Las redes sociales se han convertido en uno de los canales predeterminados para la propagación de ideas antifeministas. Así lo expone el informe liderado por Paula Zuluaga, investigadora de la Universidad Autonoma de Barcelona (UAB), que concluye que estos mensajes tienen un fuerte eco en el entorno digital, sobre todo, en contextos de influencers generalistas. Los contenidos anitfeministas se viralizan cuatro veces más que los feministas, un desequilibrio alimentado por la desinformación que distorsiona el debate público sobre la igualdad de género.
El estudio examina 364 publicaciones de 26 creadores y creadoras de contenido reconocidos en sectores como la moda, la belleza, el estilo de vida, el deporte o los videojuegos. Los resultados muestran que la mayor parte de los mensajes compartidos a sus redes sociales tienen un tono neutral (67%), pero los mensajes antifeministas superan los feministas, con un 18,2% y 14,8%, respectivamente. Además, se evidencia que los mensajes antifeministas tienen más impacto: cinco millones de visualizaciones y “me gusta”, ante las poco más de 50.000 que consiguen los feministas. El engagement, es decir, la relación entre los “likes” y las visualizaciones en comparación con el número de seguidores, es aproximadamente cuatro veces más alto en los contenidos antifeministas que en los feministas, con un 38,1% y un 9,4% de interacción, respectivamente.
Se evidencia que en las redes sociales los mensajes antifeministas tienen más impacto.
Los formatos como entrevistas o “just chatting” (grabarse hablando) son donde se registra más prevalencia de los mensajes antifeministas, de acuerdo con las conclusiones del informe. En el segundo caso, el formato con que los y las creadoras de contenido interactúan directamente con sus audiencias, a menudo en tiempo real, el estudio apunta que la interacción bidireccional “facilita el intercambio de ideas y actitudes antifeministas, y abre la posibilidad para la comunicación dual, donde la influencer responde y reacciona al engagement de su audiencia en tiempo real”.
Los temas que surgen con más asiduidad son la idea que el feminismo promueve el odio hacia los hombres; la trivialización del acoso sexual; la sexualitzación y cosificación de las mujeres; y el desprecio hacia las mujeres feministas.
Los ‘influencers’ basan el vínculo con el público en la confianza y la proximidad
Según datos del informe Estudio de Redes de la Interactive Advertising Bureau Spain (IAB), organización que publica estudios periódicos sobre consumo digital, redes sociales e influencers, en España el 39% de los usuarios de las plataformas siguen algún creador de contenido, y entre los jóvenes de 12 a 17 años, esta cifra se ensarta al 70%. En esta línea, otros informes revelan que la relación entre los influencers activos en Instagram y la población española es una de las más altas de Europa, con un 3,33%, teniendo en cuenta que a países como Francia, Alemania o Bélgica es de menos del 1%. Tal como se expone en el estudio de la UAB, la relación se basa en la “confianza” y la “proximidad” que estas figuras generan hacia sus seguidores. De hecho, otros informes destacan que el 40% de los usuarios que siguen influencers los considera creíbles, a pesar de que, según la ONU, el 62% no verifica la información que comparte.
De este modo, estos perfiles de influencers, más allá de la “manosfera” —el conglomerado de espacios virtuales que recogen movimientos ‘masculinistas’ basados en la propagación de discursos misóginos y antifeministas— operan con los mismos discursos hacia grupos heterogéneos de la población, contribuyendo a difundir ideas antifeministas que podrían no ser aceptadas en entornos institucionales o educativos.
“Neomachismo” y la desinformación a favor de la victimización de los hombres
El estudio de Zuluaga forma parte del libro del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS) La reacción neomachista después de la cuarta oleada feminista, coordinado por Maria Freixanet, responsable de la línea de investigación en género y política de la UAB. Freixanet define el “neomachismo” como una respuesta al impulso que tomó el feminismo a partir de marzo del 2018, a raíz de una de las huelgas feministas más “históricas”. Se trata de un machismo que emerge en “aquellas sociedades formalmente igualitarias, aquellas en que ya está mal visto definirse como machista o sostener abiertamente posiciones que denigran las mujeres”.
En cuanto al discurso que lo sustenta, el “neomachismo” se basa, principalmente, en la idea de la “victimización masculina”. Según esta visión, en el contexto occidental, las mujeres ya habrían logrado la misma igualdad de derechos que los hombres, y la desigualdad de género estaría superada. Pero los datos demuestran el contrario, tal como hemos verificado: la brecha salarial, entre otros indicadores, continúa evidenciando desigualdades profundas.
Oficina por la No Discriminación en Barcelona.
Desde esta perspectiva, las políticas feministas actuales se perciben como un “exceso”. “Para este sistema de pensamiento, los hombres son dañados por el feminismo”, explica Freixanet. De hecho, el estudio Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género generó alarma social al revelar que el 51% de los chicos de entre 16 y 24 años consideraban que la igualdad había ido “tan lejos” que ahora discrimina los hombres.
Uno de los pilares del “neomachismo”, por lo tanto, es la desinformación a través de la desacreditación de estadísticas oficiales e informes rigurosos que muestran que las mujeres todavía sufren discriminación. Tal como concluye Freixanet a Verificado, el “neomachismo apunta contra la veracidad de los datos” para erosionar la percepción social de la desigualdad real.
Educación mediática para erradicar la desinformación antifeminista
En las redes circulan numerosos discursos sobre antifeminismo y masculinidad, pero a menudo cuesta distinguir la información rigurosa de los mensajes manipuladores. Muchos contenidos apelan a emociones como la frustración o la rabia para captar audiencia y difundir idees machistas de manera sutil.
Por eso, hace falta una educación mediática que permita identificar los discursos machistas y antifeministas, analizar como se propagan y comprender las emociones o inseguridades que facilitan la difusión. También es esencial aprender a diferenciar entre la crítica legítima y los discursos de odio, desarrollando herramientas para analizarlos y responder con espíritu crítico.
Estos son, precisamente, los objetivos de la cápsula Desfake “Discursos machistas y antifeministas en las redes”, que invita a detectar y analizar estos mensajes desde una mirada crítica y dialógica para entender como nos influyen y como podemos cuestionarlos.
Como bien se concluye al informe de la UAB, hay que contrarrestar la desinformación antifeminista y educar la sociedad en la importancia de las fuentes y el rigor. “Hay que fortalecer a los jóvenes para que no compren estos discursos”, concluye a Verificado Freixanet.
