Cómo mejorar la atención sanitaria en pérdidas de bebé durante el primer trimestre de embarazo

Abortos espontáneos

​Un grupo de investigadoras ha estudiado las necesidades de apoyo y acompañamiento de las personas que atraviesan abortos espontáneos, los menos estudiados y los más silenciados

“Tíralo por el váter”: el silencio que rodea a las muertes tempranas de un hijo en el embarazo

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El Grupo AFIN ha publicado una serie de recomendaciones para abordar las pérdidas gestacionales.

Miquel Muñoz / Shooting. / Colaboradores

Se estima que entre un 10-20% de las mujeres embarazadas han sufrido un aborto espontáneo durante el primer trimestre de gestación, es decir, en las primeras 12 semanas. Aunque estas pérdidas no son un evento inusual en la vida reproductiva de las mujeres, son las menos estudiadas –no hay datos registrados– y las más silenciadas a nivel sanitario y social.

Con el fin de identificar las necesidades de ayuda y acompañamiento de quienes viven estas pérdidas gestacionales, así como de su entorno cercano y del personal sanitario que las atiende, el grupo de investigación AFIN de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha desarrollado un proyecto basado en dos fases: una cualitativa y otra cuantitativa.

Un mes después

Casi un 30% de las mujeres muestra síntomas de estrés postraumático

Para tratar de abordar estas pérdidas, que impactan no solo en la salud física, psicológica y social de las gestantes, sino también en el bienestar de sus familias y profesionales que las atienden, AFIN ha publicado una serie de recomendaciones que se debatieron este jueves en un encuentro con expertos celebrado en el Palau Macaya de la Fundación La Caixa, entidad que ha financiado el proyecto.

La investigación, liderada por la antropóloga Diana Marre, expone que uno de los mayores desafíos identificados es cuándo y cómo hablar sobre la posibilidad de una pérdida gestacional. Casi un 30% de las mujeres muestra síntomas de estrés postraumático un mes después. Al año, alrededor del 16% continúa presentando un mayor riesgo de ansiedad, depresión o incluso de ideación suicida.

Mesa redonda en el marco de la jornada sobre pérdidas gestacionals durante el primer trimestre del embarazo, con la catedràtica Diana Marre como moderadora (derecha), en el Palau Macaya (Barcelona)

Mesa redonda en el marco de la jornada sobre pérdidas gestacionals durante el primer trimestre del embarazo, con la catedràtica Diana Marre como moderadora (derecha), en el Palau Macaya (Barcelona)

Laura Fíguls / ACN

“La probabilidad de desarrollar un problema de salud mental no depende solo de la pérdida en sí, sino también de cómo se comunica la noticia”, expresó Cristina Trilla, ginecóloga y obstetra, que coordina una unidad específica de pérdidas reproductivas en el hospital de Sant Pau (Barcelona). El tono, las palabras, el respeto a los silencios y el espacio donde se comunica puede marcar profundamente la vivencia de las familias. “Son palabras que quedan grabadas a fuego”.

Del mismo modo, la sanitaria recordó, en línea con la investigación, la necesidad de tomar decisiones compartidas, sin condicionarlas. “Debemos hacer partícipes a las mujeres (qué tipo de abordaje terapéutico quiere, qué desea hacer con los restos del bebé...) para que su experiencia sea lo más transformadora y menos traumática posible”. 

La probabilidad de desarrollar un problema de salud mental depende también de cómo se comunica la noticia

Cristina TrillaGinecóloga y obstetra

A veces es complejo, admitió, porque “trabajamos en espacios tensionados y limitados donde se detecta un aborto espontáneo y, en la habitación de al lado, se escuchan los llantos de un bebé mientras una madre da a luz”. 

¿Qué pasa después? Para esta ginecóloga tampoco debe perderse de vista que los abortos pueden tener repercusiones a nivel físico y que debemos dejar de considerarlos “hechos puntuales”. En sus palabras, son “centinelas de la salud de la mujer”, señales que empujan a seguir investigando. De hecho, pueden asociarse con un mayor riesgo de complicaciones obstétricas en embarazos posteriores, así como con un incremento del riesgo cardiovascular e, incluso, de demencia.

