además, algunos estudios ya hablan de una especie de “chip de la memoria que demuestra que estamos conectados con lo que nuestros tatarabuelos comían”, sonríe. Una generación en la que realmente sí existía una comida sostenible y una alimentación fresca y de proximidad… aunque fuera por obligación.
Mercados municipales, cultura mediterránea
Carme Ruscalleda defiende la idea de que alimentarse bien y vivir mejor van de la mano y, aquí, posiciona a unos grandes aliados. “Para tener una alimentación sana y saludable hay que apostar por los mercados municipales que ofrecen ingredientes frescos y cambiantes en función de cada temporada”, defiende.
Para Ruscalleda, la nueva gastronomía tiene que ver con la modernidad, la belleza, el hecho de explicar relatos, pero también con el hecho de descubrir nuevos sabores, nuevas texturas o maneras y técnicas de cocinar
Los mercados han hecho, según ella, “los deberes”, pero lamenta no ver en ellos “parejas jóvenes y familias”. Es algo, en palabras de la chef catalana, que no se puede permitir: “no podemos perder los mercados municipales porque son signo de la cultura mediterránea y ayudan a que en las casas entren los mejores productos de kilómetro 0 y temporada”.
50 años de Alimentaria
Este año, Catalunya es región mundial de la gastronomía y, durante todo el año, se han organizado diferentes iniciativas y actividades por todo el territorio. El principal objetivo de esta campaña es, para Ruscalleda, “sentir el legado cultural y transmitir el valor de la nutrición”. Y es que, sin duda, “comer gris nos hace personas grises”.
No podemos perder los mercados municipales porque son signo de la cultura mediterránea y ayudan a que en las casas entren los mejores productos de kilómetro 0 y temporada
Algo que ya hace 50 años persigue la feria internacional Alimentaria, organizada por Fira de Barcelona, testigo y motor de cómo ha cambiado lo que comemos y cómo comemos a lo largo de este medio siglo. “Es una cita única para mostrar el potencial del país y para conocer de primera mano las novedades que vienen”, opina la chef catalana.
¿Su sueño? Que, en un futuro, la gastronomía protegiera cada vez más la naturaleza, hecho que va de la mano, por ejemplo, con los ODS 2030 y que ella intenta transmitir en cada una de sus recetas.
