En los casi 80 años transcurridos desde que la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos empezó a desglosar los datos por género, al menos una cosa ha sido cierta: las mujeres han ido ganando terreno a los hombres. En 1948, sólo el 32% de las mujeres tenían empleo o buscaban trabajo, frente al 87% de sus homólogos masculinos. A finales de la década de 1990, alrededor del 60% de las mujeres formaban parte de la población activa, frente al 75% de los hombres. En las dos primeras décadas de este siglo, la brecha siguió reduciéndose, aunque entonces debido a la caída del empleo masculino. Más tarde, la pandemia de covid-19 expulsó a los trabajadores, pero las mujeres se recuperaron más deprisa y a principios de 2025 habían reducido la brecha entre los sexos a sólo 10,1 puntos porcentuales, la diferencia más pequeña jamás registrada.
Ahora algo ha cambiado. Aunque la participación de los hombres se mantiene estable, las mujeres están abandonando la población activa. Desde un máximo posterior a la pandemia del 57,7% en agosto de 2024, su tasa de participación ha caído casi un punto porcentual, hasta el 56,9%, lo que significa que más de 600.000 mujeres estadounidenses han abandonado el mercado laboral. Los datos sobre la población activa pueden variar mucho, y hay muchos factores que explican la actual volatilidad, desde los despidos federales hasta la fuerte caída de la inmigración. Con todo, la brecha de participación entre hombres y mujeres ha experimentado su mayor aumento desde la década de 1950.
¿Qué podría haber tras esta tendencia? La explicación más evidente es un cambio en la naturaleza de la economía estadounidense. Los hombres y las mujeres trabajan en sectores diferentes, y tal vez los dominados por las mujeres pasen ahora por dificultades. Sin embargo, los datos indican lo contrario. Según las encuestas de la Oficina del Censo, los sectores que más puestos de trabajo han perdido en el último año son el comercio minorista, la industria manufacturera y el transporte, que están relativamente equilibrados o tienden a un predominio masculino. En cambio, la educación y la sanidad, dominadas por las mujeres, han incorporado trabajadores.
¿Está la figura de las llamadas 'tradwives' (esposas tradicionales) tras la reducción del número de mujeres trabajadoras?
Tal vez, entonces, la explicación sea un cambio social. Las llamadas tradwives, esposas que se enorgullecen de seguir los roles de género tradicionales, están en auge en TikTok, y puede que también lo estén en la vida real. O puede que las madres estén dejando el trabajo debido al aumento de los costes del cuidado de los hijos. A primera vista, la idea de una salida del mercado laboral debido a la maternidad parece corroborarse con los datos de la Oficina del Censo: la tasa de participación de las mujeres en “edad productiva” (de 25 a 54 años) con hijos menores de cinco años ha caído desde el máximo alcanzado tras la pandemia.
En realidad, eso quizás no se deba a que las mujeres en edad productiva están abandonando la población activa de forma permanente. Hace dos años, había trabajando 7,8 millones de mujeres con hijos pequeños; ahora hay 7,9 millones. La caída parece reflejar, más bien, un aumento del número de madres jóvenes.
Muchas parejas pospusieron su boda durante la pandemia, y ello provocó un aumento de las ceremonias en 2022. Y es habitual que las parejas tengan hijos uno o dos años después de casarse. Aunque los datos oficiales sobre nacimientos llegan con retraso, las encuestas de la Oficina del Censo apuntn a que Estados Unidos podría estar experimentando un pequeño baby boom pospandémico, lo cual podría explicar la salida de las mujeres del mercado laboral.
En cierto sentido, se trata de una buena noticia: muchas volverán al trabajo tras la baja por maternidad. Sin embargo, la pregunta es cómo interactuará esta tendencia con las normas sobre el teletrabajo. Misty Heggeness, de la Universidad de Kansas, ha demostrado que las mujeres que estaban embarazadas en marzo de 2020 (y que no sabían lo que estaba a punto de ocurrir) tienen tasas de participación más altas que las que tuvieron hijos un año antes, quizás porque el teletrabajo les facilitó su doble función.
En estos momentos, las órdenes de vuelta a la oficina son cada vez más habituales entre muchos empleadores. ¿Volverán a trabajar en menor proporción las madres que forman parte del pequeño baby boom? La experiencia de esta periodista ofrece algunos motivos para el optimismo. Se casó en 2022 y, a finales del año pasado, se convirtió en la orgullosa madre de un niño vivaz y parlanchín. Los lectores pueden deducir por la existencia de este artículo que ya se ha reincorporado al mercado laboral.
© 2025 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved
Traducción: Juan Gabriel López Guix


