Los nuevos medicamentos adelgazantes GLP-1 son efectivos para perder peso, pero faltan datos a largo plazo y, sobre todo, estudios independientes que avalen claramente su eficacia.
Así lo indican tres nuevas revisiones de investigadores de investigadores del Centro Cochrane Iberoamericano y la Red Cochrane Iberoamericana, por encargo de la OMS y que revelan que han encontrado pruebas de que los nuevos medicamentos adelgazantes “producen una pérdida de peso clínicamente significativa, pero la financiación de los estudios por la industria plantea dudas sobre sus resultados”, indican.
Las revisiones, que examinan los efectos de los fármacos conocidos como agonistas del receptor de GLP-1 (siglas en inglés de péptido glucagonoide de tipo 1), han encontrado que la tirzepatida (nombre comercial Mounjaro), la semaglutida (Ozempic y Wegovy) y la liraglutida (Saxenda) producen una pérdida de peso clínicamente significativa en comparación con un placebo. Sin embargo, la evidencia sobre los efectos a más largo plazo y los efectos secundarios, sigue siendo limitada o dudosa, entre otras cosas por los posibles conflictos de intereses, señalan.
En todas las revisiones, hubo poca o ninguna diferencia entre estos medicamentos y el placebo en cuanto a los episodios cardiovasculares graves, la calidad de vida o la mortalidad. Sin embargo, los eventos adversos, en concreto las náuseas y los síntomas digestivos, fueron más frecuentes en quienes recibieron medicamentos GLP-1, y algunas personas interrumpieron el tratamiento debido a los efectos secundarios, señalan los investigadores de la Red Cochrane Iberoamericana que han realizado las revisiones.
“Necesitamos más datos sobre los efectos a largo plazo y otros desenlaces relacionados con la salud cardiovascular” afirma Eva Madrid, autora principal de las revisiones. Además, “la recuperación del peso tras interrumpir el tratamiento podría afectar a la sostenibilidad a largo plazo de los beneficios observados”.
Los autores destacaron que el uso más extendido de estos medicamentos debe considerar los determinantes sociales y comerciales de la salud, incluido el acceso, la asequibilidad y la cobertura, para evitar acentuar las desigualdades de salud existentes en personas con obesidad.
Los fármacos agonistas GLP-1 se desarrollaron originalmente para tratar a personas con diabetes tipo 2 y su uso clínico comenzó a mediados de los 2000. En este tipo de pacientes, especialmente quienes padecen una enfermedad del corazón o de los riñones, los medicamentos mejoraron el control de la glucosa en sangre, redujeron el riesgo de complicaciones cardíacas y renales, ayudaron a adelgazar y disminuyeron el riesgo de muerte precoz.
Más recientemente, se han hecho ensayos para estudiar estos fármacos en personas con obesidad. Los medicamentos imitan la actividad de una hormona natural que enlentece la digestión y ayuda a las personas a sentirse saciadas durante más tiempo.
