La amiloidosis por transtiretina (ATTR) es una enfermedad compleja que consiste en el depósito anómalo de proteínas mal plegadas (fibrillas de amiloide) en órganos vitales, como el corazón o los riñones. Pese a su gravedad y prevalencia –se estima que más de 400.000 pacientes en todo el mundo están afectados–, sigue siendo un trastorno infradiagnosticado y poco visible. “La amiloidosis es todavía una gran desconocida, pero hemos avanzado mucho. Ha pasado de ser una patología considerada rara a una que sabemos que es prevalente”, afirma Ana García Álvarez, jefa del servicio de cardiología del Hospital Clínic de Barcelona. Aun así, la especialista reconoce que “sigue habiendo un número de diagnósticos inferior al que debería y se continúa llegando tarde”.
Por eso, y pese a los avances terapéuticos que se están produciendo, esta enfermedad continúa representando un desafío para el sistema sanitario. Su naturaleza sistémica, la sintomatología variada y la falta de conocimiento clínico, provocan un importante retraso en el diagnóstico que, en muchos casos, condiciona la salud del paciente.
Una de sus variantes más frecuentes es la amiloidosis cardíaca por transtiretina (ATTR-CM), que se caracteriza por el depósito de fibras amiloides en el corazón. Puede tener origen hereditario o surgir de forma no genética, conocida como wild type o salvaje, que aparece con la edad, siendo más común en personas mayores de 70 años. Esta, en muchas ocasiones, es difícil de detectar, porque sus síntomas son parecidos al de otras enfermedades cardiovasculares.
Un diagnóstico que aún se retrasa
Sin duda, una de las grandes dificultades de esta enfermedad es su sintomatología inespecífica que provoca que sus síntomas, como disnea, fatiga y edema, se confundan con otras cardiopatías, sobre todo con las relacionadas con una posible insuficiencia cardiaca. Por ello, se la conoce como la “gran imitadora”.
Este retraso en el diagnóstico puede superar los cuatro años en un 42% de los casos. “Los médicos especialistas dicen que esta enfermedad es muy amiga de camuflarse. Si no vas específicamente a por ella, difícilmente la encuentras”, afirma José Manuel Pérez Díaz-Pericles, paciente diagnosticado de amiloidosis cardíaca tipo salvaje y presidente de la asociación Amiloidosis Visible. Todavía recuerda las palabras textuales de su doctor: “tienes una enfermedad rara, incurable, progresiva e incapacitante”.
El Dr. José González Costello, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca del servicio de cardiología del Hospital de Bellvitge, coincide en que la ATTR puede pasar desapercibida durante años. “El hecho de que sea una enfermedad sistémica, que afecta a varios órganos, hace que los síntomas no sean específicos y eso provoca demoras importantes en el diagnóstico”.
Los médicos especialistas dicen que esta enfermedad es muy amiga de camuflarse. Si no vas específicamente a por ella, difícilmente la encuentras”
La doctora Ana García Álvarez subraya que las primeras manifestaciones de la ATTR-CM “suelen ser extra cardíacas, por eso es fundamental que se sensibilice toda la comunidad sanitaria, no solo a los cardiólogos”.
Los síntomas cardiacos incluyen corazones que aparentan ser solo hipertróficos, pero que en realidad son, además, rígidos y con patrón restrictivo. “Es habitual que presenten signos y síntomas de insuficiencia cardiaca con una contractilidad conservada, porque el problema es la rigidez del corazón”, aclara la jefa de Cardiología del Hospital Clínic de Barcelona.
Un diagnóstico tardío implica que los pacientes llegan a la consulta con la enfermedad en fases avanzadas, cuando el daño cardiaco ya es irreversible. Esto se traduce en más hospitalizaciones, peor calidad de vida y una supervivencia media muy reducida.
Los tipos de amiloidosis
La amiloidosis ATTR se presenta en dos variantes:
- Hereditaria, que suele causar mayoritariamente polineuropatía sensitiva y autonómica
- Salvaje o wild type, o ligada a la edad, donde predominan las manifestaciones cardíacas.
“La hereditaria produce alteraciones en la sensibilidad y el tacto, pérdida de reflejos, problemas intestinales o bajadas de presión. La wild type, en cambio, suele detectarse por afectaciones del corazón, síndrome del túnel carpiano o dolor de espalda”, detalla el Dr. González Costello.
Avances terapéuticos: mucho camino recorrido
Hace apenas dos décadas, la amiloidosis era una enfermedad desconocida y no existía ningún tratamiento aprobado para ninguno de sus subtipos. Hoy, en cambio, el panorama ha cambiado radicalmente y se dispone de diversos tipos de medicamentos. Esto representa un progreso muy aplaudido por los pacientes.
La jefa de servicio de Cardiología del Hospital Clínic considera que “con la llegada de los primeros tratamientos, mejoró muchísimo el diagnóstico y aparecieron técnicas como la gammagrafía cardiaca con 99mTc-DPD, que permiten diagnosticar de forma no invasiva y muy sencilla”. Es más, según su experiencia, corrobora que “antes solo diagnosticábamos cuando había síntomas. Ahora nos podemos adelantar”. Coincide con ella el doctor González Costello quien enfatiza que “disponemos o están en estudio estabilizadores, silenciadores y anticuerpos que incluso facilitan la limpieza del amiloide depositado en los tejidos”.