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Según los resultados de la encuesta, una abrumadora mayoría (89%) de la población considera que el sistema sanitario debería incluir en sus programas de educación prenatal la posibilidad de vivir un aborto espontáneo. En este sentido, el ginecólogo y obstetra Ignacio Herraiz, del hospital 12 de octubre (Madrid), aseguró que la divulgación social debería incluir tanto a familias como a profesionales, incluyendo a estudiantes. Según Herraiz, “se podrían implementar simulaciones prácticas para aprender a comunicar la noticia a una paciente, promoviendo la participación de las parejas”. 

Los sentimientos sobre la pérdida pueden incluir desde devastación hasta el alivio

Otro de los puntos clave es individualizar cada caso. La vivencia de la pérdida depende de múltiples factores que van desde el contexto sociocultural a la historia reproductiva. Los sentimientos sobre la pérdida –señala la investigación– de un embarazo pueden incluir desde devastación hasta alivio. 

La matrona Georgina Clapés destacó la importancia de ofrecer una información anticipatoria y un lenguaje respetuoso. A su vez, admitió la dificultad de llevarlo a cabo en las primeras visitas del embarazo debido a la gran cantidad de información y al tiempo limitado. La profesional considera que sería más eficiente abordarlo a nivel comunitario, mediante campañas, talleres o programas de sensibilización.

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En relación con los protocolos específicos, denunció la “inequidad autonómica y nacional”. “Algunos servicios disponen de atención psicológica perinatal y otros no”. Del mismo modo, reclamó un mayor compromiso institucional para reforzar los recursos y aumentar la contratación de profesionales, apostando por un modelo one to one, en el que la matrona acompaña a la mujer durante todo el proceso.

Muchas mujeres le preguntan a Juan José Espinós, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad: “¿Por qué me ha pasado? ¿Podríamos haberlo evitado? ¿Me volverá a ocurrir?”. En la mayoría de los casos, un aborto espontáneo no se puede explicar de manera aislada. Según Espinós, “existen ciertos patrones y factores de riesgo, pero no hay respuestas a esas preguntas”, lo que dificulta individualizar cada caso desde el punto de vista médico.

La importancia de no confundir visibilización con psicopatologización

La vivencia de cada madre y padre está profundamente ligada a su historia de vida. El psicólogo Manuel Fernández, especializado en duelos silenciados, subrayó la importancia de no confundir visibilización con psicopatologización. “Sentir tristeza, pena o dolor es natural y no implica necesariamente un trastorno”. 

En sus investigaciones recientes, Fernández ha estudiado el estigma asociado a las pérdidas perinatales: “La percepción de devaluación o discriminación es mayor cuando ocurren en las primeras semanas. Esto evidencia que no solo existe invisibilización, sino que el estigma puede ser mayor”.

María José Rodríguez, (POMADE–Universidad de Alicante, quien ha liderado la parte cuantitativa) junto a investigadoras del Grupo AFIN, entre ellas, Carolina Remorini, coordinadora del proyecto 'Pérdidas reproductivas precoces: del malestar físico y emocional invisible al posible duelo personal, familiar y social'

María José Rodríguez, (POMADE–Universidad de Alicante, quien ha liderado la parte cuantitativa) junto a investigadoras del Grupo AFIN, entre ellas, Carolina Remorini, coordinadora del proyecto.

Miguel Gaggiotti / Cedidas

Aunque un 84 % de la población reconoce que un aborto espontáneo tiene un impacto emocional significativo, un 58 % manifiesta no haber mantenido nunca una conversación sobre el tema. Entre quienes sí lo han hecho, la comunicación se ha dado principalmente con amistades (23,4 %) y familia (22,5 %). El silencio, el tabú y el estigma que rodean estas pérdidas también influyen en la percepción de quienes las han vivido. La encuesta muestra que las personas que han experimentado un aborto espontáneo tienden a minimizar su propio impacto emocional en comparación con la población general.

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