Con la llegada de los primeros tratamientos, mejoró muchísimo el diagnóstico. Antes solo diagnosticábamos cuando había síntomas”
Los primeros tratamientos surgieron en la década de los 90 con el trasplante hepático en casos hereditarios y, en la actualidad, se están desarrollando nuevas generaciones de fármacos. Alternativas terapéuticas que llegarán próximamente a España y que complementarán las opciones actuales. Estas terapias podrían ofrecer beneficios tempranos para los pacientes, así como ayudar a reducir hospitalizaciones por causa cardiovascular.
Innovación constante en el tratamiento
Y la innovación continúa. “Estamos trabajando en un ensayo clínico de un nuevo fármaco que actúa directamente modificando el gen a nivel del hígado y que supondría una sola dosis en toda la vida del paciente”, explica el coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca del Hospital de Bellvitge.
Aun así, la eficacia de un tratamiento no solo depende del avance farmacológico y los retos persisten. En este contexto, las unidades multidisciplinares, formadas por equipos de cardiología, neurología, genética, hematología, medicina interna, farmacia hospitalaria, oftalmología o nefrología, son esenciales. “En Bellvitge, creamos una unidad multidisciplinar en 2013. Nos permite hacer un abordaje conjunto, incluir asesoramiento genético y dar seguimiento personalizado e integral”, detalla el González Costello.
Estamos trabajando en un ensayo clínico de un nuevo fármaco que actúa directamente modificando el gen a nivel del hígado”
En el Hospital Clínic, por su parte, estas unidades también han sido clave para mejorar el manejo de la patología. Según Ana García Álvarez, “los mayores desafíos son diagnosticar antes, intentar evitar que dé síntomas y detener la enfermedad. Después, garantizar el acceso a los tratamientos con equidad, para que todas las personas con esta enfermedad puedan acceder a ellos, vivan donde vivan”.
Además del acceso a los tratamientos, la especialista también señala la necesidad de una mayor formación entre los profesionales sanitarios y una mejor coordinación entre todos los especialistas implicados.
Vivir con una enfermedad y progresiva
Para José Manuel Pérez Díaz-Pericles, diagnosticado hace cinco años de Amiloidosis cardíaca o wild type, vivir con esta enfermedad no solo implica un reto médico, sino también social y administrativo. Además, recuerda que este tratamiento tiene que recetarse por el médico y, en casos muy excepcionales, puede haber “un exceso de celo a la hora de valorar el coste del medicamento o una opinión personal que considere que no va a aportar nada”, puntualiza.
De todas formas, se está avanzando mucho. “Esta enfermedad es cada vez más conocida y que cuenta con varios tratamientos”, se alegra. De hecho, él mismo está participando en un estudio de un medicamento eliminador para “eliminar la capa de amiloide que tengo en el corazón”, cuenta.
La formación médica, especialmente en atención primaria, es otro de los grandes desafíos
Desde la asociación Amiloidosis Visible, han identificado múltiples brechas en el acceso a los tratamientos, desigualdades entre territorios, ausencia de codificación clínica uniforme y falta de registros oficiales. “Es urgente contar con un Registro Nacional de Amiloidosis. El primer paso para mejorar la visibilidad es ponerle nombre y número a esta enfermedad”, subraya.
El informe La Amiloidosis en España. Una realidad oculta por el infradiagnóstico, impulsado por la consultora RPP, las asociaciones de pacientes ABEA, ASVEA, ACEA y Amiloidosis Visible y con el apoyo de Bayer, revela que el tiempo medio hasta el diagnóstico puede oscilar entre 4 y 8 años. Además, las diferencias en acceso al tratamiento y la falta de coordinación entre especialidades siguen siendo una barrera para muchos afectados.
La formación médica, especialmente en atención primaria, es otro de los grandes desafíos. “Media docena de síntomas que solemos tener todos los pacientes se pueden aprender en un curso de 3 o 4 horas. Por eso, desde la asociación promovemos cursos de formación para médicos de primaria”, afirma Pérez Díaz-Pericles.
Camilo: responsabilidad y compromiso
Campañas de sensibilización como “Camilo”, impulsada por Bayer, resultan de gran utilidad a la hora de visibilizar este trastorno y reflejar la fragilidad del paciente. “Queremos reforzar nuestro compromiso para que nadie se quede sin diagnóstico ni opciones de tratamiento”, indica Pilar Ángel Pérez Nivela, Product Team Lead de Bayer España.
La historia de “Camilo” narra el caso simbólico de un paciente con ATTR-CM cuyo corazón pierde estabilidad pieza a pieza, representado con un juego de Jenga. A su vez, encarna la incomprensión que experimentan muchas personas con ATTR-CM, una enfermedad que necesita más formación y atención para dejar de ser invisible.
